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¿Avanzo o me quedo atrapado?


De tiempos remotos las relaciones del hombre con la divinidad han sido siempre una historia de amores y de desamores, en cualquier época y en cualquier religión. O Dios estaba en todas partes, y con él se contaba y de él se dependía en todo momento, o Dios era algo inútil, olvidado, innecesario, un estorbo o un peso alienante del que convenía desembarazarse cuanto antes. Con Dios o contra Dios, no había otra salida. Pero eso era antes. Ahora, en cambio, los hombres parecen haber encontrado una tercera vía: la indiferencia o el indiferentismo religioso. “Sin Dios, se vive como Dios”

He aquí una pregunta innecesaria para muchos: “¿Dios? – No gracias, sencillamente no me interesa". Dios ha pasado a ser irrelevante en una sociedad que se considera dueña y señora de sí misma, que piensa y calcula en términos concretos, desde lo que ve y desde lo que toca, desde lo inminente. En ella no hay lugar para lo trascendente.

Para vivir así, como vivimos, Dios no resulta imprescindible. Se puede vivir muy bien sin él. ¿De qué sirve creer en Dios si no va a cambiar ni remediar nada? - se preguntan algunos. Y responden: "Si Dios existe, ése es su problema".

El problema está según algunos, en que Dios ha sido sustituido por los ídolos. Dostoievsky escribía: “ "Quien a Dios rechaza, ante un ídolo se inclina”. Eso es lo que está pasando. El hombre de la sociedad de consumo pone su máxima aspiración en el tener, en el dinero, en el disfrute a cualquier precio, en el poder… y así no tiene que depender de nadie. Tampoco de Dios, porque no le hace falta para nada. Además, “Dios es gratuito”, y en el mercado de esta vida o en esta vida concebida como un mercado, nada se da gratis.

Pero a Dios no se le “expulsa” tan fácilmente de este mundo, llevamos ya muchos siglos sin que nadie lo haya “tumbado”. Algunas encuestas recientes revelan que Dios es un valor importante para muchos, pero desgraciadamente son pocos los que se interesan en conocerlo de verdad. La velocidad de vértigo que la tecnología está adquiriendo en estos tiempos , las novedades que no cesan de resurgir casi a diario sin tiempo de saborear lo adquirido, la concupiscencia que se ha adherido a nuestras vidas  como una resina difícil de desprenderse, el hedonismo que se ha colgado a nuestras espaldas, eso… y otras cosas más, hace que muchos no quieran luchar para levantar esos pies atrapados por tanta oferta consumista e ir a la búsqueda de un Dios que siglo tras siglo, día tras día, sigue esperando ser encontrado, para  que su obrar pueda emerger en los corazones de cada uno. 

¿Y yo... Me he planteado conocer de verdad a Dios, o he elegido quedarme con los pies enterrados?¿Avanzo o me quedo atrapado?...

“Yo te siento, Señor, no te conozco, tu espíritu me envuelve. Si conozco contigo, si eres la luz de mi conocimiento, ¿Cómo he de conocerte, inconocible? La luz por la que vemos es invisible. Creo, Señor, en ti sin conocerte”. (Miguel de Unamuno)


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9 comentarios

  1. A mi me apena mucho la gente que de verdad no tienen Fe y claro no creen que exista Dios, no lo viven ni lo experimentan. ¿Cómo conseguir que esto cambie si los creyentes no logramos trasmitir nuestra fe? Saludos

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  2. Toda la razón, vivimos una época difícil, cada vez más secularizada, pero seguramente no menos apartada de Dios que otras anteriores, porque todo evoluciona menos el ser humano que sigue manifestando las mismas actitudes de siempre.

    Ya lo dijo Jesucristo "O conmigo o contra mi" "El que no siembra conmigo, desparrama"

    Gracias Ángel. Un abrazo!

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  3. Me ha gustado mucho, me hace pensar en como me comporto, que hago con mi tiempo?,¿lo aprovecho para vivir con Dios en todas las facetas de mi vida?
    Nosotros somos los afortunados, aprovechemos lo por los que aún no se han enterado o no quieren.
    ¡¡Preocupémonos por estar con el Señor por días sin termino!!
    Es nuestro quehacer diario.
    Un abrazo Ángel

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  4. a mí me parece que siempre hay algo en esta vida que nos choca: tengamos fe en Jesucristo o no y es la muerte. La muerte de un conocido, un amigo, un familiar...nos hace sentir frágiles, nos devuelve a la realidad del hombre, que por ley de vida ha de pasar por la muerte. Muchos viven sin pensar en ello, hasta que se da la muerte de alguien a quien conocen... en no pocas ocasiones, en los funelares, se da la gracia de la conversión de uno o varios pecadores que hasta ese momento vivían de espaldas a Dios. Es la muerte y la incógnita de lo que viene o no viene detrás, lo que hace que el hombre busque a su Hacedor, hasta que lo encuentra en Cristo y su Amor infinito. Un abrazo, amigo

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  5. José Ángel Martín21 enero, 2017 11:21

    Hola a todos, Me gustaron todos los comentarios, gracias a mí no me queda nada por añadir. Si no puedo expresarlo con palabras, lo manifestaré en obras, porque el conocimiento, no es perfecto, ni las palabras, aunque se aproximen. Escuché en una Misa que el conocimiento,
    La sabiduría sólo es de Dios y el hombre no la puede alcanzar, el corazón es ciego y se da por completo.
    Especialmente agradezco esto a la persona que me lo ha enviado y a la pluma de tomó una mano para transmitir el texto

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  6. José Ángel Martín21 enero, 2017 11:31

    Hola a todos, Me gustaron todos los comentarios, gracias a mí no me queda nada por añadir. Si no puedo expresarlo con palabras, lo manifestaré en obras, porque el conocimiento, no es perfecto, ni las palabras, aunque se aproximen. Escuché en una Misa que el conocimiento,
    La sabiduría sólo es de Dios y el hombre no la puede alcanzar, el corazón es ciego y se da por completo.
    Especialmente agradezco esto a la persona que me lo ha enviado y a la pluma de tomó una mano para transmitir el texto

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    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu comentario José Angel. Bienvenido al blog. Un abrazo

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  7. Lo mismo te digo a ti Illafru. Un placer recibir tu aportación sobre el tema propuesto. Muchas gracias por compartir. Un abrazo

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