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LAS VENTAJAS DE LA INGENUIDAD




Creo que los seres humanos nos caracterizamos por nuestra capacidad de relacionarnos; aún más, estoy convencido de algo: somos esencialmente “seres en relación” y esa característica primordial nos hace humanos. Al hablar de relación estoy hablando también de conciencia y de libertad. Ser engendrados es ser llamados a la vida desde el amor. No me refiero a las vidas fruto del accidente o la violencia, que son en definitiva causa de existencias dolientes.

Sin duda al hablar del amor como origen de toda existencia humana tengo que referirme en última instancia al amor sin ambages, al amor de Dios. Es sólo la ambigüedad del amor, o mejor dicho, del desamor humano, el que da origen a las normas y a las leyes.

Se atribuye a S. Agustín, el dicho de “ama y haz lo que quieras”. No hay nada más conforme al Evangelio que esta sentencia tan ingenua, diáfana y consoladora; es la única capaz de definir a la persona en su ser más genuino de Imagen y semejanza de Dios. La relación humana es tal si desarrollada desde el amor.

Si leemos superficialmente el relato de las bodas de Caná, nos perdemos la riqueza de su contenido. La forma bíblica de hablar del amor de Dios es referirse al amor nupcial, como nos dice el profeta Isaías en la primera lectura. En el contexto de una boda, el evangelio de Juan nos hablará precisamente de los fundamentos de la vida humana. Sólo la relación de amor, representada en el vino de la nueva alianza, será capaz de crear de nuevo al hombre y a la mujer.

Las tinajas de piedra preparadas para las purificaciones de los judíos, símbolos de la ley, están vacías, sin contenido, sin capacidad para manifestar la Gloria de Dios. Con este signo, nos dice el evangelio de hoy, “Jesús manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él”. Es el primero de los signos que aparece en el Evangelio de Juan y la premonición de la glorificación del Hijo, que tendrá lugar en la cruz.

Con Jesús se establece la alianza de amor entre Dios y su pueblo, sellada con el don de su Espíritu. El fruto de este Don será una familia, cuyas relaciones estarán basadas en el amor. Por ello San Pablo, en la segunda lectura de hoy, dirá que hay un solo don que se manifiesta en carismas, ministerios y funciones. De nuevo aparece la conciencia de que sólo el amor, que se expresa en la relación construida en el diálogo constructivo de Dios con la humanidad y de los seres humanos entre sí, es capaz de hacer realidad el “sueño” o “proyecto” de Dios. El amor de Dios es el regalo que permite a hombres y mujeres regalarse unos a otros en una relación de entrega mutua.

María aparece en este relato como aquella que, perteneciendo al Israel que confía en las promesas mesiánicas, (el resto de Israel lo llama la Biblia), cree en la ingenuidad de Jesús. Por eso María se presenta como modelo de la comunidad israelita que cree en Jesús; forma parte de la boda: “y la madre de Jesús estaba allí” nos dice el Evangelio, mientras que Jesús fue sólo un invitado, es decir, no pertenece a la antigua alianza, porque en él empieza la nueva creación. Esta es la razón por la que Jesús llama “mujer” a su madre; porque se convierte en el modelo de la nueva creación, sustituyendo a la “mujer” Eva.

Creo que en el día de hoy estamos llamados a creer, como María, en la “ingenuidad” de Jesús. O creemos en la fuerza de la ley o creemos en el amor. Parecerá ingenua la alternativa, pero estoy convencido de que una gran dosis de esa ingenuidad es la única capaz de “mover el sol y las estrellas” por parafrasear al gran Dante, autor de la “Divina Comedia”. Después del signo de las bodas de Caná, donde el vino del amor abunda, creo que tenemos, aunque sólo sea por esta vez, un buen motivo para ser ingenuos.
P. Nicolás Sánchez Toledano

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5 comentarios

  1. Creo en el amor y me desespera que la fuerza de la ley se haya erigido en decisora de la vida y muerte de una persona. La ley que no está inspirada en el amor es tremendamente injusta.
    Me encanta en el Evangelio de hoy la figura de María, ejerce de madre de todos.
    Un abrazo

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  2. La única ley que conozco de verdadero amor, es la de Dios. Tan sólo inspirados en esa ley, el hombre puede intentar hacer las suyas, pero con la enorme probabilidad de caer en grandes errores. No obstante, en nosotros está intentarlo cada día y siempre pidiendo la ayuda necesaria.
    Un abrazo, querido Ángel y feliz Domingo.

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  3. Excelente reflexión de tu hermano, gracias por traerla. Mis oraciones van con él, de la mano de la Madre.
    "haced lo que Él, os diga", es su deseo, como buena madre, desea siempre los mejor para sus hijos, y nos enseña el camino.
    Un abrazo para TODA esa querida familia, la que a pesar de la distancia, SIENTO TAN MIA.
    UN GRAN ABRAZO.

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  4. SOY MARIANO POR CONVICCIÓN PORQUE VEO EN MARÍA AL SER QUE NO COMPRENDÍA NADA DE LO QUE ACONTECÍA PERO QUE SIN EMBARGO TUVO PLENA CONFIANZA DESDE EL MOMENTO DE LA VISITA DE GABRIEL.
    ME HA LLAMADO SIEMNPRE LA ATENCIÓN, APARTE DE TUS EXCELENTES
    EXPOSICIONES, QUE MARÍA, CON ESA CONFIANZA ANTES MENCIONADA, SABÍA DE ANTEMANO QUE SU HIJO JESÚS HARÍA LO QUE ELLA SOLICITABA. ESO TAMBIÉN ES PARA MEDITAR.
    SABIAS REFLEXIONES.
    UN FUERTE ABRAZO.

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  5. Qué precioso comentario a esta frase. Como dices al final, “parece ingenua la alternativa”. Pero solo parece. Amar, como Jesús ama conlleva una decisión libre nada ingenua. Y si se lleva a cabo, podemos decir “ama y haz lo que quieras”. Ojalá lo pudieran decir muchos cristianos, y entre ellos, todos los que tienen responsabilidades importantes en la sociedad, como los diputados, siempre decidirían lo que es el bien para todos.

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