Uso cookies para darte un mejor servicio.
Mi sitio web utiliza cookies para mejorar tu experiencia. Acepto Leer más

Respirando


Para un creyente cristiano la única forma de alcanzar las cosas, es a través de la oración, al menos eso creo yo, porque es ahí donde se produce un verdadero encuentro con el Señor, ahí donde podemos silenciar todo para escuchar al TODO y aunque experimentemos aridez, desaliento, esfuerzo y lucha en ella, también es cierto que es en ese momento, donde también hemos apreciado el consuelo, la esperanza, la confianza, la fortaleza… 

Benedicto XVI nos dijo en una ocasión: “Si los pulmones de la oración y de la Palabra de Dios no alimentan la respiración de nuestra vida espiritual, nos arriesgamos a ahogarnos en medio de las mil cosas de todos los días.  La oración es la respiración del alma y de la vida".

Nunca sabemos las sorpresas que puede depararnos un rato de oración para estar con el Señor. A mí me gustaría alentaros a tener ese momento diario, un verdadero deseo de estar con el Amigo. Y seamos sinceros con nosotros mismos: “Si no sacamos unos minutos al día para dedicárselo por completo al Señor, para escucharle, para adorarle, alabarle, pedirle, agradecerle, y tantas otras cosas más que surgen cuando se está con Quien se quiere, es porque no nos importa”. Que son cinco minutos, pues eso es mejor que nada, que podemos 10, ya nos entrarán ganas de que sean 15 o 30 si somos fieles en orar cada día. 

A veces pensamos  que solo en la iglesia podemos tener ese rato de oración, pero no siempre es posible, pero en nuestro hogar si podemos buscar un rinconcito para  ese tiempo de encuentro. Podemos ambientarlo un poco, para que los sentidos nos ayuden a recogernos interiormente. Una cruz, una imagen de Jesús o la Virgen, el evangelio, una vela, como símbolo de la presencia de Dios, no sé cada uno puede pensar en lo que le ayuda (en la foto que ilustra mi entrada podéis ver mi rincón de oración). Sentados en el suelo, en una silla, en un cojín, de rodillas, encontrar una postura corporal que también nos ayude en ese recogimiento que buscamos. A mí me va muy bien uno de esos banquillos de madera que seguramente habréis visto  en  algunos oratorios, que sirven para estar arrodillados pero apoyando los glúteos en el banquillo. Una vez que uno se acostumbra es muy cómodo. Yo se lo encargué a un amigo carpintero. Aquí podéis ver una foto:


De la oración siempre se sale confortado, es igual que no hayamos experimentado nada, esto es como las medicinas, nos las tomamos pero no vemos su efecto al momento. La gracia que Dios nos envía en la oración, actuará en la circunstancia oportuna. No nos engañemos. Quien quiera vivir una vida de fe cristiana, no podrá hacerlo sin la oración. Ni más ni menos.

Y a menudo al salir de ella, nos predisponemos a ser mejores con el prójimo, nos cuesta menos sonreír, echar una mano, ofrecernos, callarnos, comprender, escuchar, alabar, perdonar… y nos invita a su vez a prolongar nuestra oración de petición.

Frecuentemente nos limitamos a ofrecer la misa por esta o aquella intención, y en muchos solo se realiza en la misa dominical, pero cuando uno ora, adquiere finura de espíritu para llevar siempre presente un montón de intenciones a lo largo del día, así que puedo ofrecer el planchado de una prenda de vestir por tal o cual persona, o puedo ofrecer mi invalidez transitoria que me obliga a estar en casa escayolado hasta la cintura, por aquél misionero que se encuentra solo en su labor, o puedo ofrecer ese trabajo que me da tanta tirria, por el dolor que acaba de compartir alguien conmigo, o poner más esmero en el plato que cocinaré, porque lo ofreceré por lo que por la mañana alguien me pidió rezar… Tantas y tantas oportunidades para no dejarse nadie atrás en nuestra plegaria. 

Tengo en mi libro de citas una frase en la que desconozco su autor y que hoy puedo aplicar como conclusión de mi post: “Las personas que oran son los pulmones de la humanidad” 

También puede gustarte

13 comentarios

  1. Gracias, gracias, gracias desde el fondo de mi alma.
    No puedo estar más de acuerdo con todo lo que dices, parece que me has leído el pensamiento, este fin de semana está siendo muy especial, seguro que imaginas a qué me refiero, primero por las circunstancias que se me avecinan en las próximas semanas y segundo por el día tan especial de hoy 25, bueno ya de ayer.
    Así que he podido dedicar bueno ratos de oración y silencio, que como bien dices, en tu entrada, es la respiración del alma, el aire fresco que necesito para renovarme por dentro, para llenarme de paz, para abandonarme en la voluntad del Señor que no siempre coincide con la mía, ahí ando batalleando para dejarme hacer por El.

    Gracias por tanto! Un abrazo fuerte amigo mío!

    ResponderEliminar
  2. Se me ha insistido sobre el tema este fin de semana. Acabo de publicar también. Codas de Dios. Me ha encantado tu rincon. A mi me Agarra la oración en cualquier lugar del apto pero el mas intimo es mi habitacion.

    ResponderEliminar
  3. ...y si despues de la oración,dedicas un ratito a blogs santos como es Siete., comienzas el día pletóric@ :)

    Un cariñoso saludo :)

    ResponderEliminar
  4. Estoy de acuerdo con Belén!!!
    Gracias Angelo por ofrecernos cada día un post que nos lleva a lo esencial... a Dios!!!

    ResponderEliminar
  5. Las personas que oran son los pulmones de la humanidad” , es una gran verdad,Que el Señor nos conceda ser capaces de una oración cada vez más intensa, para reforzar nuestra relación personal con Dios Padre, ensanchar nuestro corazón a las necesidades de quien está a nuestro lado y sentir la belleza de ser «hijos en el Hijo», juntamente con numerosos hermanos ,Gracias, un gran saludo.

    ResponderEliminar
  6. muchas gracias por este post. Me ayuda muchísimo. Yo tengo mucha dificultad en hacer oración y esto que has escrito me anima a lanzarme.
    Te leo desde que conocí la historia de Pepito, por cuya familia pido en mis oraciones.
    Me da verguenza escribir mi nombre, suelo comentar, como anónimo, algunos de tus posts porque realmente me llegan al alma
    muchas gracias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu aportación. En cuanto al nombre... ¡¡¡Estamos en familia!!!

      Eliminar
    2. Querido anónimo, soy la abuela de Pepito. Muchísimas gracias en nombre de toda la familia, no imaginas la fuerza que estamos recibiendo, todas las oraciones vuestras no caen en saco roto, hablamos de Pepito con una alegría que la gente alucina y no es una pose, nos sale así. Sentimos cómo nos está cuidando.

      En cuanto a salir del anonimato, siéntete libre pero cuanto más te desprendas de "complejos" más libre te sentirás. No pasa nada, no tienes nada de qué avergonzarte. Todos estamos hechos de la misma pasta. Como dice Ángel, todos caminamos hacia la santidad, aunque muchas veces, muchas, caemos en el camino. Pero el santo no es el que no se cae nunca sino el que se cae siete veces y siete se levanta.
      Te doy las gracias también por todas tus aportaciones, nos enriquecemos entre todos.

      Ánimo! Me encantaría ponerte nombre, te sentirás bien. Lo mismo hasta te conozco jeje
      Un abrazo querido anónimo!

      Gracias Ángel por permitir tu blog como vía de comunicación entre todos, como bien dices somos una familia.
      Un abrazo también para ti

      Eliminar
  7. Al principio de mi conversión pasaba muchas horas frente al Sagrario impulsada por un cierto grado de remordimiento, por no haberle escuchado antes, pero a medida que crece mi fe, me doy cuenta de que orar podemos hacerlo en la intimidad de nuestro hogar y eso reconforta pues muchas veces no puedes estar en la parroquia. Yo tengo un rincón en mi buhardilla al que llamo "oratorio": ahí puedo pasar horas de rodillas en mi reclinatorio o completamente acostada en la alfombra, orando y hablando con Dios; pero sobre todo, aprendiendo a escucharle a Él. Es reconfortante poder tener tiempo en casa para Dios, y dedicarle más tiempo a medida que Él se hace indispensable en nuestras vidas. Y orar no sólo con palabras sino con cantos, susurros, tal como dice san Pablo que inspira el Espíritu Santo.

    ResponderEliminar
  8. Paso más tiempo platicando con el Señor, que hay veces no se a que hora se
    me presenta en cualquier detalle, por más
    pequeño que sea este, cuando menos lo espere ahí esta.
    Como siempre Angel, muchas muchas gracias.
    Dios y María santisima te cuiden y te
    guarden con amor, salud y paz.

    Martha V.

    ResponderEliminar
  9. Che bello il tuo angolo per la preghiera! Grazie per la tua testimonianza di fede.
    Un abbraccio

    ResponderEliminar
  10. Que entrada tan sugerente, Ángel. Hacen falta testimonios así.
    Para poder vivir en cristiano es indispensable la oración y esta se puede hacer en casa, en la parada del autobús o cogiendo el ascensor, pero unos minutillos de reposo hacen tanto bien que es sólo cuestión de experimentarlo.
    Gracias por vuestros ejemplos.
    Un saludo en Cristo

    ResponderEliminar
  11. Sí, respirando...

    Un abrazo, Ángel. Muchas gracias.

    ResponderEliminar

Te invito a dejar tu opinión .Sepamos ofrecer lo mejor de nosotros. Bienvenida la crítica, acompañada siempre de la cortesía.