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Completas mi belleza


La semana pasada recibí un WhatsApp con un precioso texto que me invitaba a leerlo y que se convirtió en un momento de reflexión y oración. Lo comparto con todos vosotros hoy en esta página.

Un día, al atardecer, vi el amor y el sufrimiento (en francés es femenina "la souffrance” ) bailar en una nube, y cantaban bailando un himno en honor a Dios que les había dado el "la". Me acerque, asombrado de ver al amor amar al sufrimiento y al sufrimiento amar al amor. ¿Cómo podían agarrarse de la mano y amarse así? Yo le conocía bien a uno y otro. El, tan hermoso y ella, tan fea.

Me acerqué asombrado y vi que el sufrimiento había cambiado de rostro. Ya no era fea, sino que una belleza radiante resplandecía en su frente radiante, una armonía serena flotaba alrededor de ella. Sorprendido, volví los ojos hacia el amor, y le vi muy bello a él también, con una belleza sublime, con una belleza tan radiante que fui deslumbrado.

Reinaba una luz que no era de este mundo. Entonces, atento, permanecí inmóvil y oí al sufrimiento decirle al amor: "No me dejes, tu que me has llamado. Yo sé que sin ti soy fea. Dime que no me dejarás jamás, tengo miedo de encontrarme sola." Y el amor respondió, con esa voz en la que resuena la Eternidad: "No temas nada, pequeño sufrimiento, no sabes que contigo yo también soy mucho más bello, aunque los mortales que me ven sin ti no pueden imaginarse que el esplendor de mi rostro pueda crecer."

"Sí, sufrimiento mío, te amo porque completas mi belleza y porque solo tú sabes conducirla a su perfección, tan llena de luz y de alegría". Durante mucho tiempo, permanecí de pie delante de esta escena, después me atreví y pedí al sufrimiento y al amor que me tomaran con ellos. Me pusieron entre sus brazos y me tomaron como a un niño. Siempre, siempre seré pobre, siempre cantare con ellos un canto de alabanza al Dios que nos ha concedido su gran Vida de Señor, ese Dios que es gran fuente, ese Dios de plenitud. Ese Dios que nos ha unido a los tres nos ha hecho Uno.

Venid todos, venid todas con nosotros, el himno será tan puro y tan ligero que subirá de un aletazo a lo más alto de los cielos, para unirse al canto de todos los ángeles... 
 Abbé Pierre, Bèni Abbès
¡Que tengáis un feliz día!


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