Miserias
Ha bastado tropezar de nuevo, experimentar otra vez esa caída, para tomar el pulso de mi fe y darme cuenta de lo lejos que aún me encuentro del amor y entrega al Señor. ¡Qué fácil me ha resultado durante este tiempo escribir sobre Dios, cuando las palabras llegan sobre almas de fe! ¡Cuánta presunción encerrada en ello!
No dudo de lo que mi corazón experimenta y de lo que quiere, no dudo de que mi amor a Dios es real, no necesito más demostraciones en mi vida para tener la certeza de que Dios está en lo profundo de mi ser aun cuando entro en túneles sin luz, pero me asalta la duda de si realmente estoy caminando, o estancado. Empiezo a desconfiar de mis respuestas a las gracias que Dios me da. Evidencio que sigo sin amar a todos, o al menos, que todavía existen algunos a los que no sé ver como creo que Él me pide.
Mi mirada se ha situado en la parte alta del edificio y no sé contemplarlo desde sus cimientos. Me planteo, si mi casa se está edificando realmente sobre roca. Mi nueva experiencia ¿ha sido una sacudida, para preguntarme donde la he construido? ¿Ha sido realmente sobre arena? Y ante tanta pregunta y desasosiego, llega la principal ¿No estaré siendo engañado? El padre de la mentira, ¿estará rondando de nuevo?
Una de las bondades de los blogs, es encontrar testimonios y aliento en la experiencia de los demás. Basta una frase, una fotografía, una oración, un comentario, cualquier detalle, para que las dudas se queden fuera. Una cosa tengo clara: Dios me ama, y de ahí no puedo moverme ni un ápice . Inmutable como esas estatuas humanas que encontramos por la calle. Esa es la mayor realidad de mi vida, todo lo demás que yo pueda ofrecer es miseria.
Miseria es, comprobar que dudo, miseria es medir mis acciones, miseria al creer que merezco lo que se me da, miseria al comprobar que estoy lleno de voluntarismo y escaso de confianza, miseria al abusar de la Misericordia de Dios, pero eso precisamente es lo que Dios quiere de mí: ¡Mis miserias! y yo se las regalo, pero como podría parecer un obsequio muy grosero, lo hago a través de María, ella sabrá presentárselas como es debido.
Duele, pero no me entristezco. Siento que el mentiroso de este mundo, ha logrado rozarme y sacarme brevemente de mi seguridad en el Señor. Su engaño el de siempre, y sigo cayendo en el mismo: La autosuficiencia y la vanagloria. Hacerme creer que puedo realizar algo bueno sin la ayuda de Dios. Otro es mi descubrimiento: tanta pregunta y tanta duda hacen que me distraiga de Él, por eso lo mejor es ofrecérselas también, pedirle insistentemente que nada me abstraiga de su amor. ¿Miserias? …Él tiene la mejor medicina para ellas. ¡Misericordia! Que palabra tan hermosa: ¡Tener compasión de la miseria!
Que fuerza puso San Juan Pablo II cuando pronunció su famosa frase: ¡¡¡No tengáis miedo!!! Tantos otros que han experimentado nuestras dudas y temores nos han dejado el mismo mensaje.
“Participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y nos llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús
(Timoteo 1, 8)
4 comentarios
,Así estoy yo Angel, seguido me vienen las dudas(si esto es así, si esto debe de ser)son muchas mis miserias. Pero yo siento que El me ama, que siempre me da la manoy me levanta.
ResponderEliminarAhorita mismo me siento terrible y pido su misericordia.
Lo que no tengo duda es que El siempre está a mi lado, aunque en pequeñez no lo pueda entender, lo amo!!!
Un abrazo.
Martha V.
Querido Angel, no te atormentes tanto porque lo que te pasa es parte de la esencia humana. Vaya mes de mayo llevo yo...contenta estará la Virgen...pero lo importante no son las tempestades que hagan zozobrar la barca de nuestra vida y nuestra alma, lo importante es no perder de vista El Faro! Como bien dices, no moverte del convencimiento de tu fe. Si te caes te levantas y vuelves a enderezar el rumbo: cuanto agrada eso al Señor!! Bien sabe El de la materia de la que estamos hechos...de barro y miseria, si! Pero ahi está María, para limpiarnos la cara, mudarnos la ropa sucia y ponernos tiritas para situarnos de nuevo ante el Señor cual niño repeinado despues del baño. Recuerda: No es fe la fe que no es provada.
ResponderEliminarUn besote y adelante!!!
Uyyyyy madre! Me identifico tanto con lo que reflejas....
ResponderEliminarPues claro que sí, el santo no es el que nunca cae, sino el que cae siete veces y otras tantas se levanta. Y volver a empezar una y otra vez, sin desfallecer.
Acojámonos a Su Misericordia, con El todo se puede, para El nada hay imposible.
Un gran abrazo! Y Gracias por esta reflexión tan valiosa!
Los discípulos, siguiendo las indicaciones de Jesús, vuelven a Galilea. Él les sale al encuentro, pero algunos dudan. La duda nos acompaña siempre, si no sabemos reconocerlo, si no dejamos que se acerque a nosotros. Estamos en una sociedad en que ponemos barreras a Jesús; por eso nos cuesta reconocerlo.
ResponderEliminarJesús les da una orden: "haced mis discípulos a todos los habitantes del mundo". A primera vista puede parecer que Jesús nos invita al proselitismo, a hacer creyentes de una doctrina. Jesús nos pide que hagamos discípulos de Fe, seguidores de su vida. Personas que amen a sus hermanos hasta la entrega total, como hizo Él. Jesús quiere discípulos, personas que sigan su camino. Y el camino de Jesús fue el de curar a los "enfermos": devolver la vista, hacer caminar al paralítico, quitar el mal del corazón...Luchar por la justicia y por hacer de este mundo un mundo de paz y amor: el Reino.
Esto no es fácil. Por eso nos promete que Él estará cono nosotros hasta el fin del mundo. Pero hemos de destruir esas "barreras" (el dinero, la guerra, el egoísmo, el poder...) que nos impiden verlo.
La imagen de la Trinidad es el Amor. El Amor que une las tres personas haciéndolas un sólo Dios y que un día nos abrazará a todos, haciéndonos uno con Dios.
Recorramos nuestro camino de entrega, convencidos de que Él está con nosotros.
Estimado Ángel, mi apoyo total. Un fuerte abrazo, todo mi cariño.
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