En estos momentos en los que escribo esta carta , estáis volviendo de una de las mayores manifestaciones que se han hecho en este país. Formáis parte de un hecho histórico. Imagino que estaréis agotados. Menudo palizón os estáis metiendo. Salisteis ayer de casa a las 5 de la mañana , solo habéis bajado del autocar para gritar en alto Sí a la Vida. Dos voces más, dos voces muy importantes.
Hemos vivido cada momento del día unidos a todos los asistentes. Yo le decía a mamá que nunca podreis olvidar este día, y espero que quede marcado fuertemente en vuestros corazones.
Miro el esfuerzo de tantos otros niños, jóvenes, adultos y ancianos que han hecho un viaje similar. Han pagado el precio del cansancio, del sacrificio, de la renuncia, de un esfuerzo que para muchos ha sido enorme.
Días atrás decía en un foro de internet, -en el que algunos argumentaban su no asistencia-, que por respeto a los que concurrían desde lejos, merecían encontrar un ambiente solidario, donde se sintieran recompensados por su esfuerzo en la misma causa común. Sé, que hay muchos que hoy, tenían la manifestación a las puertas de su casa y se han quedado sentados en el sofá tranquilamente, viendo o no por televisión y deseando en algunos casos el fracaso de la misma. ¿Sabéis porqué? Porque se han perdido en discusiones inútiles sobre el lema de la marcha, o de matices políticos. Excusas .
Mamá y yo damos gracias a Dios por el testimonio y ejemplo que nos habéis dado. Hemos vivido emocionados esta marea humana que ha gritado bien fuerte Sí a la Vida.
Nos habéis hecho un magnífico regalo. Habéis representado a toda la familia. Habéis sido un ejemplo para vuestros hermanos pequeños, quienes ya desean asistir a la próxima.
Felicito y doy gracias a Dios por todos los que han estado.Los valientes y comprometidos. Siento tristeza por los tibios que pierden la oportunidad de luchar por tantos niños que esperan nacer y no lograrán hacerlo.No los imitéis nunca.