Mira que lo sabemos, que lo hemos experimentado una y otra vez pero siempre acabamos olvidándolo. Cuando la angustia, la ansiedad, la desolación invaden nuestro ser, parece que nada ni nadie pueda ayudarnos a expulsarlos. La fe verdadera nos invita a pedir y creer sin ver ni sentir nada de nada. Cuando actuamos así, podemos decir que nuestra Fe está al 100%. Encontré una hermosa plegaria para esos momentos. La comparto con vosotros
"Señor, refrena esta loca carrera de pensamientos que hay en mi mente, enséname a detenerme en todo lo que me concedas vivir, Tu, Señor, amas mi felicidad, ayúdame a disfrutar con todo mi ser de cada regalo tuyo, no quiero despreciar las alegrías simples de la vida, por estar soñando con otras cosas que no tengo.
Serena mi ansiedad Señor, pacifica mi alma, para que yo pueda poner toda mi atención en lo que Tu me presentes a cada momento. Dame ansia de vivir este instante, de descubrirte en cada persona y en cada cosa, todo es importante si es un regalo venido de tu amor.
Mira esta ansiedad que me perturba y seréname, Señor, penetra en mi con tu calma divina. Ayúdame a descubrir que nada es urgente o indispensable. Enséñame a entregarme con todo mi ser en cada cosa, pero sin dejar que mi mente vuele hacia el futuro, aplaca mi ansiedad, Señor.
Yo quiero aceptarte a ti, como dueño y Señor de todo mi futuro y mis planes, quiero que todo suceda como te parezca mejor, como Tú sabes que será mejor. Muéstrame interiormente que yo no soy Dios, y que no puedo construir mi futuro con mi mente pequeña y limitada.
Con mis pobres fuerzas humanas, ayúdame a ver lo hermoso que es depender de Ti, dejar todo en tus manos, en ti seré fuerte, porque solo Tu eres Dios. Tú me protegerás, Señor, y en ti todo estará seguro y feliz, aunque no se cumplan mis proyectos, Tú me ayudaras a lograr lo que más necesito.
Dios mío, Tú el importante, Tú el infinito, que todo lo sostiene con el poder infinito, solo Tú mereces la adoración del corazón humano, y solo ante ti quiero postrarme, Tu Señor, con una hermosura que no se puede imaginar, no permitas que adore cualquier cosa como si fuera un Dios, no dejes que me arrastre detrás de las cosas de este mundo.
Nada vale tanto, solo Tú eres valioso en mi vida. Señor mío, cura esta ansiedad con mi mirada, ayúdame a luchar con paz y gozo, caminando firme y sereno bajo tus ojos, bajo Tu mirada.
Dame tu luz, Señor, sé que me comprendes, que perdonas mis pensamientos y mis errores, siempre puedo empezar de nuevo, sin ansiedades.
Gracias, Señor, por confiar en mí, gracias porque puedo poner en ti mi confianza, Tu eres toda la armonía que necesito, en ti no hay aburrimiento ni ansiedad, Tu eres vida intensa y plena y al mismo tiempo una inmensa serenidad.
Por eso Señor, si Tú invades mi vida, mi ansiedad desaparecerá por completo. Libérame, Señor, de todas esas ataduras interiores que me llevan a la inquietud, al desorden.
Dios de paz, armoniza mi pensamiento y mi energía, ordena mi vida, pasa tu mano Jesús, serena mi corazón, dame tu eterna alegría, serena mi cuerpo que se enferma de esas prisas del alma, Señor mío, dame un corazón humilde, que no esté atado a las vanidades, a los reconocimientos o a los aplausos.
Dame un corazón simple que sea capaz de todo, pero dejándote a ti la gloria y el honor. Derrama Señor, en mí tu gracia, para que viva desprendido de los frutos de mis esfuerzos, y pueda hacer siempre todo para tu gloria sin obsesiones.
Dame Jesús, ese desprendimiento feliz, libérame del orgullo tonto, para que pueda trabajar intensamente, pero sin ansiedades ni inquietudes. Cólmame Señor, de tu amor para mí".
Amen.