NOSTALGIA DE UNA CARTA
Comentaba la semana pasada, que había recibido una carta manuscrita de un amigo. Mi sorpresa y emoción fueron de mayor intensidad, al comprobar el remitente y que correspondía a una misiva escrita de puño y letra. ¡Cuánto tiempo sin recibir una de ellas!
En mi etapa de vida romana, eran muchas las cartas que intercambiaba con amigos; casi a diario. El PC, aún no formaba parte de mi vida. En varias ocasiones he alabado toda la riqueza, belleza, emoción y sentimientos que una carta aporta a quien la escribe y a quien la recibe. Hoy quiero de nuevo volver a cantar sus bonanzas, en un período, que fueron muy importantes para mí.
Hubo un tiempo, en que la lejanía ofrecía espera. Que las cartas epistolares formaron parte de mí, en un país que no era el mío, donde a diario nacían nuevos sentimientos, donde la fe retornaba, afianzándose en un terreno más firme. Donde reía y lloraba. Donde la comprensión, la amistad, y el respeto adquirían un nuevo significado.
La belleza de las iglesias, me hablaron de QUIEN estaba entrando en mi vida, de forma amorosa, intensa e infinita. Los místicos, los sencillos, los doctores, los mártires, los confesores, los ángeles…, entraron en mi nuevo existir. La soledad, el silencio, la reflexión, iban alimentando mi alma. Y… ¡las cartas empezaron a ser necesarias en mi vida!
Plasmar mis vivencias, compartir con la familia, con los amigos, se convirtió en algo vital. No podía contener tanta emoción, tanto gozo interior y no hablar de ello. Cuánto ha traído el correo electrónico, y… ¡cuánto ha quitado también!
Hoy, basta escribir cualquier emoción y como relámpago que cae, puede ser leído por todo el mundo a los pocos segundos. Por entonces, había que coger papel, pluma, escribir, introducir en un sobre, pensar en el destinatario, pegar un sello, buscar un buzón, y echar esa carta llena de vida. ¡Y contar los días que podía tardar en llegar y ser leída! ¡Menudo ritual!
¿Quién recibe cartas? Ya se desvaneció la ilusión de la espera, la memoria para aprenderse las líneas recibidas, de tanto releerlas. El tacto al estrecharlas, olerlas, besarlas… guardarlas en la caja de los recuerdos especiales y queridos. Se pierde la caligrafía, sello inconfundible del autor de la misma, que nos hacía reconocer al instante al remitente sin necesidad de abrirla.
¿Cuánto hace que no escribimos una carta manuscrita? Empezamos a contribuir a que se pierdan los calígrafos y grafólogos. Añoro todo lo que las cartas me transmitían. El cariño profundo, grandes alegrías, el dolor a veces expresado, el pequeño detalle que se adjuntaba: una flor para secarse, una foto, un aroma, un cabello, un beso marcado… ¡Vida! Cartas llenas de vida.
Qué nostalgia me invade al comprobar que en mi buzón ya no se llene de misivas de puño y letra. Ya ni siquiera suena la voz del cartero, comunicando que hay una carta para mí. Hoy, se escucha otra voz: “ ¡Carta del banco!”
Hubo un tiempo, en que las cartas acompañaban mi vida. ¡Y las echo de menos!
¡Alabado sea Jesucristo!
18 comentarios
Ángelo, suscribo punto por punto tu valoración de las cartas. En la soledad del escritorio, las cartas permitían abrir el corazón de par el par al amigo, al padre, a la amada.
ResponderEliminarYo soy tan tonto que todavía miro el buzón esperanzado de que me llegue alguna, pero sólo hay publicidad y facturas.
Un abrazo.
Angelo,tu tienes una escritura preciosa así que imagino tus cartas,debian de ser maravillosas.Pero yo que soy tan torpe para escribir,estoy encantada con el teléfono.
ResponderEliminarEn esto no soy nada romántica :D
Un cordial saludo.
Ay Angelo....en esto si que estamos en la misma linea...he escrito infinidad de cartas...y me han ayudado tantisimo las que recibia....Parte de este blog es mi nostalgia de ellas....porque sigo prefiriendolas escritas a mano, no sé son otra cosa.....desde pequeña, desde el internado escribia muy a menudo a mi casa...y después en mi noviazgo era carta diaria.....las guardo muchas de ellas y sé que tengo un tesoro con ellas. Un besote.
ResponderEliminarTienes razón; sólo recibo cartas de familiares y amigos previos a la 'era digital', aunque sí muchas postales manuscritas de amigos que están de viaje. Pero también menos que antes de la invasión cibernética. Y se echan de menos. Saludos.
ResponderEliminarEs verdad que la magía de las cartas, igual que la del libro o el diario impreso, no es lo misma que "lo virtual",
ResponderEliminarEs cierto también que "deprime" encontrar solo misivas del Banco en el buzón.
No hay romanticismo alguno..., pero como decía una canción, lamentablemente, no son estos tiempos para la lírica.
Sin embargo, esa inmediatez también tiene su... encanto(?)
... o al menos habrá que buscarselo, no nos quedará más remedio..
ABRAZOS.
Cuánta razón llevas Angelo, he escrito muchisimas cartas y recibido otras tantas en mi vida, que guardo cariñosamente en un cajón, de muchos años con muchas vidas. En nada tiene que ver con los correos de hoy por internet, hoy ya no las escribo es verdad, lo hago por aqui. Es uno de los tantos adelantos, el telefono por un lado y esto por otro, el correo tradicional se ha olvidado, una pena. Abrazos
ResponderEliminarHola Angelo, ..."tanto no has traido el correo eléctronico y tanto nos ha quita"... Cierto, hace tiempo escribi un post parecido,lo titule "Eres tu o es tu perfil", la bandeja de entrada se llena de FW o Re pocas veces de misivas personales y el buzón se llena de publicidad y facturas, poco o nada personal. Creo que todos extrañamos ese arte de sentarse a revelarle el corazón a nuestro destinatario y descubrir el de nuestro remitente.
ResponderEliminarMil gracias por compartir vida y dar vida que Dios le bendiga muy unidos en oración
ResponderEliminarGRACIAS...
ResponderEliminarPara recibir cartas, primero hay que escribirlas.
ResponderEliminarme ha gustado mucho tu entrada porque yo soy de las que todavía escribo algunas cartas a mano. Mi noviazgo (cinco años de carteo diario, tampoco había móviles entonces y el teléfono familiar siempre estaba vigilado) y parte de mi matrimonio, con ausencias demasiado frecuentes, no hubiera llegado a lo que tengo ahora sin las cartas.
Así que estoy dispuesta a escribir a todo el que lo desee.
Un beso, campeón
Que bonito post! Las partes fueron parte muy importante de mi crecimiento, cuando mi hermana emigró a Suiza a casarse y formar una familia y yo quedé llena de nostalgia anhelando saber cada detalle de ella!
ResponderEliminarBesitos,
¡Hola!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho que sacaras este tema. A mí me ha influido el correo electrónico en que ha hecho que escriba menos cartas, pero ha cambiado la forma sólo, pues ahora me comunico con más frecuencia con mi gente pues tomo los correos como cartas, con contenido laaaaargo si es lo que me sale o requiere la situación y tengo tiempo; me da menos pereza, aunque el encanto de las cartas manuscritas es único. Recuerdo que el primer correo que recibí tuyo, Angelo, al llevar tu firma personal añadida, me llegó de un modo especial, sentí que una persona con una letra así tenía que ser cálida, afable, cercana… y se ha ido confirmando.
Pienso que quienes hemos tenido la costumbre de escribir percibimos en la letra algo más que el contenido. Yo me he observado y, según el estado de ánimo, cansancio, etc. la letra se ve afectada, y si no, mirad a ver en unos Ejercicios Espirituales, retiros y etc. lo bonita y equilibrada que sale la letra, es una ventana más que habla de nuestro interior.
Uff, disculpad el rollo, pero es que somos muchos los que nos dedicamos a la Enseñanza y observamos la relación que tienen los trabajos manuscritos y exámenes de los chicos con su forma de ser o su momento, su personalidad, etc; es interesantísimo.
Bueno, ya me voy a… ¡cenar! porque he acabado de corregir todos los exámenes de la temporada, ¡bendito sea Dios! ¡Los milagros existen!
Ah, la última vez que escribí en plan manuscrito no fueron cartas. Fue en la Navidad pasada. Cogí diferentes postalitas de Navidad de las monjas de Quilvo (Chile) y una de las cuales tiene "unamadreagradecida" como foto de perfil y, a lo largo del mes anterior al fin del primer trimestre, sacando ratos libres, oraba un rato por los compañeros a los que les iba a escribir las postalitas a continuación, qué es lo que el Señor "me inspiraba" en cada caso. Y así, el día último antes de vacaciones, dejé en cada casillero, en Conserjería, Administración y donde se reúnen las mujeres de la limpieza, a cada uno su postalita tan tierna (y con Belén todas, nada de bolitas y trineos rojos...) manuscrita y con un mensaje diferente a cada uno. Les encantó y más de dos y bastantes se emocionaron cuando vieron que cada uno tenía un mensaje propio, y me preguntaban de dónde había sacado tiempo para escribir a mano más de sesenta postalitas en tiempo de exámenes. Bueno, es sólo una anécdota, pero fue encantador ver cómo, de repente, veía caras que retornaban a una expresión infantil y tierna.
Besicos.
Mucho de verdad. Pero quizás ahora si tengo a la persona amada lejos prefiero la webcam y no sufrir tanto esperando la llegada de una carta, que suena muy romántico y echando la vista atrás maravilloso.
ResponderEliminarPero los que han tenido que vivir largas temporadas a grandes distancias de la persona que se ama, creo que prefieren la cam.
Prefiero mi coche a tener un caballo, mi móvil a no tenerlo, mi ordenador ...etc
Y el romanticismo se puede demostrar de otra manera.
También yo añoro las cartas manuscritas de antaño, he escrito siempre y sigo haciéndolo a algunos familiares ya ancianos a los que se que les gusta recibirlas y que estan lejos de estos medios de ahora.
ResponderEliminarUn abrazo.
Todavía escribo cartas.
ResponderEliminarCon el ordenador no consigo la temperatura adecuada.
Me fijo en como doblan el papel para meterlo en el sobre, en la letra... Siempre preferiré las cartas manuscritas.
Ay, pues yo no las echo de menos ni el escribirlas tampoco. ¡Con lo rápido que es un email! Debo ser poco romántica en esto, como Belén.
ResponderEliminarUn abrazo.
:O)
A mi me gusta escribir cartas y enviarlas por correo postal.
ResponderEliminarQuien desee que le envie postales, fotos, o simplemente cartas, envieme su dirección a mi email, y les escribo.
También recibo cartas, no importa que la persona me escriba por email o las redes sociales.
Gracias Ángel.
Cuando voy por la calle y veo un buzón, me parece una especie de pieza que se escapó del Museo... Yo no extraño las cartas manuscritas... y eso que escribí muchísimas y muy largas. En una época escribía con fiebre, hojas y hojas y no me cansaba... claro, tenía necesidad de volcar una experiencia que estaba siendo totalmente desbordante en mi vida... mi conversión. Pero la verdad, como mi letra de repente se puede volver ininteligible, las personas agradecen que mis cartas sean escritas "a máquina", con el Word.Porque eso si, hay personas que aun no se manejan con internet y si les escribo lo hago con el Word ¡o el Works! O ¡también a veces a mi Confesor! Yo hace muchísimo que no recibo una carta a mano, unos 10 años o algo así...
ResponderEliminarPobres buzones, son testimonio de una sociedad mas romántica?
Te invito a dejar tu opinión .Sepamos ofrecer lo mejor de nosotros. Bienvenida la crítica, acompañada siempre de la cortesía.