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¿Cuándo te abriré?


Existen pensamientos que vuelven una y otra vez interpelando de forma diferente en las distintas etapas que uno va atravesando en la vida. Y eso es lo que me ocurre de vez en cuando, con uno de los sonetos de Lope de Vega presentado en varias ocasiones en este blog:

¿Qué tengo yo que mi amistad procuras? 
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío, 
que a mi puerta cubierto de rocío 
pasas las noches del invierno oscuras? 

¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras, 
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío, 
si de mi ingratitud el hielo frío 
secó las llagas de tus plantas puras! 

¡Cuántas veces el Ángel me decía: 
«Alma, asómate ahora a la ventana, 
verás con cuánto amor llamar porfía»! 
¡Y cuántas, Hermosura Soberana, 
«Mañana le abriremos», respondía, 
para lo mismo responder mañana! 

Nunca me deja indiferente, siempre tengo la impresión de que soy yo el protagonista de la misma. Cada frase podría haber salido de mi boca desde mi corazón y me atrevería a decir que más de uno tiene el mismo sentimiento. Uno percibe fácilmente la amorosa espera silenciosa de alguien que aguarda ¿Qué tengo yo para que Cristo me busque y espere pacientemente mi respuesta a su amor?...

Dios que se ofrece por nosotros y nos llama, y nosotros que lo rechazamos una y otra vez. Dejamos otra vez para mañana el convertirnos plenamente a Él, hacerlo el centro y el fin de nuestras vidas. Dios nos llama todos los días, “Alma, asómate ahora a la ventana”.

“Qué extraño desvarío”, postergar nuestra conversión, darle largas a Dios, dejar para después la renuncia a todo lo que en un principio quisimos vivir al principio del año, en cuaresma, o en cualquier  tiempo… Ese vicio, el aceptar humildemente toda su voluntad, o el hacer esa buena obra que podría hacer y que no me he tomado la molestia en llevarla a cabo, o el permitirle entrar en esa área de mi vida en la que su presencia tal vez me estorbe (mi trabajo, mi noviazgo, mi relación con los demás, mi diversión, mis caprichos...). No, si convertirse no es fácil. Si las cosas que merecen la salvación se hicieran fácilmente, cualquiera las haría, y sin la intervención de Dios. Por eso se nos ofrecen herramientas de probada eficiencia: oración, sacrificio, caridad.

Tan solo pensar en ellas, al hombre moderno se le contraen todos los músculos del cuerpo. Cada vez más la excusa se apodera en este siglo XXI. La cantidad de veces que nos justificamos al día. Pensadlo un poquito. “En mis condiciones es imposible”, “ ya hago otras cosas que también son importantes”, “lo que importa es arrepentirse”... Seamos humildes, reconozcamos nuestras debilidades . 

Ese “mañana te abriremos” que Lope de Vega lamenta, es la excusa más recurrente en nuestra relación con Dios, en nuestra búsqueda de Él, en nuestro deseo de conversión. Podríamos aplicarnos a nosotros mismos aquella frase que Mary Poppins dirige a los chicos que tiene a su cuidado "No me fío de tus promesas, fáciles de hacer, fáciles de romper"... Pero Dios no es Mary Poppins y hasta el último aliento de nuestra vida, seguirá anhelando que le abramos.

¿Será hoy cuando yo lo haga?...

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7 comentarios

  1. Respuestas
    1. Gracias Ramón. Compartimos muchas cosas por eso me alegra verte siempre aquí. Un fuerte abrazo

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  2. Genial Ángel! Ya te echábamos de menos.
    Por mi parte has dado en el clavo, totalmente identificada con la reflexión, además de haberte inspirado en una de mis oraciones preferidas que rezo desde pequeñita.

    Gracias, gracias, gracias, Un abrazo fuerte!
    No nos dejes tanto tiempo.

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    1. Muchísimas gracias Paula por tus palabras tan alentadoras para este blog que se resiste a rendirse. Intentaré complacer tu petición y no alargar tanto mis entradas. Tenías que haber visto mis comienzos, casi no dejaba respirar a los demás con tanto post. Ahora los youtubers han dejado a los blogs más relajados, así que a ver... Un abrazo fuerte

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  3. Un precioso poema que nos lleva a una profunda reflexión.Saludos

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    1. Gracias Charo por tu fiel presencia y aportación a todas mis entradas. Un abrazo

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  4. Hola...Primera vez que te leo...Preciosa tu reflexiòn con ese texto maravilloso de Lope de Vega...Lo he compartido a mi vez muchas veces en mi facebook y siempre vuelve a mì en tantos momentos...Mi amor querido Jesùs, esperando, esperando...Bendiciones hasta tu corazòn...

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