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El núcleo más secreto


Si analizáramos la cantidad de cosas que se pueden hacer al día por cada uno de nosotros , nos sorprenderíamos del listado que surgiría de ellas. Si añadimos las imaginaciones de cada uno, durante las 24 horas, o las conversaciones y diálogos que tenemos con otros, nos daríamos cuenta de que la vida está atiborrada de cosas muy buenas y valiosas, y otras de las que nos gustaría despojarnos; en todo caso ella marca muchas rutas de nuestro presente.

He visto a gente convertirse a  la fe cristiana otros que la han perdido y otros que se quedan “en tierra de nadie” sin saber a que lado pertenecen, y son aquellos que encubren y excusan algunas de sus actuaciones bajo el nombre de la conciencia. Parece ser que es el sello de la verdad absoluta, y a ella  se le une la libertad de expresión que también esconde los atropellos que se comenten con su máscara, sin medir las consecuencias, el daño y el sufrimiento que puede ocasionar a otros. 

En nombre de la conciencia se decide por otros, sin tenerlos en cuenta… En nombre de la conciencia se mata a niños inocentes, aún no nacidos, queriéndoles preservar de la enfermedad o de las malformaciones que ya arrastran desde el seno materno. En nombre de la conciencia se quiere acortar la vida de aquellos pacientes ya desahuciados… Sin duda la conciencia se deja engañar y manipular, muchas veces. En realidad, lo que se hace poniendo a la conciencia como excusa es atajar, o al menos a creer que se ataja, por el camino más corto, eliminar del camino dificultades y contrariedades, escoger solo lo fácil, lo que se adapta al ritmo o estilo de vida de cada cual… ¿A dónde llegarán?...

Y dentro de esa conciencia que algunos empiezan a adaptar a su forma de vida y pensar, están los que dicen que siguen a Jesús, pero pasando por alto a la Iglesia por Él fundada, agregando o quitando lo que su propia iniciativa le dicta a conveniencia de la vida que ha elegido vivir. Incluso en el abandono de los Sacramentos . ¿Cómo se sigue a Jesús si se niega uno a recibirle en la Comunión?  “ En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros... El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él”. (Juan 6,53-56). Y lo mismo podríamos decir de la Confesión. Si uno se cree perfecto y no se acoge a la Misericordia de Dios a través del Sacramento, ¿como podrá reconocer sus errores y caídas?¿Cómo podrá experimentar el perdón? Una conciencia que te invita a dejar los sacramentos, fuentes de gracia y del encuentro con Jesús, es signo de que algo falla.

Un amigo sacerdote, hablando sobre este tema escribía: “ En nuestra época, uno de los problemas más fuertes es el subjetivismo. Para no caer en él tenemos una gran ayuda. Si lo que creo que sea la voz de mi conciencia entra en contradicción con los diez mandamientos y la enseñanza de la Iglesia, me estaré auto-engañando. Si está dentro de ese marco, adelante, aunque los demás me digan que debería hacer otra cosa. Pero lo que me dicen los demás también da pie no para hacer lo que los demás digan, simplemente porque ellos lo digan, sino para preguntarle a Dios en la oración qué opina Él de todo esto. Que sea Él la última palabra siempre. Y otra cuestión. Tenemos que estar siempre abiertos a que lo que Dios pueda querer de uno en un momento pueda variar con el tiempo, recibir matizaciones, crecimiento, etc. Incluso cambios radicales en lo que esto sea posible. “

El Catecismo recoge palabras de la Gaudium et Spes en las que se afirma que el hombre tiene una ley inscrita por Dios en su corazón y que la conciencia es el núcleo más secreto, el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella. (Catecismo nº 1776).Por tanto, la conciencia es fundamental en nuestra vida interior. Para el hombre que ha cometido el mal, dice el Catecismo, el veredicto de su conciencia constituye una garantía de conversión y de esperanza.

La conciencia debe estar bien formada, asentada en la fe y la oración. Para ello estamos asistidos por los dones del Espíritu Santo, ayudados por el testimonio y consejos de otros y guiados por la enseñanza autorizada de la Iglesia. 

La conciencia moral puede estar afectada por la ignorancia y puede formar juicios erróneos sobre actos proyectados o ya cometidos, porque sucede que a veces “el hombre no se preocupa de buscar la verdad y el bien y, poco a poco, por el hábito del pecado, la conciencia se queda casi ciega” (GS)

¿Cómo saber que nuestra conciencia está en la Verdad? Sería una buena pregunta para que se respondiera con sinceridad. Estoy seguro que cada uno sabe la respuesta, lo que ya no  lo estoy tanto es del conocimiento que tenemos de lo que es la Verdad. 

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8 comentarios

  1. Estamos viviendo una época en la que las conciencias cada vez están menos formadas y necesitamos con urgencia formarlas.Saludos

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    1. Así es Charo, me quedo perplejo muchas veces en conversaciones con amigos con la facilidad que esconden verdaderas barbaridades en el nombre de su conciencia. Urgente el ayudar a formarnos en ella. Un abrazo. Gracias por tu comentario

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    1. Ramón que alegría me da siempre verte por aquí, lo has resumido de forma insuperable. Muchas gracias. Un fuertísimo abrazo

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  3. Es un post muy adecuado a nuestros tiempos relativistas, donde cada cosa es según el cristal con qué se mira.
    Pero para nosotros que creemos en Jesús, nuestro cristal más nítido es la Palabra de Dios reflejada en los 4 Evangelios canónicos, el magisterio bimilenario de la iglesia, y el testimonio de tantos santos, mártires, pastores y doctores de la misma. Todo apunta hacia una única dirección: Jesucristo como única puerta de entrada a la vida eterna. No hay otra.
    Gracias por tu testimonio, Angel, Dios te bendiga

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    1. Gracias Felicitas por mencionar las fuentes donde se debe formar nuestra conciencia. Un abrazo y mi gratitud por tu aportación una vez más.

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  4. Totalmente de acuerdo Angel, en nombre de la conciencia, se comenten barbaridades de tamaño monstruoso. A cualquier cosa se le llama conciencia, y como muy bien has explicado en tu post, la conciencia está directamente relacionada con la Verdad...y la verdad ya sabemos cuál es, Jesucristo!!!! "Yo soy el Camino, LA VERDAD, y la Vida. Y quien no se lo crea, ¡qué pena! Se lo pierde!

    Un fuerte abrazo!

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    1. A mi me deja pasmado las afirmaciones que algunos realizan sobre sus actuaciones fuera del magisterio de la Iglesia, bajo la máscara de la conciencia, cuando estas personas se proclaman católicos practicantes. No acabo de entenderlo. Gracias Paula una vez más por tu comentario.Un abrazo

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