Advertencias para el camino
Cuando tomé la resolución de profundizar en la fe que profeso, y decidí empezar a caminar en su senda, me costaba creer las advertencias que algunos me hicieron, hablándome de los muchos obstáculos y caídas que me encontraría en la senda emprendida. Inicié el camino, con la energía de quien descubre de verdad a Dios en su vida, ese encuentro, que hizo cambiar todo el rumbo de mis acciones cotidianas. La decisión más importante jamás tomada por mí y que transformaría por completo todo mi ser.
Me advirtieron también que el trayecto sería largo y que debía proveerme de lo necesario para recorrerlo. Me asesoraron bien , pero yo me dejé llevar por la creencia de mis propias fuerzas, confié en el ardor y consuelo interior que suelen experimentar en sus primeros momentos aquellos que descubren a Dios. Me dejé llevar por la autosuficiencia y voluntarismo, ignorando que todo había sido un don recibido. Y consumí sin calcular distancias, todos los víveres de los que me aprovisioné . No supe repostar en las paradas que debí hacer cuando el cansancio me invadía, llegó el momento de darse cuenta , que el ímpetu del principio se debilitaba , las fuerzas flaqueaban , la senda empezaba a ser rutinaria y tediosa, a veces con trayectos muy pedregosos. Los días oscuros dominaban a los luminosos , el temor y el desaliento acosaban continuamente el ardor que se me concedió.
Llegó la hora de la realidad, caer en la cuenta de que me fueron advertidas las dificultades del camino. Sin alimento, sin reflexión, sin paradas para beber y saciar la sed, sin examinar la ruta, sin orientaciones y sintiendo soledad, era difícil continuar. Se acabaron los consuelos, aparecieron las desolaciones, el miedo a estar equivocado y el peso de la duda. La fe de verdad, empezaba a ser probada. El momento de creer, sin ver ni sentir. El instante de percibir y valorar, uno de los regalos más grandes que Dios nos ha concedido. Era el tiempo de la madurez espiritual.
Así es la fe, la que muchos no entienden, no soportan y abandonan . La que va a contra corriente, la que te aleja de los incrédulos, la que te causa problemas en el trabajo, en el barrio, en el colegio, incluso en la familia. Es la fe, la que en ocasiones, te asalta con dudas y preguntas. Por ella, el creyente es incomprendido, criticado, perseguido, ridiculizado. Pero… “Todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe”. 1Jn.5,4.
Siempre me produce una gran alegría y consuelo, las palabras que Jesús dirigió a Santo Tomás: “Porque me has visto has creído, dichosos los que creerán sin haber visto” (Jn.19, 20-31). En esas palabras nos tuvo presentes, a todos los que un día de forma consciente le dirían: “Sí Creo".
¡Fe! Una humilde palabra de dos letras, para algo tan grande. Empieza entonces todo. Encontrarse con el Amor, saber que está, que siempre nos acompañará. Él guiará todo nuestro obrar. Sentiremos el impulso de abrir de par en par nuestras puertas, para que ocupe por completo nuestra casa. Los temores irán desapareciendo, el gozo ocupará cada vez más espacio, y la oscuridad no logrará apagar la luz que un día se nos entregó. Tenemos que pedir cada día al Señor, que seamos almas de Fe. Cómo dijo San Pablo : "Llevamos un tesoro en vasijas de barro" (2 Corintios 4:7)
En el momento de la Consagración, cuando el sacerdote eleva ya el Cuerpo y la Sangre de Cristo, tras un acto de adoración, es cuando yo le digo a Jesús: “Señor aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad”. Es el momento en que me anuncia Su presencia. Pronto entrará en mi ser. Es la primera petición que necesito hacerle:" Señor dame fe". Que sepamos pedirla unos por otros, de forma especial, por aquellos que aún no la tienen.
"El hombre que tiene fe ha de estar preparado, no sólo a ser mártir, sino a ser un loco".( Chesterton)
11 comentarios
maravilloso maravilloso ...para seguir andando y saber que aveces nos encontramos desolados,tristes y en soledad, pero que si seguimos en camino hallaremos la luz
ResponderEliminarBueno pues una vez mas GRACIAS!!! Por que tus entradas me ayudan muchísimo Angelo.
ResponderEliminarQue Dios te siga bendiciendo.
Un cariñoso saludo. :)
El camino es como la vida: tiene experiencias buenas y malas; pero siempre hay que continuar", Gracias.
ResponderEliminarGracias, gracias Angel!!!
ResponderEliminarEsto nos pasa a mucho, me pasa a mi en estos tiempos!!!! Gracias!!!!
Me robo la ultima frase!!!!
Que Dios y Nuestra Madre te tengan siempre bien cuidado!!!!!
Ea admirable esa fe tan grande que tienes y que me gustaría tenerla yo.......también se la pido al Señor y que sepa perdonar cómo Él perdona.........y ahora pido salud para mi marido.Saludos
ResponderEliminarAngelo..que bien explicas la madurez espiritual..pero que dolor es pasar por lo profundo del corazón sin entender, ni sentir, ni ver!!....Cuando realmente ves la realidad y le dices : Tu Señor lo sabes todo, tu sabes que te amo" y te dice: Apacienta a mis ovejas....o Sigueme....Entonces se abre el Oido de la Fe y bien lo decia Chesterton...como un loco porque vas contra viento y mareal con la mayor naturalidad, sin sacar las pasiones....Que me encantaria echaramos un ratico hablando de las maravillas en nuestras vidas del Señor....un abrazo en la Alegria de la Comunion en el mismo Camino......Que amados somos....
ResponderEliminarEs así, Ángel, pero Dios está al lado, y siempre le siento como Padre. Cuando el camino es empinado y oscuro, pienso enseguida que es Padre, Tuve y tengo (lo siento siempre conmigo) un padre y una madre maravillosos (mi madre vive físicamente), y es una gracia, porque lo es, sentirme siempre protegida, a pesar de las dificultades de la Fe. Pero es que me cuesta ver las dificultades, porque es tan grande haber recibido el don de la Fe, ilumina tanto la vida, por completo, y me siento tan feliz de tenerlo, que me es imposible ver las dificultades, las veo como una gracia para crecer. Pero estoy alerta, sé que debo pedirlo siempre, que es un regalo. Pedirlo cada día, día tras día. Mi padre era un sol para mí, pero Dios es el Sol de los soles, y sé que nunca nos deja, y con eso soy feliz del todo; este pensamiento, que me viene cuando llegan los problemas, que están alrededor continuamente, me fortalece enseguida...¡Señor, ayúdame!, y viene, es nuestro Padre...y los sábados, con el Rosario, lo siento más...Me maravilla el misterio que es Dios para nosotros, y a la vez lo cercano que está; es maravilloso...
ResponderEliminarUn beso, Ángel. Gracias por todo. Me haces fácil compartir. Es muy importante encontrar espacios así, son un regalo. ¡Qué bueno es nuestro Padre! ¿a qué sí?
Realmente es así. Me quedo con la frase del final. Estamos un poco locos y la "culpa" es de Jesús. Bendita locura.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Angel, por compartir esa Fe tan grande que tienes y sientes.
ResponderEliminarEl caminar solos sin la ayuda de nuestro Señor, nos lleva a todos rumbos menos al camino verdadero.
También pido la gracia de que aumenté mi Fe.
Bendiciones.
Martha V.
Qué bonita reflexión sobre la fe. Me siento muy identificada con esas fases que tan bien reflejas por las que vamos pasando todos a medida que crecemos en nuestra vida espiritual...
ResponderEliminarRealmente la fe es un don tan extraordinario, que si no lo tuviera me lo tendría que inventar porque sin esa confianza, sin esa esperanza, sin ese amor que viene de Dios y a Dios llega, mi vida no tendría ningún sentido. La carga se hace más llevadera y ligera.
Seguimos caminando.... Un abrazo!
Yo pisé una Templo Católico, buscando si de ahí venía el silbo amoroso que había comenzado a escuchar, a los 40 años. Ahora, después de 13 o 14 años de mi Bautismo, me siento débil para seguir, me siento abandonada de Dios. Todos se alejaron de mí, mi familia. Y yo reconozco que estoy muy enfadada con Dios, Trino y Uno, pero le amo. Es muy largo y no se puede acabar de contar, lo importante es que mi alma le sigue buscando al Amor de los amores, Cristo, Nuestro Señor. Unidos en la oración,
ResponderEliminarTe invito a dejar tu opinión .Sepamos ofrecer lo mejor de nosotros. Bienvenida la crítica, acompañada siempre de la cortesía.