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La amo


Siguiendo uno de los post que escribí la semana pasada sobre el odio, me atrevo a volver sobre el tema ,al encontrarme en internet con una carta interesante. El odio por la Iglesia Católica viene desde todos los frentes y uno de estos ataques, el que dice que la Iglesia Católica es "corrupta, inmoral y plagada de delitos", es el más típico. La carta fue escrita por el Padre Dwight Longenecker titulada "¿Por qué amo a la Iglesia católica corrupta y cargada de delitos?" en su blog Standing on my head. El padre Dwight Longenecker es párroco de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario en Greenville, Carolina del Sur. Es autor de varios libros sobre apologética, relatos de conversión y espiritualidad benedictina. Como me ha gustado su exposición la traigo a mi blog para compartirla con vosotros.

Mis tweets deben haberse retwitteado a una audiencia poco comprensiva porque luego apareció una respuesta que decía que cualquier persona que tuviera conciencia debería dejar de pertenecer a la "Iglesia católica corrupta, inmoral y llena de delitos".

Me parece curioso que en esta ola anti-católica los nuevos ateos y los viejos fundamentalistas recurran a muchos de los mismos ataques a la religión católica. El odio por la Iglesia Católica viene desde todos los frentes y uno de estos ataques, el que dice que la Iglesia católica es "corrupta, inmoral y plagada de delitos", es el más típico.

Nadie se detiene a pensar que ningún católico entendido discute que haya inmoralidad, delitos y corrupción en la Iglesia Católica.  Lo hemos sabido siempre.  De hecho, el mismo Señor Jesucristo dijo que las ovejas y las cabras estarían mezcladas y que el trigo y la paja crecerían en el mismo terreno.  De hecho, entre los santos apóstoles hubo algunos que eran menos que santos.  Judas fue un traidor que vendió al Señor y su alma por una bolsa de dinero y que luego se ahorcó.  Pedro fue un traidor elocuente, Tomás, un escéptico timorato, Pablo, un hombre violento e ignorante y un cómplice de asesinato.  La lista podría continuar.

Claro que hay inmoralidad, corrupción y delito en la Iglesia Católica.  ¿Qué esperaban? ¿Una secta rigurosa de blancos hacedores de buenas obras, sonrientes, de prolijo peinado, con zapatos lustrados y corbata, repartiendo folletos del Evangelio?  ¿Qué esperaban? ¿Un grupo de agradables ancianas que hornean galletas y administran un comedor de beneficencia?  ¿Qué esperaban? ¿Un grupo de activistas sinceros que bregan por un mundo políticamente más correcto para todas las personas por las que se debería sentir lástima?  Seguramente encontrarán grupos de hacedores de buenas obras como esos, pero no será la Iglesia Católica, sino más bien una suerte de secta aterradora en la que no querrían participar si tuvieran la oportunidad.

Por el contrario, en la Iglesia Católica -como en cualquier grupo de seres humanos- encontrarán a los buenos y a los malos todos mezclados.  Encontrarán la agonía y el éxtasis -la alegría y la pena-, al pecador y al santo, y ¿acaso no es eso lo que esperarían encontrar si estuvieran en la búsqueda de una religión auténtica?  ¿No es eso lo que encuentran cuando leen el Antiguo Testamento?  ¿No es eso lo que encuentran cuando leen la historia de la humanidad?  ¿No es eso lo que encuentran cuando estudian su propio árbol genealógico?  ¿No es eso lo que encuentran cuando se miran al espejo?

Entonces, no me preocupa realmente si la Iglesia católica está llena de delitos y corrupción y de una buena cantidad de pecadores, sino que me hace sentir como en casa.
La razón por la que amo a la 'Iglesia Católica corrupta y llena de delitos' es, en primer lugar, que todos admitimos que es así; segundo, que lamentamos que sea así; y tercero, que estamos intentando hacer algo al respecto.  La Iglesia Católica puede ser corrupta y estar llena de delitos, pero la Iglesia Católica también es la única institución que puede hacer algo al respecto.  Claro está que la Iglesia Católica está llena de pecadores del mismo modo que un hospital está lleno de enfermos.  El Señor no llama a los rectos, sino a los pecadores para que se arrepientan, y por ser esto así, deberíamos esperar que sean los pecadores los que respondan a la llamada, que entren a casa para resguardarse del frío y pregunten qué se necesita para que las cosas mejoren.

No estamos todos contentos con el delito, el pecado y la corrupción que hay en la Iglesia católica, pero no podemos imaginar ninguna otra iglesia distinta.  Los católicos somos una obra en curso y los que reconocemos que somos pecadores nos sentimos cómodos con las otras personas que también continúan trabajando en ello.  Como un grupo de alcohólicos anónimos: "Hola, mi nombre es Dwight.  Soy un pecador". Entonces, no me preocupa realmente si la Iglesia Católica está llena de delitos y corrupción y de una buena cantidad de pecadores, sino que me hace sentir como en casa.

Los que me preocupan son aquellos que tienen pretensiones de superioridad moral y que culpan a la Iglesia por eso.  ¿Piensan realmente que son tanto mejores que los demás?  ¡Caramba!  Esas son las personas que me ponen los pelos de punta y no los tristes pecadores que se sientan en los bancos de la Iglesia semana tras semana.  Al menos ellos saben que necesitan ayuda.  ¿Y los que piensan que no necesitan ayuda?  Sí, esos son limpísimos zombis que me dan escalofríos.

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13 comentarios

  1. Una maravilla Angelo....asi da gusto ....decirte que tambien me siento muy orgullosa de haber sido llamada a la Iglesia Catolica...ahora viene nuestra Fiesta mas solemne...en comunion la vivimos. Un abrazo.

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    1. Gracias Gosppi, a mi me interpela mucho los testimonios de este calado. No pueden dejarme indiferente, hacen que me cuestione muchas cosas y una de las que últimamente me resuena una y otra vez es el hecho de los daños colaterales que nuestra incoherencia con la fe recibida pueden producir. Creo que estamos en un tiempo de una profunda reflexión sobre nuestro testimonio de luz, preguntarnos una y otra vez si somos sal de verdad o nos hemos vuelto insípidos. La carta del padre Dwight, me sirve para sentirme orgulloso de pertenecer a la Iglesia pero a su vez me da un toque sobre mi aportación en ella para que haya más luz que tinieblas. Un abrazo querida amiga

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  2. Es la pura realidad, buenísimo.
    Gracias Angel

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  3. Una carta genial y es así cómo yo también lo veo y amo a la Iglesia cómo también amo a mis hijas con sus defectos porque yo soy la primera que estoy llena de ellos y entonces ¿Cómo voy a juzgar los pecados de los demás cuando yo también los tengo? La iglesia somos todos y por lo tanto es imposible que sea perfecta cuando el hombre no lo es aunque somos conscientes que debemos caminar hacia la santidad con nuestras caídas y defectos y además sabemos que si mostramos arrepentimiento somos perdonados........Y quién esté libre de culpa que tire la primera piedra y a esto no solamente me refiero a las personas corrientes,creyentes, ateas o agnósticas sino a cualquier organización, empresas, sindicatos, religiónes, partidos políticos, ONGS etc.etc. Saludos

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    1. Querido Charo: Gracias por tu aportación. ¿Sabes que pienso muchas veces? que si la alegría del resucitado no la experimentamos en nosotros mismos poco podemos hacer para que los demás se sientan atraídos a reconocer el origen de nuestra alegría. Y esa alegría va más allá de nuestras propias faltas y pecados porque conocemos a quien las borra y nos empuja a una vida de luz. El desastre viene cuando nos encerramos en mirar nuestras manchas sin la esperanza de que pueden quitarse. Este tiempo de Cuaresma nos ayuda a ese cambio. Un abrazo

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  4. Hola Angel, la Iglesia católica es el Cuerpo mistico de Cristo Jesus y es santa. En cambio el pecado vive en nuestro corazón, en nosotros que pertenecemos a la Iglesia. Cuando los enemigos de la Iglesia se den cuenta del tesoro encerrados en la misma Iglesia, tal como una perla dentro de la ostra, se convertirían también.
    Un grande abrazo

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    1. Ciao Cara: Si nos empeñamos en ser luz y testimonio para los demás, seguro que algunos "enemigos" cambian de bando. Un forte abbraccio

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  5. Guaoooo, me encantó, lo comparto. Un abrazo Angelo, ya sabes que siempre te sigo.

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    1. Querido Ramón. Gracias por tu presencia, me encanta que aparezcas por aquí. Ya llevamos unos cuantos años de amistad bloguera y es fantástico. Todo un honor para mí seguir contando contigo. Un fuerte abrazo

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  6. Subrayo la carta de este sacerdote de principio a fin.
    Amo a la Iglesia, es mi madre y como tal, sufro cuando la atacan y la critican, porque me atacan a mi directamente, a mi familia.
    No creo que sea mucho pedir que respeten mi fe y respeten mi forma de vivir.

    ¿Por qué los que más ferozmente la atacan y vierten sobre ella los calificativos más demoledores son los que menos la conocen, los que se auto excluyen? Que hablen de lo que viven ellos y dejen de emitir juicios de los demás porque, como leí una vez, "la Iglesia no es un museo de santos, es un hospital de pecadores".... por eso puedo sentirme Iglesia porque necesito ser sanada.

    Rezo por todos los que nos atacan, que Dios les bendiga y les toque el corazón.

    Gracias. Un abrazo

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    1. Querida Paula: algunos creen que ser cristiano resulta más fácil que no serlo, que nos sentimos mejores que los demás, y que estamos instalados en una cierta "comodidad" que se instala bajo la confesión de una fe en Cristo. En este mundo nuestro Dios es un extraño. No se le quiere.
      "Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución" (2 Timoteo 3,12).
      Pero nosotros no somos gigantes ni héroes. Somos gente común y sencilla, que se asusta ante la posibilidad del sufrimiento y la vergüenza.
      Toda persecución es dolorosa. Pero hay una persecución y un sufrimiento que son especialmente dolorosos o, mejor dicho, lamentables. Es la persecución que se origina en las propias culpas de los cristianos. A veces el mundo habla mal de los cristianos y de la iglesia, porque sus miembros se portan torpe y miserablemente. Y sinceramente creo que estamos en tiempos en los que los cristianos debemos preguntarnos a menudo que es lo que hacemos mal para que nos odien. Urge más que nunca, ser testimonios de una fe vivida de forma coherente, solo con intentarlo ya seremos portadores de luz.Muchísimas gracias por tu aportación al post. Un fuerte abrazo

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