DE TODOS LOS BAUTIZADOS
Cuando uno descubre la Liturgia de las horas se encuentra con un gran tesoro. Elevar a Dios la misma oración que el Papa, los obispos, los sacerdotes y religiosos , que en cualquier parte del mundo, realizarán en esa jornada, hace que uno sienta de verdad el vínculo eclesial .Descubrirla, supuso para mí encontrarme con la belleza de los salmos y la meditación de los mismos. No puedo más que invitar a los que no conocen esta forma de alabanza a Dios al empezar y terminar nuestra jornada, que se introduzcan en ella. Los últimos Papas han insistido en que los laicos se adentren en esta riqueza espiritual de alabanza al Creador.
La Liturgia de las Horas es la oración de la Iglesia que alabando a Dios e intercediendo por los hombres, prolonga en la tierra la función sacerdotal de Cristo. Ahora bien, la Iglesia la forman todos «aquellos hombres a los que Cristo ha hecho miembros de su Cuerpo, la Iglesia, mediante el sacramento del bautismo», no únicamente una parte de ellos; por consiguiente, la Liturgia de las Horas «pertenece a todo el cuerpo de la Iglesia», no sólo a los sacerdotes y religiosos contemplativos, como se ha venido pensando durante los últimos siglos.
La capacitación para tomar parte en esta oración no es, por tanto, consecuencia del sacramento del orden ni de la profesión monástica, sino del bautismo y de la confirmación. La entrega del Padrenuestro a los catecúmenos, tal como se realiza en la iniciación cristiana de adultos, viene a ser como el rito expresivo de que todo bautizado recibe la misión de orar en nombre y como miembro de la Iglesia. Este libro que hoy ponemos en manos de los fieles quiere, pues, devolver la oración eclesial a sus verdaderos destinatarios, es decir, a todos los bautizados.
Por diversos avatares de la historia, sobre todo cuando, a raíz del nacimiento de las lenguas vernáculas, el latín pasó a ser dominio exclusivo de los clérigos, los laicos fueran abandonando la participación en la oración común de la Iglesia, y el Oficio divino quedó cada vez más en manos de sólo los clérigos y los monjes; con ello, aunque el Breviario continuó llamándose «oración de la Iglesia», en realidad, se convirtió en plegaria exclusivamente monástica y clerical. Y lo que al principio fue sólo práctica decadente - los laicos, de hecho, no participaban en la salmodia eclesial - se erigió después casi en principio doctrinal: rezar el Oficio divino se presentó como competencia exclusiva de los sacerdotes y monjes.
A partir de esta visión, el rezo de la Liturgia de las Horas empezó a relacionarse, no con el bautismo, que nos incorpora a la Iglesia, sino con la ordenación o con la profesión monástica, que da únicamente una función determinada o consagra un carisma particular. Esta visión, ciertamente inadecuada, se corrigió, y el Oficio divino volvió a aparecer como la oración de todos los bautizados.
Los progresivos pasos de apertura de la oración litúrgica a todos los bautizados, se manifiestan en los documentos conciliares, y alcanzan finalmente su término definitivo en los dos documentos preliminares de la nueva Liturgia de las Horas, la Constitución apostólica Laudiscanticum y los Principios y Normas generales de la Liturgia de las Horas. En ambos documentos se afirma sin equívocos que el Oficio divino corresponde a todos los bautizados.
Afirma con toda claridad que la plegaria de las Horas es propia de todo el pueblo y que, precisamente por ser oración de todos los bautizados, «expresa la voz de la amada Esposa de Cristo, los deseos y votos de todo el pueblo cristiano». Esta es la razón, por la que el rezo de las Horas en la reforma litúrgica «ha sido dispuesto y preparado de suerte que puedan participar en él no solamente los clérigos, sino también los religiosos y los mismos laicos» y por la que también su rezo se propone «a todos los fieles, incluso a aquellos que legalmente no están obligados a él. »
La Liturgia de las Horas es propia del conjunto de todos los fieles; se dice, en efecto, que «la Liturgia de las Horas, como las demás acciones litúrgicas, no es una acción privada, sino que pertenece a todo el cuerpo de la Iglesia, lo manifiesta e influye en él». «Por tanto, cuando los fieles son convocados y se reúnen para la Liturgia de las Horas, uniendo sus corazones y su voces, visibilizan a la Iglesia». También se alude a los que, no pudiendo unirse a una asamblea local, rezan en solitario el Oficio y, con esta oración solitaria, aunque físicamente dispersos por el mundo, logran, con todo, orar con «un solo corazón y una sola alma» y participar así de la oración común, seguramente porque a ellos les sería difícil acudir a la celebración comunitaria.
¡Alabado sea Jesucristo!
12 comentarios
Maravilloso Ángelo, yo rezo el oficio divino porque así realmente vivo y siento la comunión con mis hermanos de la forma más hermosa: orar con las mismas palabras. Verdaderamente debemos rescatar para los laicos ese tesoro maravilloso que es el oficio divino.
ResponderEliminarHola Angelo:
ResponderEliminarQué bello post, tienes razón, La Liturgia de las Horas es maravillosa. Es la unión con toda la Iglesia del Universo.
Alguna vez leí e hice mía: Al leer los salmos quedate con lo que más te guste, lo que más te llene, aquello que te diga algo y meditalo, dezmenúzalo, interiorizalo. Y siempre hallarás algo nuevo.
Un abrazo en Jesús y María,
Inés María
Desde el trajín, y aun con cierto agobio, no quiero faltar a mi cita en este blog, porque son muchas ya las ausencias.
ResponderEliminarEste post es magnífico, yo te agradezco muy profundamente esta invitación... Cualquier modo de mantener una presencia constante de DIOS cada vez se hace necesaria, tanto personal como socialmente. Y esta liturgia, que nos "ata" en Comunión es imprescindible. ABRAZOS
Es hacer comunión tambien con todos los hermanos del mundo. Dificil de explicar, pero tú lo haces de maravilla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un saludo Angel, gracias por pasar...
ResponderEliminarNo me ha dado tiempo ha lelerlo todo,
precisamente este sabado tenemos en mi familia un bautizo y me acordare de esta entrada tuya.
Un abrazo amigo
El invento del siglo: Magnificat para Iphone :-) Un abrazo enorme, Angel
ResponderEliminarMe enriquece el alma al pensar que somos muchisimos los que lo rezan, y eso me da mucha alegria. Una entrada muy necesaria Angelo gracias y que el Señor te siga bendiciendo.un abrazo.
ResponderEliminarYa me ha llegado por varias vías la invitación a hacer la liturgia de las horas, supongo que es una invitación del Señor a ello.
ResponderEliminarLo que de verdad veo de valor es precisamente ese hacer comunidad, porque orar ya lo hago con un buen plan de oración.
Volveré a replantearmelo.
Un saludo Ángelo!
La mia nipotina Sara riceverà il Battesimo il 2 ottobre prossimo.
ResponderEliminarCaro Angelo mi piace molto la Madonnina che hai a destra.
La porto anche sul mio blog.
Grazie.
Muy bien expresado Ángelo. En casa intentamos rezarlo todos los días. Y hacer el mayor número posible de esas oraciones juntos, por lo menos el matrimonio.
ResponderEliminarEs como la savia que alimenta las plantas, como la sangre que corre por nuestro cuerpo. Si se para, se para la Vida.
Buenas tardes Ángelo. Sería maravilloso que fuera de todos los bautizados, por ahora tan sólo de los que siguen a Pedro, el resto no aunque tienen abiertas todas las puertas tras la reconciliación, claro.Un abrazo.
ResponderEliminarBuena explicación. Muchas veces pensamos que se trata de algo propio de religiosos o consagrados. La liturgia de las horas es para todos y ahora, con internet, es fácil acceder a ella.
ResponderEliminarTe invito a dejar tu opinión .Sepamos ofrecer lo mejor de nosotros. Bienvenida la crítica, acompañada siempre de la cortesía.