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Para nosotros, para los demás


¿Cuántas veces nos ha pasado, que al ser atendido por una persona en cualquier empresa, ésta lo ha hecho con una sonrisa? Un gesto sencillo, inofensivo y gratuito que genera a nivel comunicativo un gran impacto emocional a la persona a la que se la ofrecemos.

He mencionado en post anteriores, que yo era uno de los convencidos de que el Covid tras el primer confinamiento, nos haría mejores personas, que nuestras relaciones mejorarían, que la tolerancia, el respeto, la solidaridad, la paciencia y la educación serían las notas que predominarían en esta “nueva sociedad”. Desgraciadamente no ha sido así y palpamos un mundo mas agresivo, desconfiado, irrespetuoso e insolidario. No quiero detenerme en ello, sino en algo más positivo, como es una sonrisa, capaz de convertirse en un verdadero alivio y bienestar para quien la recibe.

Como dice un buen amigo, si tuviera que pedirle a Dios un don, sería probablemente el supremo arte de la sonrisa. Tengo un  joven vecino que desde el primer día que lo conocí me ofreció una  hermosa sonrisa, de esas que sabes salen del corazón y desde entonces disfruto cuando tropiezo con él,  porque siempre me dedica ese gesto, lo que me invita a detenerme y cruzar unas palabras.  Conozco a otras personas de mi entorno que me tienen cautivado igualmente con la suya. Me gusta encontrarme con ellos, busco casi de forma egoísta esa expresión en su cara, esa que me invita a dejarme contagiar y que invada mi ser. Sí, realmente es un don que me gustaría me fuese concedido. No tengo fama precisamente de ejercerlo, pero sigo en el empeño de mejorarlo, viendo el efecto que en mí produce la de los demás.

Escribía León Tolstoi : “ Si quieres ser feliz, empieza” ¿y por donde empezar, si no es con una sonrisa? La sonrisa propicia, no aquella mentirosa, irónica, despectiva, de esas que Shakespeare decía en una de sus comedias: “ Se puede matar con una sonrisa” . Yo quiero escribir sobre aquella que surge de un alma con luz.

La amistad, la confianza, la pasión, la alegría, la positividad, y tantas otras emociones que hacen querer contagiarnos, reclaman casi siempre ese gesto que resume todo: la sonrisa propicia. Cuando sonreímos chispeamos, avivamos esperanzas, es para nosotros, es para otros, es de por vida. Ofrece gratitud, satisfacción, benevolencia, desencadenando sentimientos positivos. Con ella se pone en movimiento el pensamiento brillante, se celebra la belleza, relajamos el ánimo, sentimos un estado de gracia. 

Lo que me asombra, sin embargo, es la desaparición cada vez mayor entre las personas de este gesto tan importante en un momento histórico como el que vivimos, en el que más que nunca, se necesita una sonrisa. Parece que sonreír a los demás es sinónimo de mediocridad o de un nivel social diferente, hacia la persona a la que sonreímos. Ahora que me toca pasear a la más peque de la casa, descubro asombrado que ni la belleza de la inocencia, la candidez y la fragilidad de un bebe, es capaz de arrancar esa mueca.  Veo rostros impasibles ante la mirada que estos pequeños les lanzan o el saludo que con ingenuidad dirige  al pasar. Es muy triste comprobar que un bebé, no extrae una sonrisa ante el cruce de miradas con él.

Entiendo que siempre tenemos prisa, que tenemos mil compromisos, que los problemas a veces se vuelven aparentemente insuperables y que sobre todo es difícil llegar a fin de mes con todos los gastos que tenemos que afrontar. Soy consciente de que hay situaciones muy dolorosas en la vida de todos, pero por propia experiencia una sonrisa ofrecida cambia, aunque solo sea un instante nuestro pesar y desaliento. Pueden ser tan solo unos minutos que se convierten en un alivio valiosísimo. 

Decía al principio que me encantaría sonreír más. A medida que avanzo en edad soy más consciente de esa necesidad, por lo tanto yo también debo esforzarme para sonreír un poco más. Hay que intentarlo, sonreír a las personas que conocemos, aunque sea caminando, empezando por los ancianos, más predispuestos a la socialización y tan necesitados de ella, a los niños que aún tienen una mirada limpia y que no paran de ofrecer la suya. 

Es contagiosa, no me canso de repetirlo,  puede hacer maravillas. En la vida cotidiana, en el trabajo, en la familia. Afloja tensiones, crea armonía, potencia la energía. Una panacea para la moral, seamos sinceros. Es verdad que a veces podemos experimentar que no es posible, es difícil conseguirlo cuando uno está nervioso, cansado, preocupado, ansioso ¡Casi parece que tengamos que sacar un poder sobrehumano! Hablo por experiencia propia una vez más. Existen muchas dificultades que empañan muchas sonrisas. Cada sonrisa que negamos es una sonrisa que nos negamos a nosotros mismos.

Recuerdo estos días de vacaciones al entrar en una cafetería con la familia y con lo primero que nos encontramos fue la sonrisa de oreja a oreja que la camarera nos ofreció. Ese gesto hizo que ya nos sintiéramos acogidos, y  nos invitaba a un intercambio de peticiones, sintiéndola como alguien muy cercano – servicio ,que sin duda concluyó con una gran sensación de bienestar.

Este mundo , sería muy distinto, si nos empeñáramos en dejarlo cada día mejor de como nos lo hemos encontrado, ese debería ser el objetivo de todo ser humano. Una sonrisa podría ser el inicio de ese camino. Tendremos una mirada agradable y reconfortante, expresando alegría y serenidad.  Esa sonrisa que puede ser la puerta abierta a los eventos de cualquiera de nuestros días, una puerta que nos adentra en la empatía, que crea comunicación, que dirige la calidad de un ambiente hacia lo positivo, que suaviza tensiones y prejuicios. Sonriendo comunicamos nuestras buenas intenciones mejor que mil palabras. No tengo dudas de que una sonrisa siempre romperá barreras y los muros que construimos todos los días alrededor de nuestro pequeño cuadrado de la vida. 

Acabo con una frase de Tiziano Terzani, periodista de guerra y escritor ya fallecido: “Una civilización que no sonríe es una civilización infeliz” .  ¿Por qué no empezar hoy a practicarla?...

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1 comentarios

  1. Toda sonrisa nos acerca a las personas y nos hace sentir muy bien.Te envío le mejor de mis sonrisas:-)Saludos

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