Administradores de misericordia
Hay ciertas cosas que me desorientan bastante, me
intranquilizan y me roban momentos de serenidad interior, y una de ellas es la
actitud que alguno sacerdotes presentan, en situaciones en las cuales esperas justamente
lo contrario a lo que acontece. No es la primera vez que me encuentro con ello
y por mucho que le de vueltas intentando comprenderlo, nunca encuentro la
excusa perfecta para esa actuación.
Hablo de buenos sacerdotes, de aquellos que te embelesan con
sus meditaciones y reflexiones, tocando siempre tu corazón para que lo intentes
de nuevo, para que reemprendas tu camino hacia el Señor, para que la ilusión
que ellos encienden siga adelante. Y es eso lo que hace que mi desconcierto sea
grande ante lo que escuchas cuando te hablan fuera de la misa, o de su
meditación.
Ocurrió hace unos días . Mi hija dijo que me acompañaba a
misa para ir a confesarse antes. Le
advertí que había Exposición del Santísmo y que seguro podría hacerlo en ese
momento. Asistió y se puso a la cola de los que esperaban su turno. Llegado
el momento, el sacerdote salió del confesionario sin decir nada, dejando a los
que aún no habían podido hacerlo esperando
sin advertencia ni explicación alguna, del porqué se iba o si podían confesarse
más tarde. En este caso solo quedaba mi hija.
Le dije que no se preocupara que durante la Eucaristía, otro sacerdote acudiría al confesionario, pero esta vez no ocurrió así y el sacerdote
no apareció. Le comenté que al finalizar la misa, se lo pidiera que no le pondría pega alguna.
El evangelio del día correspondía a las tres parábolas
que hablan sobre la misericordia de Dios : "La oveja perdida, la moneda perdida
y el hijo pródigo" (Lucas 15,1-32). La homilía
que expuso el sacerdote sobre ello, fue preciosa. Con claras reflexiones para
llevar a la práctica a diario en nuestro entorno, bajo esa mirada
misericordiosa de Dios.
Terminada la misa, mi hija fue a la sacristía para pedirle
la confesión que estuvo esperando y no pudo realizar. La acompañé y mi estupor
fue grande ante lo que el sacerdote le contestó. Esta fue la conversación : “
Padre, ¿le iría bien confesarme?” su respuesta fue : “ no, eso hay que hacerlo
antes de la misa, después tenemos cosas que hacer” . Mi hija que es supersensible
se quedó más estupefacta que yo y sin capacidad de reacción. Le dije : “¿pero
no te ha dado ninguna explicación?, sí ,que tenía que ser antes de la misa”, me
contestó ella. Me dolió; sigo sin entender que un sacerdote diga que no a una
confesión “ porque tenemos otras cosas que hacer”.
Como he dicho no es la primera vez que me encuentro
respuestas similares a mí u otra persona ante la necesidad de confesar y
pedirlo en “momentos no apropiados”. Puedo llegar a entender que nuestra
petición sea inoportuna, pero seguramente no es lo que solemos hacer cuando
acudimos al Sacramento de la penitencia.
El sacerdote desconoce lo que queremos manifestar, no sabe
el grado de gravedad de lo que hemos podido cometer, no tiene ni idea del estado
de ánimo en que nos encontramos en ese momento, ni percibe el dolor que podemos
experimentar por haber ofendido a Dios y que necesitamos reparar lo más pronto
posible, pero es que además mi hija había cumplido con la norma que le
presentó. Estuvo media hora antes de la misa esperando su turno para confesarse, pero él se salió
para celebrar la misa. Que menos que disculparse y
ofrecerle el derecho a realizarlo después, creo que su respuesta debería haber sido
más acogedora , podría haberle dicho que le disculpara, que no tenía tiempo porque le esperaban en
otro lugar y que solo podría escuchar su confesión, si no se alargaba y dejar para otro día la
posible charla que suele producirse a veces en el confesionario.
Choca aún más cuando sus palabras sobre la misericordia, su
invitación a la confesión frecuente, habían sido pronunciadas de forma
excelente pocos minutos antes. Lo que me perturba más es la tranquilidad que
aparentemente manifiestan al decir que “no” en ese momento. En este caso era mi
hija, ¿y si esta chica hubiese sido una amiga a la que durante tiempo he estado
invitando a recibir este sacramento y se ha decidido ir ese día? ¿Volvería a
intentarlo de nuevo con esa respuesta?...
Es un sacramento puesto a nuestra disposición, ¿hay algo más
importante que hacer si alguien está pidiendo el perdón de Dios? Lo repito, el
sacerdote hasta que no oye los pecados en confesión no sabe ni la gravedad ni
el estado ni lo decisivo que puede ser administrar el perdón que además hace en
nombre del Señor.
Esto lo que me produce es una sensación de normas con
horario tipo supermercado. Abierto de tal a tal hora. Lo sacerdotes no deberían parecer funcionarios que fichan con un horario. Están al servicio de la comunidad, al menos es lo que ellos predican una y otra vez. Ya no pido un sí (que creo
que un sacerdote a no ser por causa grave debe rechazar) que a lo mejor en ese momento no se puede dar ante una petición
de confesión, pero no cuesta nada ofrecer al menos una disculpa explicativa de porqué no puede
hacerlo en ese instante, ofreciéndole la posibilidad de realizarlo en otro. Es muy triste irse con un “no” como
respuesta a: “ ¿me puede confesar?” … Que llegue una chica joven (con los pocos que hay hoy en día en las iglesias) y se encuentre con una negativa , puede hacer que esa joven a la que no conoce decida no volver a acercarse de nuevo al sacramento. Tal vez esa oveja perdida de la que el evangelio nos hablaba, no vuelva más al rebaño por no haber sido rescatada y se quede extraviada para siempre.
En otra ocasión, un sacerdote que de vez en cuando “hace correcciones
fraternas” (con razón y bien hechas) al terminar la misa, nos dijo que él también
esperaba que se las hiciéramos a él si veíamos algo que no funcionaba.Con esa
libertad y el mismo espíritu, y con todo mi respeto, le hago la corrección al
sacerdote y sacerdotes (que estoy seguro que en la mayoría de los casos no son
conscientes de ello) de que vigilen esos “no” que a veces ofrecen. Las
consecuencias son impensables en algunas almas. Son los administradores de la
misericordia de Dios en la tierra. ¡Menudo don, menuda responsabilidad!
5 comentarios
La misma Iglesia acaba con la Fé del humano...triste,pero real.
ResponderEliminarUn cariñoso saludo.
Hola Angel, digo lo mismo que Belén, gran parte de los católicos que se han apartado de la iglesia es por el ejemplo que han dado los propios sacerdotes y demás, no es decir que todos somos pecadores e imperfectos, que es verdad también, es que no es sólo un sermón bien dicho en la misa, sino el comportamiento en todo momento del que predica, o es que se puede decir algo y luego hacer lo contrario?. O como dijo Jesús, refiriéndose creo que a los fariseos :haced lo que dicen más no lo que hacen.
ResponderEliminarComo tú dices son como funcionarios, con un reducido horario establecido. Hoy más que nunca se necesita ser evangelizado, y no hay en el mundo lámparas que iluminen, más bien, al contrario, oscuridad, confusión y muchas distracciones tras las que ir para "ser felices". En fin Angel, recemos siempre para que Dios envíe Buenos obreros a su mies, porque la mies es mucha y perdida y los buenos obreros pocos. Un abrazo, te agradezco este post que has hecho porque ya estaba pensando yo de mí misma que el error era el mío.
Que ocurra esto es una gran decepción, pasé por lo mismo y el sacerdote me citó a una hora determinada para el día siguiente y para mi sorpresa no fue a la cita y me quedé sin confesión. Ya no lo intenté más teniendo en cuenta de que sólo tenemos un sacerdote, esperé hasta las confesiones comunitarias que se hacen dos veces al año y que vienen sacerdotes de otros pueblos para ayudar y eso es muy decepcionante pero así son las cosas y tenemos que vivir con ello sin que por eso perdamos la fe.Saludos
ResponderEliminarRealmente indignante, intolerable y decepcionante.
ResponderEliminarHay que rezar mucho por la santidad de los sacerdotes, que sean según el corazón de Cristo.
Un abrazo!
No puedo estar más de acuerdo. En este agosto pasado me pasó algo muy similar ... Después de una hora de espera , ( media hora antes de la misa y durante toda la misa ) me arrodille y todo en el confesionario cuando me llegó el turno. El sacerdote me dijo que no me confesaba , que tenía más cosas que hacer... me levanté muy asombrada y descolocada ... Incluso le dije : Padre ni siquiera he comulgado esperando mi turno...
ResponderEliminarEl me dijo " haber comulgado , eso no importa ".Simplemente me fui. Evidentemente se que se puede comulgar si no hay pecado mortal y si hay el firme propósito de confesar en cuanto se pueda pero me desolaron las dos cosas ... Que el motivo para hacerme levantar del confesionario fuera que tenía otras cosas que hacer , y que me dijera que no importaba que hubiera comulgado sin confesar ... Sin saber siquiera que es lo que podría yo haberle confesado en caso de que me encontrará en pecado mortal.
En fin...
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