
En esta semana de variedades voy a hablar de emociones, concretamente de la que me ha producido una de las películas vistas en este mes. Se trata de Amour del año 2012, dirigida por Michael Haneke y protagonizada por los dos actores que acaparan casi toda la película: Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva.
Y tengo que decir que ha sido dura, no en sus imágenes, pero sí emocionalmente. Recuerdos muy cercanos a lo vivido con mi madre en sus dos últimos años y una reflexión que solo los que empiezan a rozar la vejez pueden ir comprendiendo: percibir ese mundo de caos total en la etapa en la que las fuerzas físicas y mentales se resisten a permanecer, dejando abandonado un cuerpo que quiere seguir respondiendo.
Breve síntesis del argumento
La historia sigue a Georges y Anne, un matrimonio de ancianos que vive tranquilamente en París hasta que ella sufre un derrame cerebral. A partir de ese momento, la enfermedad comienza a deteriorar su cuerpo y su mente, y Georges, fiel a su promesa, asume en soledad la dura tarea de acompañarla en un proceso de declive irreversible.
Algunas frases de Amour
Anne: “No me mires así. Me da vergüenza.” (cuando empieza a sentirse invadida por la enfermedad)
Georges: “Prometí cuidarte.” (resumen de toda la fidelidad que sostiene la historia)
Anne: “El dolor no me deja en paz… todo el día, toda la noche.”
Georges: “Lo peor es que te veo sufrir y no puedo hacer nada.”
Anne: “A veces sueño que me estoy ahogando.”
Georges (casi al final, cuando decide): “No te abandonaré. Nunca.”
Mi opinión
La película va sin anestesia, apenas hay banda sonora en las dos horas que dura el film y me veo forzado a mirar de frente la vejez y la despedida. Puede parecer fría, incluso cruel, pero en esa crudeza se esconde su mayor verdad: el amor que permanece hasta el final, el que no se mide en besos de cine sino en la paciencia de dar de comer, de limpiar, de sostener una mano temblorosa. Es incómoda, sí, pero también necesaria. Me hizo pensar en cuánto valor tiene acompañar al ser querido en su fragilidad y en cómo, a veces, la mayor prueba de amor no es la pasión, sino la fidelidad silenciosa.
Nos coloca frente al amor en su forma más radical y silenciosa, no el romántico de juventud, sino el de dos ancianos (Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva) que enfrentan la vejez, la enfermedad y la despedida definitiva. A muchos les puede resultar difícil o incómoda, pero precisamente en esa incomodidad está su belleza. Nos hace reflexionar sobre cómo acompañamos a quienes amamos en sus fragilidades, y qué significa cuidar hasta el final.
Amour no es una película para entretener, sino para confrontar. La recomiendo solo si uno está dispuesto a dejarse sacudir. A mí me parece una buena película para aconsejar por la honestidad y por cómo muestra el amor en su dimensión más cruda, pero también más auténtica. Eso sí: es dura, incluso desgarradora.
Lo que más me impactó fue ese final abrupto, sin alivio alguno. Me dejó con una incomodidad que no se disipa y que, quizá por eso mismo, invita a reflexionar más allá de la pantalla.
“El verdadero amor se mide en los pasillos silenciosos de una casa donde alguien sufre.”
“Cuidar es la forma más radical de amar cuando ya no quedan palabras.”
“El amor no siempre es dulce: a veces es la decisión de quedarse aunque duela.”
“La fidelidad se prueba en la fragilidad.”
“La ternura puede ser más fuerte que la muerte.”
“Amar también es sostener la mirada del otro cuando ya no queda nada que decir.”
Tráiler
Tráiler oficial de Amour (2012).
Ficha técnica

Película: Amour
Director / Año: Michael Haneke, 2012
Reparto principal: Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabelle Huppert
Duración: 127 min
País: Francia / Austria / Alemania
Premios destacados: Palma de Oro (Cannes 2012); Óscar a Mejor Película de habla no inglesa; César (Película, Director, Actor, Actriz, Guion); BAFTA (Película de habla no inglesa, Actriz).
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