MI QUERIDO AMIGO ANONIMO



En el mes de octubre , recibí un comentario de un anónimo que conocía ,por haber  entrado varias veces en el blog, a compartir su opinión sobre el tema tratado. No coincidimos, pero algo positivo  para mí, salió de nuestra discrepancia, una lección de la que yo sería el principal beneficiario.

Tal vez mi réplicas  iban acompañadas  de soberbia, y ante ella, su reacción ,fué la de aplicar el evangelio. Me sentí vencido,como David lo hizo con Goliat. La arma que utilizó fue ,la que gana muchas batallas. ¡La humildad!. He aquí lo que dejó en su último comentario:

“Angelo, habiendo roto mi anonimato, me voy a retirar de este y otros blogs, no sin antes pedir disculpas a usted y a sus comentaristas, si en algún momento he faltado al respeto, con mis palabras que no era la mejor forma ni la mejor manera, lo siento.
Únicamente la voy a pedir dos cosas por favor, una, traslade mis disculpas a todos, y otra rece por mí ya que no me encuentro en un buen momento personal y lo mejor que puedo hacer es retirarme. Ojala encuentre pronto la paz y el sosiego que necesito. Un cordial saludo.

Confieso que esas palabras, derrumbaron algunas cosas en mi interior. Experimenté que había recibido una lección.Quedé atrapado por su comentario, y la petición de oración que se me hacía, me interpeló fuertemente. No he dejarlo de encomendar, a este  amigo anónimo a diario. No he podido olvidarme de él. ¡¡¡Yo fui el favorecido!!!

Sé, que sigue entrando a diario en este blog. Desde aquí quiero abrazarle, darle las gracias y alentarle a que confíe siempre en el poder de la oración. Dios está siempre. Como escribió Kierkegaard : “La oración no cambia a Dios, pero cambia a quien ora”.


Ya conocéis lo que siempre digo: “Jesús no miente” todas sus palabras son Verdad y Vida ;hay que creerlas con toda nuestra mente y corazón. Y si Jesús dice: “que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido” (Jn 16,23,24), es que nos lo dará.

Querido anónimo, estoy contigo, cada día salgo a tu encuentro, cada jornada te presento ante el Señor ,y sé que El te concederá la paz y el sosiego anhelado. ¡No te olvido!

¡Alabado sea Jesucristo!