Una historia
No voy a poder estar al completo en mis blogs. Me han pedido ayuda para un trabajo, y tal vez me lleve unos días, o un par de semanas. En cuanto pueda, lo retomo. Os dejo con una historia que leí ayer y me gustó. ¡Hasta la vuelta!
Una historia china habla de un anciano labrador que tenia un viejo caballo para cultivar sus campos.
Un día, el caballo escapo a las montañas. Cuando los vecinos del anciano se acercaban para condolerse con el y lamentar su desgracia, el anciano les repitió: Mala suerte?, Buena suerte?, Quien sabe?.
Una semana después, el caballo volvió con un manada de caballos salvajes. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. Este les respondió: Mala suerte?, Buena suerte?, Quien sabe?
Cuando el hijo del labrador intento domar uno de aquellos caballos salvajes, cayo y se rompió una pierna. Todo el mundo considero esto como una desgracia. No así el labrador se limito a decir: Mala suerte?, Buena Suerte?, Quien sabe?
Unas semanas mas tarde, el ejercito entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota, lo dejaron tranquilo. Había sido Buena suerte?, Mala suerte?, Quien sabe?
Todo lo que a primera vista parece un contratiempo puede ser un disfraz del bien. Y lo que parece bueno a primera vista puede ser dañino.
Así pues sería una postura sabia que dejemos a DIOS decir lo que es buena suerte y mala, y le agradezcamos que las cosas se convierten en bien para los que le aman...
¡Alabado sea Jesucristo!
15 comentarios
Vaya, pues te vamos a echar de menos.
ResponderEliminarUn beso y que te salga bien.
Es muy bueno. En un relato tan corto enseña una gran sabiduría. En este mundo todo es relativo. de hecho coparar no es otra cosa que medir. Pero ¿frente a qué comparamos para dar una justa medida?.
ResponderEliminarTodo hombre no de compararse con otro, de hacerlo con Jesucristo al que debe imitar.
Toda ley humana debe compararse con la ley de Dios.
Cuanto más lejos esté el hombre de Dios y la ley humana de la divina peor y viceversa.
No hace falta que te diga lo que te voy a extrañar :(
ResponderEliminarUn cariñoso saludo.
Me recuerda a un cuento zen que leí. El monje novicio se acerca a su instructor y le dice: "Maestro, cuando estoy en meditación me distraigo, no encuentro la postura adecuada, la imaginación se me echa a volar y no soy capaz de centrarme". Entonces, el superior le responde: "Pasará".
ResponderEliminarTiempo después, aquel novicio ya más veterano vuelve a dirigirse al instructor y le dice: "Ahora sí soy capaz de prestar atención. Mi meditación es profunda, sosegada, equilibrada, constructiva". El maestro lo mira y le responde: "Pasará".
Ángelo, que vaya muy bien con ese trabajo. Hasta pronto.
Pues te esperaremos :)
ResponderEliminarConocía la historia, sin embargo es de esas que de vez en cuando una necesita que se la vuelvan a recordar.
un beso.
Sé que siempre tienes reparo por todos aquellos fans que te siguen día a día, pero es bueno, normal y sano descansar. Pero en este caso, es para ayudar a una persona. Así que tómate el tiempo que necesites.
ResponderEliminarUn abrazo y hasta la vuelta amigo
Pepe, la próxima vez que no te haga la foto alguien tan bajito.
EliminarJaja bendito humor, nunca lo perdamos :)
EliminarQue la atención esté en la insigna de la Adoración Nocturna.
Vuelve pronto eh? un abrazo y en comunion.....abrazo en Cristo.
ResponderEliminarUna historia preciosa que nos lleva a la reflexión.........y dejaremos a Dios quién de su opinión sobre lo que nos ocurre.Saludos y hasta la vuelta
ResponderEliminarAngelo vuelve cuando quieras.. vendrás con nuevas fuerzas, un abrazo.
ResponderEliminarBesicos y espero que se arregle pronto lo que te hace dejar tus blogs unos días. Cuídate.
ResponderEliminarABRAZOS.
ResponderEliminarLa conocía Ángel,no sabemos nada...
ResponderEliminar¡Feliz y santo Adviento!
Dios os bendiga.
Esperando tu regreso. Saludos Ángel!!
ResponderEliminarTe invito a dejar tu opinión .Sepamos ofrecer lo mejor de nosotros. Bienvenida la crítica, acompañada siempre de la cortesía.