Gracias
Gracias es la palabra con la que
quiero empezar esta reflexión personal. Un Gracias general como el que se lanza
cuando en una fiesta se arroja intentando que caiga sobre las cabezas de todos
los asistentes. Hoy mi corazón necesita expresar gratitud.
Sé que las redes están ardiendo,
el confinamiento al que estamos sujetos nos hace ir en busca de información, de
respuestas, de entretenimiento, pero sobre todo de paz interior, de esperanza y
consuelo, ante el temor de lo desconocido, de aquello que en días ha cambiado
el curso de toda la humanidad.
Estamos saturados de información
sobre el enemigo que nos ha invadido, hay opiniones de todo tipo, y buscamos
anhelantes el parecer de los expertos, y nos encontramos que también entre
ellos se abren grietas de desconcierto, de juicios distintos, de intereses… A
estas alturas muchos ya no saben que pensar, “la verdad en minúsculas” ha
estado tan adulterada y manipulada que nos creamos mil y una especulación, buscando
las respuestas que los obligados a darlas no ofrecen.
Hoy más que nunca - al menos yo -, pienso en
la fragilidad de tantas cosas que hemos tenido hasta ahora como seguras. Ha
bastado que algo tan pequeño que necesita ser visto en el microscopio para que
sacuda fuertemente nuestra tranquilidad. Muchos viven en el miedo, otros aún en
la inconsciencia de la gravedad de la situación, poniendo en peligro a los
demás con su egoísmo. Algunos empresarios sin escrúpulos solo piensan en las
pérdidas de su empresa sin importarles las personas que día a día hacen posible
que salgan adelante. Estoy viviendo casos cercanos de conocidos que ante el
confinamiento aconsejado no pueden cumplirlo porque “sus jefes” les obligan a
ir a trabajar, sin ofrecer una buena seguridad de prevención. Fuerzan su asistencia,
pero ellos se quedan en sus casas.
Al temor por el contagio se le
añade el temor por el despido, con los que estos especuladores les amenazan
para cumplir. No importan las familias que cada uno tenga, no importa si pueden
contagiarse o contagiar. Es la hora de la solidaridad y ellos cobardemente desaparecen
bajo las amenazas y coacciones.
No es mi intención hoy la de
denunciar a los egoístas y cobardes, como dije al principio, quería que mis
palabras fueran las de gratitud a la inmensa mayoría de gente que hace que
sigamos confiando en que el bien existe y que la humanidad tiene un corazón,
que en la necesidad se vuelca hacia los demás.
Gracias a todo el personal
sanitario, servicios de limpieza, camilleros, personal administrativo,
celadores, auxiliares, enfermeras, médicos, todos ellos están implicados arriesgando
su vida. Una de mis hijas es enfermera y ayer en su día de fiesta me comentó: “
me siento mal estando en casa, hay tanto por hacer" y se ofreció a ir si la
necesitaban, este es el espíritu de una vocación al servicio a los demás que
gracias a Dios están teniendo la casi totalidad de todos aquellos que se
olvidan de si para ayudar sus semejantes. Gracias a todos en los diversos
ámbitos de servicio público que cumplen con igual empeño esta función de ayuda.
Muchos estamos rezando a diario por todos ellos.
Pero en este blog y por su
contenido habitual, quiero mencionar de una forma especial en mi gratitud a los
sacerdotes. A muchísimos sacerdotes que están viviendo esta tragedia con dolor
y digo dolor porque muchos de ellos están viendo morir a sus feligreses, porque
ellos mismos han sido contagiados y no pueden salir, confinados a esa “prisión “
que el Covid 19 les ha metido. Dolor sacerdotal porque no pueden entregar a
Jesús hecho carne en la Eucaristía. Ellos se han hecho sacerdotes para cumplir
esa misión y les desgarra el alma no poder entregarlo en estos días. He visto a
más de uno llorar por ello, por eso les doy las gracias a todos aquellos que de
una forma u otra mantienen el contacto a través de las redes, a los que emiten
en directo una misa, una adoración, un catecismo, unas palabras de aliento…
Claro que sí que nos animan a tantos, claro que sí, que nos dan esperanza, que
nos transmiten paz, que nos alientan a que nuestras horas de encierro estén
llenas de vida.
Hay quien ha criticado todas
estas acciones como el que vende cromos, hay quien ha menospreciado las pantallas
de un pc por recibir alimento espiritual, pero es el mensaje que recibimos a través
de esas pantallas, que luego logramos aplicar al encontrarnos con el aliento
recibido para buscar ese encuentro personal, silencioso y en comunión con toda
la iglesia en el Señor.
Gracias a todos los sacerdotes
por las misas que ofrecéis por nosotros, gracias por vuestras palabras, por
vuestra esperanza, vuestra fe, vuestro consuelo, por todas las ideas que lleváis
a la práctica para que nuestra vida de clausura forzada, tenga sentido y sepa
ofrecerse también por los demás.
Hay tantas cosas hermosas que nos
ofrecéis, tantos testimonios que hacen que nos quejemos un poquito menos, solo
los que viven en la fe pueden entender el valor de lo que a los ojos de algunos
pasa desapercibido.
Gracias queridos sacerdotes. Yo
os quiero y doy gracias al Señor por teneros en mi vida. Y a todos vosotros que soléis leerme os deseo mucho ánimo,
que vuestra fe , esperanza y caridad no desfallezcan nunca. La única Verdad no
adulterada y manipulada y a la que debemos agarrarnos es aquella que nos dijo:" Yo
estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mt 28,16-20).
5 comentarios
Me uno a todos tus agradecimientos que bien se lo merecen tanta persona que arriesga su vida para atender a los que lo necesitan.Yo ya estoy acostumbrada a la reclusión pues llevo desde finales de febrero cuando la cosa se puso ya muy fea, sobre todo en mi tierra, y mis hermanos médicos me aconsejaron que no fuera a natación y yo entonces pensé que mejor todavía no salir de casa más que lo imprescindible por precaución pues si yo me infectaba aparte de infectar a otros mi marido se quedaba sin su cuidadora y eso me llenó de angustia ya que él depende totalmente de mí.Saludos y a quedarnos en casa por el bien común.
ResponderEliminarEs el momento de poner a trabajar y en funcionamiento nuestros talentos. Aunque nos parezcan insuficientes.
ResponderEliminarSiempre me voy serena de tu blog Angelo. Gracias por ello.
Un abrazo.
Me uno a tu acción de gracias!!
ResponderEliminarLe pido a Dios que está brutal y trágica crisis saque lo mejor de cada uno y salgamos fortalecidos humana y espiritualmente.
Un abrazo Ángel.
#yomequedoencasa
ResponderEliminarEn días tan difíciles como estos, importa quien te haga sentir un poco más ligero. Importa quien sea capaz de arrancarte una sonrisa en mitad de este inmenso mar de tristeza. Importa el que permanece de pie dando lecciones de coraje a los demás, y aunque él mismo esté roto.
Un fuerte abrazo querido Ángel y mis mejores deseos para tu familia.
Dios no está oculto para nadie debajo de la tierra o detrás de algún arbusto. Dios no juega a las escondidas, más bien, se revela con simplicidad en los acontecimientos menos esperados y muy especialmente en la intimidad de nuestros corazones. En vez de hurgar en lo esotérico, en lo frívolo, en lo fantástico, en lo denso, hay que descubrirlo en lo evidente y cercano. Por ejemplo, reconocerlo en toda la gente que trabaja fielmente cumpliendo sus obligaciones. En los que viven con esperanza en medio de su desesperación. En los que sonríen ante el padecimiento. En los que aman a los que nadie ama. En los amigos entusiastas que se cruzan casualmente una tarde en que ambos estaban tristes. En los que piensan más en vivir que morir. En los que doman sus temores. En los que aún creen en la humanidad que parece perdida. En los que cuidan el planeta y toda la creación. En los que abrazan sin prejuicios, ríen cuando otros rumian su mal humor, cantan aunque nadie quiera oírlos, caminan a pesar de sus cojeras, escuchan, desafían, consuelan.
ResponderEliminarEn lugar de abrir los ojos, a menudo hay que cerrarlos para encontrar a Cristo resucitado. Su voz sólo se escucha desde dentro. Prefiere la intimidad porque sabe que cada uno de nosotros tiene sus propios idiomas. Sabe bien qué nos pasa reservadamente y sabe qué parte de nuestra vida es la que necesita una inyección de vida.
Jesús resucitado no es un fantasma. Está en la misma vida. Es carne para nuestra carne molida y débil. Es agua para nuestra sed de eternidad. Es presencia notoria y vivificante. Es intensidad y energía para nuestros motores desgastados.
Jesús está alegre porque ha resucitado para los que vivimos a medias y sin alegría. Estemos muy alegres, sí?
Desde el fondo de mi corazón, feliz pascua de resurrección.
Un gran abrazo, querido Ángel.
🤗🤗🤗🤗🤗🤗
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