Uso cookies para darte un mejor servicio.
Mi sitio web utiliza cookies para mejorar tu experiencia. Acepto Leer más

Armonía con todo lo creado


¿Quién no anhela un tiempo de paz y serenidad? ¡Lo necesitamos! Basta salir a la calle y contemplar que todo es prisa, carreras, la impaciencia asoma, queremos rapidez en todo, "no tengo tiempo, se me hace tarde, se me escapa el bus" ..., un día y otro la misma rutina para muchos ,y claro está, todo tiene sus consecuencias. Vivimos con tanta prisa que apenas nos percatamos de la misma vida que también transcurre deprisa. ¡Calma! Tenemos que conseguirla, necesitamos instantes para detener el tiempo, para sentirnos personas que formamos parte de él, tenemos que romper las cadenas que nos hacen esclavos de su tediosa rutina.

La serenidad nos pone en armonía con todo lo creado, nos permite ver la belleza y la realidad de las cosas, nos fortalece para afrontar aquello que puede turbarnos . Hay más, mucho más de lo que puede ser apreciado en tiempo de calma. Hay tantos detalles que se nos escapan por nuestras prisas... 

Serenidad, que hermosa palabra, ella misma es bálsamo para cualquier atisbo de impaciencia, de celeridad, de inquietud , desasosiego... Cuanto bien hace distanciarse de lo inmediato, contemplar sin buscar nada , disfrutar de cada momento, es cuando el silencio se hace necesario, cuando se saborea su efecto beneficioso. Los cinco sentidos adquieren toda su riqueza invadiendo nuestro ser de una alegría a veces difícil de expresar. Los sonidos, los aromas, el tacto, el esplendor de lo que nuestros ojos llegan a ver, saborear el fruto de tantas cosas...

Olvidémonos por un momento de los atascos, de las colas, de las carreras..., sepamos cerrar los ojos un instante , pidamos la serenidad.

Calma mis pasos, Señor
desacelera los latidos de mi corazón, calmando mi mente
disminuye mi ritmo apresado con una visión de la eternidad del tiempo.

En medio de las confusiones del día a día, dame la tranquilidad de las montañas.

Retira la tensión de mis músculos y nervios con la música tranquilizante de los ríos de aguas constantes que viven en mis recuerdos.

Ayúdame a conocer el poder mágico y reparador del sueño
Enséñame el arte de tomar pequeños descansos:
reducir mi ritmo para contemplar una flor,
charlar con un amigo, acariciar a un niño,
leer un poema, oír una música preferida.

Calma mis pasos, Señor,
para que yo pueda percibir en medio de la incesante labor cotidiana,
de los ruidos, luchas, alegrías, cansancios o desalientos
Tu presencia constante en mi corazón.

Calma mis pasos, Señor,
para que yo pueda entonar el cántico de la esperanza,
sonreír para mi prójimo y callarme para escuchar Tu voz

Calma mis pasos, Señor,
e inspírame a enterrar mis raíces en el suelo de los valores duraderos de la vida,
para que yo pueda crecer hasta las estrellas de mi destino mayor

¡Gracias Señor!
Por el día de hoy, por la familia que me diste,
por mis hermanos de la vida, mi trabajo,
y sobretodo por Tu presencia en mi vida.
Amén

También puede gustarte

4 comentarios

  1. Que bonito Angel! Me has transmitido serenidad y ansias de disfrutar el silencio, el recogimiento, la necesidad de aislarme del ruido, de las prisas, del "no tengo tiempo".... Siempre se tiene para todo aquello que te gusta y te llena.

    Empezar la semana con esta serena reflexión, ya te hace afrontarla de otra manera.
    Gracias porque consigues siempre interpelar para que haga un parón en mi cotidianidad, me ayudas a romper mi rutina.

    Gracias! Un abrazo!

    ResponderEliminar
  2. Me uno a la oración que tanta falta me hace y pido calma, seneridad a la vez que doy las gracias por todo lo que tengo tanto si me agrada como si no.Saludos

    ResponderEliminar
  3. De la paz del corazón brotan, espontáneamente, pequeñas y alegrías, felicidades inesperadas. Gracias, hermoso compartir, un abrazo.

    ResponderEliminar

Te invito a dejar tu opinión .Sepamos ofrecer lo mejor de nosotros. Bienvenida la crítica, acompañada siempre de la cortesía.