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Aquellos que te lastiman



Esta mañana, me ha llamado la atención , la introducción que el sacerdote ha hecho en la misa. “Hoy vamos a ofrecer la Eucaristía por los que nos hacen sufrir”. Zas… he sentido un latigazo en mi interior. ¡Óyelo bien, hoy vas a pedir por aquellos que te lastiman!

Todo mi pensamiento durante la Eucaristía ha transcurrido sobre esta petición. Suelo rogar, por los enemigos, pero es que muchas veces, los que nos hacen sufrir, son los que más cerquita tenemos, aquellos que más amamos, de ahí que me chocara la intención que hoy presentábamos en la misa. 

Y es que no siempre, los que te hieren, son conscientes de su culpa. Nos puede dañar una de sus palabras hirientes, que nos humillen,la infidelidad, los prontos temperamentales, aquella fecha olvidada,  el detalle que ya no llega, la amistad que baja un escalón porque otra te ha pasado, el trabajo no valorado…

Llega el momento de la primera lectura y entiendo el porqué de nuestra ofrenda. La preciosa carta de San Pablo a los Corintios , exhortándonos a la caridad. Para mí, lo más bello que se ha escrito sobre el amor. Siempre experimento alegría, paz y consuelo, cuando la leo o la escucho.Siempre deseo, que esta carta sea leída con lentitud, haciendo hincapié en cada frase. 

“Si no tengo amor, no soy nada”…”El amor no pasa nunca”… “Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites”… (1Cor.13)

San Juan de la Cruz nos dice: "Donde no hay amor, pon amor y encontrarás amor". No es fácil, al menos para mí no lo es. Cuando nos hiere alguien querido, duele más que cuando lo hace un desconocido y no siempre se acepta, y en lugar de llevarlo a la oración, solo  me centro en el daño que me ha hecho.¡Qué difícil decirle al Señor : “Bendice con tus gracias a éste que acaba de ofenderme” y qué fácil olvidarse de que también yo pronuncio en más de una ocasión,  palabras hirientes, practico la traición, y hago florecer mi mal  temperamento. También yo olvido esa fecha importante, la rutina me ciega para tener detalles, dejo aparcadas amistades y no agradezco lo que hacen por mí.

San Pablo lo ha dicho muy bien: “Si no tengo amor, no soy nada” de nada sirve todo lo demás. Cada día en el Padre nuestro, decimos “perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a quien nos ofende”… ¡Cada día!... No es el otro, el que debe cambiar. ¡Soy yo el que debe hacerlo, aunque me lleve toda la vida intentarlo!

En el diario de Santa Faustina puede leerse: "Durante la Santa Misa vi a Jesús tendido en la cruz y me dijo: Discípula Mía, ten un gran amor para aquellos que te hacen sufrir, haz el bien a quienes te odian. Contesté: Oh Maestro mío, si Tú ves que no les tengo el sentimiento del amor y eso me entristece. Jesús me respondió: El sentimiento no siempre está en tu poder; si tienes el amor lo reconocerás por si tras experimentar disgustos y contrariedades no pierdes la calma, sino que rezas por aquellos que te han hecho sufrir y les deseas todo lo bueno." (D.1628)

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6 comentarios

  1. Si...ya lo creo que hay que rezar por quien nos lastima.
    Viene,que ni al pelo,en estos dias.

    Un cariñoso saludo.

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    1. Querida Belén "en estos días" es muy amplio pero si te refieres a la sociedad de hoy día, cada vez se encuentra menos lugar para el perdón y más para la venganza y el odio por eso , por eso nunca debemos perder de vista el texto de San Pablo sobre el amor." Aguanta sin li´mites, disculpa sin límites".... Un abrazo

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  2. Millones de gracias!! Me has ayudado mucho con esta reflexión!!
    Cuanta razón en todo lo que dices. En este año que comenzaremos en breve dedicado a la misericordia me voy a centrar en conocer más a fondo a Santa Faustina Kowalska, su persona, sus pensamientos, su espiritualidad para poder crecer y acercarme más a la Divina Misericordia.

    Un abrazo fuerte!!

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    1. Querida Emma, me parece muy interesante que cites el año de la misericordia porque realmente será una gracia para todos aquellos que quieran entrar en ella; solo podremos ser misericordiosos de verdad si aprendemos de quien es la Misericordia en esencia pura. Muchas gracias. Un fuerte abrazo

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  3. Pues sí que es dificil, olvodar una ofensa por pequeña que sea si proviene de tus seres queridos mas cercanos, revolotean ese pensamiento una y otra vez a pesar de la entrega de tu dolor al Señor, pero es nuestra tarea. Seguro se encargará de aliviarnos a medida que lo hacemos con verdadera intención. Un abrazo.

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  4. Muy buena reflexión!!!! gracias y un beso! Flor

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