LA ALEGRÍA CRISTIANA - 101 AÑOS
Ángel:
Te llamé esta mañana para decirte que se ha muerto mi padre.
Dormí con él esta noche, me fuí a las siete de la mañana y lo deje tranquilo.
A las 11 me avisaron que no respiraba.
Ha vivido 101 años y 6 meses. Casado durante 72 años queriendo con locura a mi madre. Ella tiene 99.
Ha sido un hombre bueno, bueno y durante toda su vida.
Sólo te pido una pequeña oración.
Un abrazo.(Una madre agradecida)
Dormí con él esta noche, me fuí a las siete de la mañana y lo deje tranquilo.
A las 11 me avisaron que no respiraba.
Ha vivido 101 años y 6 meses. Casado durante 72 años queriendo con locura a mi madre. Ella tiene 99.
Ha sido un hombre bueno, bueno y durante toda su vida.
Sólo te pido una pequeña oración.
Un abrazo.(Una madre agradecida)
Es el e-mail que nuestra querida madre agradecida me ha enviado. Cuando la conocí , hablamos del momento de la muerte de sus padres, al enterarme de las edades de los mismos. Ella me manifestó que no deseaba las palabras de pésame que solemos utilizar, sino la alegría y esperanza que la fe nos da ante el momento de presentarnos en la casa del Padre.
No se me ocurre más que pediros vuestra oración, esa que siempre acompaña todos los momentos importantes de nuestra vida.
Encontré hace tiempo una preciosa exhortación del Papa Pablo VI sobre la alegría del cristiano. Os la recomiendo, es bellísima. Al final os pongo el enlace. Extraigo los párrafos, que hoy me parecen adecuados ante este nuevo encuentro de un alma con Dios.
Mi abrazo, mi oración y mi gran cariño a una madre agradecida y a su hijo Manuel, (nuestro seminarista)
Sería también necesario un esfuerzo paciente para aprender a gustar simplemente las múltiples alegrías humanas que el Creador pone en nuestro camino: la alegría exaltante de la existencia y de la vida; la alegría del amor honesto y santificado; la alegría tranquilizadora de la naturaleza y del silencio; la alegría a veces austera del trabajo esmerado; la alegría y satisfacción del deber cumplido; la alegría transparente de la pureza, del servicio, del saber compartir; la alegría exigente del sacrificio. El cristiano podrá purificarlas, completarlas, sublimarlas: no puede despreciarlas. La alegría cristiana supone un hombre capaz de alegrías naturales.
Frecuentemente, ha sido a partir de éstas como Cristo ha anunciado el Reino de los Cielos.
Se puede hablar aquí de la tristeza de los no creyentes, cuando el espíritu humano, creado a imagen y semejanza de Dios, y por tanto orientado instintivamente hacia él como hacia su Bien supremo y único, queda sin conocerlo claramente, sin amarlo, y por tanto sin experimentar la alegría que aporta el conocimiento, aunque sea imperfecto, de Dios y sin la certeza de tener con El un vínculo que ni la misma muerte puede romper. ¿Quién no recuerda las palabras de San Agustín: "Nos hiciste, Señor, para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que repose en Ti"?
No se me ocurre más que pediros vuestra oración, esa que siempre acompaña todos los momentos importantes de nuestra vida.
Encontré hace tiempo una preciosa exhortación del Papa Pablo VI sobre la alegría del cristiano. Os la recomiendo, es bellísima. Al final os pongo el enlace. Extraigo los párrafos, que hoy me parecen adecuados ante este nuevo encuentro de un alma con Dios.
Mi abrazo, mi oración y mi gran cariño a una madre agradecida y a su hijo Manuel, (nuestro seminarista)
Sería también necesario un esfuerzo paciente para aprender a gustar simplemente las múltiples alegrías humanas que el Creador pone en nuestro camino: la alegría exaltante de la existencia y de la vida; la alegría del amor honesto y santificado; la alegría tranquilizadora de la naturaleza y del silencio; la alegría a veces austera del trabajo esmerado; la alegría y satisfacción del deber cumplido; la alegría transparente de la pureza, del servicio, del saber compartir; la alegría exigente del sacrificio. El cristiano podrá purificarlas, completarlas, sublimarlas: no puede despreciarlas. La alegría cristiana supone un hombre capaz de alegrías naturales.
Frecuentemente, ha sido a partir de éstas como Cristo ha anunciado el Reino de los Cielos.
Se puede hablar aquí de la tristeza de los no creyentes, cuando el espíritu humano, creado a imagen y semejanza de Dios, y por tanto orientado instintivamente hacia él como hacia su Bien supremo y único, queda sin conocerlo claramente, sin amarlo, y por tanto sin experimentar la alegría que aporta el conocimiento, aunque sea imperfecto, de Dios y sin la certeza de tener con El un vínculo que ni la misma muerte puede romper. ¿Quién no recuerda las palabras de San Agustín: "Nos hiciste, Señor, para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que repose en Ti"?
Esta alegría de estar dentro del amor de Dios comienza ya aquí abajo. Es la alegría del Reino de Dios. Pero es una alegría concedida a lo largo de un camino escarpado, que requiere una confianza total en el Padre y en el Hijo, y dar una preferencia a las cosas del Reino. El mensaje de Jesús promete ante todo la alegría, esa alegría exigente; ¿no se abre con las bienaventuranzas? "Dichosos vosotros los pobres, porque el Reino de los cielos es vuestro. Dichosos vosotros lo que ahora pasáis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos vosotros, los que ahora lloráis, porque reiréis".
Por eso el cristiano, sometido a las dificultades de la existencia común, no queda sin embargo reducido a buscar su camino a tientas, ni a ver la muerte el fin de sus esperanzas. Desde hace veinte siglos esta fuente de alegría no ha cesado de manar en la Iglesia y especialmente en el corazón de los santos. El primer puesto corresponde a la Virgen María, llena de gracia, la Madre del Salvador. Acogiendo el anuncio de lo alto, sierva del Señor, esposa del Espíritu Santo, madre del Hijo eterno, ella deja desbordar su alegría ante su prima Isabel que alaba su fe: "Mi alma engrandece al Señor y exulta de júbilo mi espíritu en Dios, mi Salvador...
Después de María, la expresión de la alegría más pura y ardiente la encontramos allá donde la Cruz de Jesús es abrazada con el más fiel amor, en los mártires, a quienes el Espíritu Santo inspira, en el momento crucial de la prueba, una espera apasionada de la venida del Esposo. San Esteban, que muere viendo los cielos abiertos, no es sino el primero de los innumerables testigos de Cristo.
Por eso el cristiano, sometido a las dificultades de la existencia común, no queda sin embargo reducido a buscar su camino a tientas, ni a ver la muerte el fin de sus esperanzas. Desde hace veinte siglos esta fuente de alegría no ha cesado de manar en la Iglesia y especialmente en el corazón de los santos. El primer puesto corresponde a la Virgen María, llena de gracia, la Madre del Salvador. Acogiendo el anuncio de lo alto, sierva del Señor, esposa del Espíritu Santo, madre del Hijo eterno, ella deja desbordar su alegría ante su prima Isabel que alaba su fe: "Mi alma engrandece al Señor y exulta de júbilo mi espíritu en Dios, mi Salvador...
Después de María, la expresión de la alegría más pura y ardiente la encontramos allá donde la Cruz de Jesús es abrazada con el más fiel amor, en los mártires, a quienes el Espíritu Santo inspira, en el momento crucial de la prueba, una espera apasionada de la venida del Esposo. San Esteban, que muere viendo los cielos abiertos, no es sino el primero de los innumerables testigos de Cristo.
También en nuestros días y en numerosos países, cuántos son los que, arriesgando todo por Cristo, podrían afirmar como el mártir san Ignacio de Antioquía: "Con gran alegría os escribo, deseando morir. Mis deseos terrestres han sido crucificados y ya no existe en mí una llama para amar la materia, sino que hay en mí un agua viva que murmura y dice dentro de mí: "Ven hacia el Padre".
Pablo VI (La alegría cristiana)
Pablo VI (La alegría cristiana)
17 comentarios
Me uno con la oración y le doy también todo mi cariño a Madre Agradecida, se que ella agradece a Dios la vida ya cumplida de su padre.
ResponderEliminarEn cuanto a lo demás ¡que decirte!, la muerte no es el final si no el comienzo que tanto ansiamos, solo nos queda mirarla de frente con la esperanza de saber que nuestros pasos en la tierra son solo un aproximarse a la dicha que nos espera. las dificultades de esta vida han de servir para que sepamos de verdad alcanzar el Reino de Dios un dia, las dificultades de la vida si se ponen en las manos de Dios dejan de ser tales dificultades...para convertirse en motivo de unión con el Padre.
Las Bienaventuranzas son un canto a la esperanza, un canto que no debieramos dejar de repetir porque en él Dios nos ofrece el remedio absoluto.Un abrazo
Querida Madre Agradecida:
ResponderEliminarLa perdida de un ser tan maravilloso como es él padre de una, es un dolor profundo,pero en el alma y el corazón queda él amor que le hemos brindado, los detalles de amor , son y dejan huella inolvidables, siento de verdad en el corazón tu dolor y la alegría de su resurrección en Jesús,gracias por compartir con nosotros esta partida a la casa del padre , que significa la entrada a la vida misma , En Jesús y María con todo nuestro cariño.
Me uno en la Oracion y decir a "una madre agradecida" que mi sonrisa esta dispuesta siempre para ella, que en estos momentos sonrio hacia el cielo y pienso en su papa con alegria, pues el esta con Dios en el cielo y desde alli, querida amiga, el a su vez seguro que sonrie al verte.
ResponderEliminarAdemas, seguro que se ha encontrado con el mio y ya estan dandose un abrazo. Com el que nosotras nos damos amiga. Igualito.
Que mas decir...
Angelo, gracias por este post.
Que Dios os bendiga a todos hermanos.
"Una Madre agradecida": felicidades. Me uno a la oración por tu padre y también por tu madre y por ti. Gracias por este testimonio de fe y confianza en el Señor. Como dice Oceanida, cuenta también con mi sonrisa.
ResponderEliminarÁngel, gracias por compartir esto con nosotros. Tus posts son cada vez má profundos. Te leo para aprender. Un abrazo!
Cuenta con mi oración.
ResponderEliminar¡Vaya racha llevamos! Siendo frívolo o será que ¿Dios quiere tener mucha gente a su lado?
Un abrazo Ángel y muchas gracias por todo.
Una frase que siempre me gustó: "Pasó a mejor vida". hay personas de las que se puede dejir con orgullo.
ResponderEliminarMe uno a la oración.
un abrazo
Madre agradecida. Cuenta con la oración.
ResponderEliminar"La vida de los que en Ti creemos, Señor, no termina se transforma". Esta es nuestra fe.
Un abrazo lleno de esperanza.
<<“Bienaventurados los muertos que mueren en el Señor y desde ahora“. Sí, dice el Espíritu, que descansen de sus fatigas, pues sus obras los siguen>>
ResponderEliminarApocalipsis, 14 (13)
No se que decir. Un momento asi requiere solemnidad, es un paso muy importante el de esta vida a la Otra.Un abrazo a toda la familia
ResponderEliminarMi oración por todos y cada uno de los miembros del Cuerpo Místico.
ResponderEliminarYo también me uno a la oración por el alma de tu padre, Madre Agradecida.. y por vosotros, un fraternal abrazo.
ResponderEliminarMe siento abrumada por vuestro cariño.
ResponderEliminarGran Visigoda, cada día más cerca...
Nerea, gracias, espero verte pronto.
Oceáinida, gracias por tu sonrisa, sonríe siempre pues Dios te ama mucho.
Bate, gracias por las palabras del Apocalipsis, es uno de mis libros preferidos de la Biblia.
Eligelavida, Mercuzzio, Luis y María Jesús, María, Bruce, MªTeresa
Gracias a vosotros, de vez cuando visito vuestros blogs y se me abren nuevos horizontes.
mrswells, gracias por no saber qué decir, hay palabras que hablan en el silencio. Un abrazo muy fuerte.
Ángelo, GRACIAS por el post, hay una frase que vuelvo a escribir para que nos fijemos de nuevo:
Después de María, la expresión de la alegría más pura y ardiente la encontramos allá donde la Cruz de Jesús es abrazada con el más fiel amor, en los mártires, a quienes el Espíritu Santo inspira,...
Dios os siga bendiciendo.
ANGELO QUERIDO:GRACIAS POR VISITARME,YO SIEMPRE PASO POR TU CASA Y ENCUENTRO BELLAS PALABRAS.ME UNO A LA ORACION DE UNA MADRE AGRADECIDA.
ResponderEliminar¿ESTAS BIEN QUERIDO AMIGO?PUES HE REZADO MUCHO POR TI...
SE QUE SIGUES CAMINANDO AUN CUANDO SABEMOS QUE LA PUERTA SE VA ESTRECHANDO..LO IMPORTANTE ES SEGUIR,PIDIENDO FUERZA AL DIVINO ESPIRITU SANTO.
ABRAZOS AMIGO!!!
Hola Angel, con gusto y alegría también elevare a Dios mi oración por ese hombre bueno, bueno y seguramente allí la alegria de su partida, sin duda estara disfrutando de la presencia del Señor que bonito, hace poco me decia una persona, vivo dias felices y de nostalgia pero nostalgia por llegar a la casa del Padre, seguramente allá sera la alegría desbordante, quien vive en Dios no morira para siempre. Estoy de acuerdo con Eligelavida, te leemos para aprender aunque no siempre comente. un gran abrazo,extensivo a una madre agradecida.
ResponderEliminarHace unos meses leí un libro que me ofrecieron, lo acepté de mala gana, con la intención de no leerlo, quizás solamente ojearlo.
ResponderEliminarSe trataba de "Entre el cielo y la tierra", de María Vallejo-Nájera. Tengo que reconocer que me enganchó desde el principio y terminó impactándome seriamente.
Desde aquel momento, yo no soy muy adicto a este tipo de oraciones, rezo diariamente la oración de Santa Brígida. Lo hago porque me siento comprometido con las almas del Purgatorio, y creo profundamente en ello.
Por eso, madre agradecida, tus padres están metidos en mi oración desde ese día, y muchos más. Sonrío cuando sé que les ayudo a mejorar y ellos harán lo mismo con todos nosotros.
Es hermoso estar conectados y unidos, pues todos vamos a vernos junto al PADRE algún día.
Un fuerte abrazo para todos, mañana estaremos juntos a María en el Santo Rosario.
C:\Users\salvador\Documents
Me uno a vuestra oración! Gloria al Señor por el don de la fe que ha regalado a "una madre agradecida"...mis oraciones también por ella y todos los suyos.
ResponderEliminarAbrazo
Susana
Madre Agradecida,creo que también te puedes llamar Hija Agradecida, que amor transmites en tus palabras a Ángel por tu padre y tu madre, que tu padre descanse en paz y brille para él la luz perpetua, que descanse en paz, amén. Hago un padre nuestro, ave ma´ria y gloria por él.
ResponderEliminarAbrazo en Cristo.
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