UNA FE SIMPLE Y FUERTE
Con las vísperas de esta tarde, comienza el tiempo de Adviento. Me gusta. La Iglesia nos ofrece un periodo de preparación al día gozoso del nacimiento de Cristo. Acoger esta invitación y llevarla a cabo, puede alcanzarnos unas gracias espirituales que tantas veces rechazamos.
Y me gusta, porque Adviento va unido a María; una mujer embarazada, en su último mes de gestación, conociendo a QUIEN lleva en su vientre.
Parece que desde la anunciación y el "Fiat" se quede todo en un: “bueno ya volveremos cuando nazca”. Pasamos por alto esos meses de embarazo, donde el seno de María se convierte en un sagrario. ¿Podemos imaginar ese período? Os invito a entrar en esa composición de lugar: “el embarazo de la Madre de Cristo”.
La fe y la humildad son las palabras que definen mejor a María. Tenemos la necesidad de una fe simple y al mismo tiempo fuerte, como la que tuvo Ella. Necesitamos esa inyección de acogida y disponibilidad, para que se instale de verdad la fe y la esperanza, curando así nuestra anemia espiritual.
Aprendamos a amar a María, con todo nuestro ser. ¡Nos trae a Jesús! Entremos en el Adviento ,con un corazón abierto de par en par ,para recibir al Salvador.
¡Alabado sea Jesucristo!
9 comentarios
Me encanta la Navidad, y la Semana Santa (bueno, ésta última aún más). Las dos mejores épocas del año para mí, ni vacaciones ni nada. Un beso¡
ResponderEliminarMientras se van instalando las luces y los comercios cambian los productos de sus estanterías y todo esto me produce cierta melancolía, entrar en el Adviento me hace sentirme más de la familia de Jesús: cada día participamos de esa espera,como si estuviéramos esperando información no del "ginecólogo" de turno sino en medio de los textos de la Biblia y de la Liturgia de las Horas.
ResponderEliminarY la visitación de María a su prima Sta Isabel la interpreto más allá de una visita de ayuda como la necesaria vida comunitaria entre las dos mujeres que sabían de la gloria de Dios en ellas; hablarían de los signos de Dios, de las ropitas que les estaban preparando, los bebés les darían las correspondientes pataditas y ellas se alegrarían y Zacarías sería testigo mudo y feliz de tanta gloria. El cielo en la tierra se estaba gestando en esa casa.
Probablemente María se quedaría absorta más de una vez pensando: "¿Quién soy yo para ser la madre de Mi Señor?" y hablaría a su bebé en su seno con una mezcla extraordinaria de reverencia y ternura. Y a su lado, Isabel, con la firmeza que da la madurez, le transmitiría seguridad, la estéril fecunda, al igual que su hijo iba a allanar los caminos para el paso de Jesús.
Pero ante el mundo sólo eran dos embarazadas...
Me parece una fecha tan preciosa que salto de alegría.
ResponderEliminarTiempo de esperanza y espera por el Nacimiento de Nuestro Niño.
Gracias Ángelo por tu deliciosa entrada que nos hace rezarle a la Virgen, porque además hoy es du día.
¡¡¡Rosario bloguero!!!
Besos para todos
Preciosa entrada preparatoria para el tiempo de la LUZ que se avecina..., como buen hijo que eres, nos recuerdas, que todo lo que fue, es y será, se hizo gracias al SÍ decidido y confiado de MARÍA.
ResponderEliminarBendita ELLA entre las mujeres.
ABRAZOS.
¡Anhelantemente te espero Señor!
ResponderEliminarGracias Ángel.
¡Sea por siempre bendito y alabado!, ¡gracias!
ResponderEliminar:-)
exelente blog!!!!!!!
ResponderEliminarde variados temas y muy completos
te deseo la mejor de las suerte
y sigue asi con tu trabajo en el blog
nos vemos!!!!!!!!!!!
suerte
Cuanto disfruto con tu blog Angelo!!Realmente es asi, y sabes? pienso en mis embarazos fisicos para entrar en este Embarazo espiritual que tenemos que vivir de manera especial en este Tiempo precioso de Adviento...de Espera Real al que nace de Verdad en cada uno de nosotros. Feliz Adviento. Un abrazo
ResponderEliminarAngelo, agradezco tu visita por mi rinconcito.
ResponderEliminarQue el tiempo de Adviento sea lo mejor para nuestra alma y para poder recibir al Niño.
Un abrazo
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