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Encontrar respuesta


He decidido asomarme al blog en este descanso vacacional porque me apetece compartir una experiencia vivida hace unas semanas. Seguramente el post de hoy no tendrá mucho interés para algunos de los que me leen y digo esto  ante la cantidad de artículos, testimonios, información y viajes que se  han organizado durante muchos años para visitar Lourdes,  y no puedo dejar pasar la ocasión de inmortalizar pobremente en una hoja  mi paso por este santuario.

Deseaba unos días de retiro, y así se lo hice saber a mi párroco, así que se le ocurrió la idea de ir a “ver a la Virgen” a Lourdes y “consultar con ella” las cosas que se movían en mi interior. Me pareció una excelente idea y así preparamos el viaje. Al comentar con un gran y querido amigo que iba al santuario a buscar respuestas a algunas preguntas, sorprendido me dijo: “ Ojalá la encuentres. Pero crees que hay que ir tan lejos?...” En un momento me quedé desconcertado casi dando la razón a ese planteamiento, y me contesté a mi mismo que “claro que no era necesario ir tan lejos para encontrar respuestas internas”, pero se trataba de un pequeño peregrinaje a un lugar elegido por la Virgen para hablar, y esto solo desde la fe puede entenderse.

De hecho, quienes parten rumbo a un lugar sagrado casi con toda seguridad tienen un dolor a sus espaldas, una historia sufrida y sin importar su edad y credo, están buscando respuestas o al menos ver su cambio antes y después del viaje. Cada uno tiene su propia motivación y en consecuencia el momento en el que se sienta llamado a recorrer este camino será diferente.

El peregrino  busca una nueva espiritualidad, quiere emprender un viaje interior, cuestionarse a sí mismo y enfrentarse a sí mismo y a los demás en el día a día para vivir una experiencia de enriquecimiento y reflexión personal.

La primera impresión al llegar a Lourdes mientras me dirigía al hotel fue la de cualquier ciudad con un interés turístico donde los negocios florecían aprovechando la atracción creada en el lugar, pero no me robaron la paz e ilusión con la que acudía a “consultar con la Virgen”. Toda esa impresión cambió radicalmente al entrar a la explanada principal del santuario. Las tiendas, la gente, los “souvenirs”, el comercio en general, todo eso se quedaba afuera, pareciera como si tuvieran prohibido el acceso a ese recinto sagrado.

Hemos tenido la gran suerte de que en las fechas elegidas había muy pocos peregrinos, nada que ver con las escenas de largas colas y aglomeraciones de las que me habían hablado . El Covid era el culpable de ello, pero por esta vez debo confesar de que me alegré de esa “soledad”. Cada paso dado dentro del recinto estaba bañado por la paz, el gozo, el silencio. Disfruté aún más de ese deseo anhelante de llegar a la gruta. Me vino a la mente mi salmo favorito : “ Como busca la Cierva corrientes de agua, así mi alma te busca Dios mío” (Salmo 41)

Llegó el momento que tuve ante mí la gruta donde en su día María se apareció a la pequeña Bernardette. Quedé profundamente atrapado por ese ambiente de silencio que la rodeaba, esa certeza de que “me esperaba” . Me sentí acogido por ella. No veía nada, no sentía nada físico, pero en ese momento no podría negar su presencia, esa que solo se experimenta en el corazón de la fe. Hasta el silencio del rio por su paso percibe ese lugar sagrado.

Algunos amigos me hablaron de lo bien que se estaba allí rezando, contemplando, callando, escuchando, sí… allí el silencio es elocuente, te trae su mensaje. El tiempo se detiene y experimentas sensaciones que solo puedes compartir con quien sabes te las da. No se puede plasmar en unas letras torpemente escritas aquello que pude vivir en la gruta de Lourdes. Y ante la protagonista de la gruta, no caben las justificaciones, solo la rendición a la verdad. Me alegré mucho de ir acompañado por mi párroco porque con él podía intercambiar con confianza y discreción lo que experimentaba.

Volvimos cada día de nuestra estancia en Lourdes varias veces a esa gruta. Allí  participé en la misa que celebraron  y también fue muy emocionante. Imposible no detenerse a rezar de nuevo en ese lugar, esta vez aproveché para presentar a la "Señora", todas las personas que se encomendaron a mis oraciones y por otras muchas intenciones.

Otra de las cosas de las que me habían hablado de forma entusiasta eran los baños en las piscinas. El Covid también ha querido cargarse esto, pero  se las han ingeniado para crear otro ceremonial que nos encantó realizar, con la particularidad de ser  fiel ,a la forma en la que la Virgen se dirigió a Bernardette, para que probara esa agua del manantial, que milagrosamente acababa de brotar y que continúa haciéndolo hasta el día de hoy. Una amable voluntaria vierte agua con una jarra en las manos para que sean lavadas, a continuación vuelve a verter otro poco de agua para lavarse la cara, y una tercera vez vuelve a depositar agua en las manos para que se beba .De esta forma la Virgen indicó a Bernardette como "usar el agua" y que a mi me encantó vivir, pidiendo la curación de algunas intenciones y personas que llevaba presentes. 

Pero la respuesta que buscaba no llegó ni en los rezos, ni en la gruta, ni en mis visitas, sino de la forma que menos esperaba. Han estrenado un musical en Lourdes titulado “ Bernardette de Lourdes” Al final del post os pongo el  trailer del mismo. En una de las canciones y de forma inesperada, y literalmente encontré mi respuesta. Me embargó la emoción hasta las lágrimas. Dios tiene sus planes y momentos para hablar y nunca hubiera pensado que la Virgen se serviría de un musical para contestar a mi pregunta.

No quiero alargarme . Lourdes  sigue hablando al mundo de hoy, ojalá haya encendido en vosotros el deseo de plantaros ante la gruta de Massabielle. 

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2 comentarios

  1. Qué alegría, Angelo, la Virgen nunca falla.
    Mi experiencia fue algo similar.
    Todavía, después de muchos, muchos años, cuando rezo el rosario y cierro los ojos, me traslado, sin querer, frente a Ella en esas bendita gruta.
    Además de que mis fechas "relevantes" se dan siempre el 11 de febrero.
    Un abrazo, unidos en Ella.

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  2. He estado en dos ocasiones en Lourdes hace ya unos años y conservo agua de la fuente en una botella pequeña pero a mí no me echaron agua en las manos ni tampoco pude ir a las piscinas, quizá en esos años no lo hacían pero recuerdo que no me agradó nada tanto comercio aunque me impresionó mucho la gruta.Saludos

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