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La amabilidad es una buena terapia


Lo primero que he hecho esta mañana al salir de casa, es ir a poner gasolina en el coche. Esta acción, rompía mi rutina habitual, convirtiéndose en el preámbulo, de un día cargado de optimismo.

La gasolinera, se encontraba en el mismo lugar de siempre, los surtidores eran los mismos, y mi mirada, se posó en el panel de precios de los carburantes. Entré al interior de la tienda para abonar mi combustible y… gluppppp...

Un joven dependiente que no había visto nunca, me recibió con una enorme sonrisa y se dirigió a mí, diciéndome: “Buenos días, ¿qué puedo hacer para que su día sea feliz?”…. ¡Alto, alto, alto!... Lo sabía, aún no estaba despierto, seguía dormido, estaba soñando, nadie me había dicho jamás algo, que me sorprendiera tanto. ¡Estaba claro, soñaba y estaba en otro planeta!

El amable joven que estaba detrás del mostrador, al comprobar mi identidad, tras entregarle mi tarjeta de crédito, volvió a dirigirse a mí, esta vez llamándome por mi nombre. “Señor Ángel, tengo estos chicles de oferta que le endulzaran la jornada y le ayudará a descargar tensiones”,-“no gracias”- le contesté. “Qué hermoso día tenemos hoy ¿verdad?, aquí tiene su ticket Sr. Ángel, muchas gracias y no se olvide hoy de mí” 

Ese “no se olvide hoy de mí” me ha ido acompañando toda la jornada. Salí atónito de la gasolinera, sacudido por la fuerza de una amabilidad que hasta ahora no había experimentado. Podría parecer que tanta atención, rozaba la cursilería, o el joven tenía afición por lo barroco. Pero yo, me sentí bien. A mí, logró animarme, serenarme, afrontar el día con otra actitud. Tres minutos de amabilidad han sido capaces de cambiar completamente, mi rutina diaria.

Ofrecer un momento de afabilidad, puede poner color, al negro de nuestro presente. ¿Qué es ser amable, sino tratar bien a los demás? …Ojo, que nos estamos acostumbrando a los gritos, a las impaciencias, los insultos, los tacos, groserías, intolerancia… Ya casi forman de nuestra rutina, ya casi lo esperamos. Parece que la mayoría de días, vamos a encontrarnos con Atila y los Hunos.

Es verdad, que siempre, encontraremos algún antipático amargado, que haya perdido la agilidad de mover, los 17 músculos, que producen, que una sonrisa aparezca en nuestra expresión facial. Es verdad, que siempre podremos encontrar a personas que no valoren, la amabilidad que se le ofrece. Es verdad, que siempre encontraremos algunos, que se reirán de nuestro modo de hablar u obrar. Pero… ¿no vale la pena practicar la cordialidad?

Tengo la convicción de que a todos, nos agrada ser tratados con gestos que nos ayuden a apreciar la grandeza humana. Cuando nos tratan bien, adquirimos energía, para ofrecer también lo mejor de nosotros. La amabilidad, podría ser una hormona, que cuando está presente en nuestro organismo, lo estimula, produciendo un efecto beneficioso para sí mismo y para los demás.

No se me va de la cabeza, la petición del joven, que hoy ha sacudido mi ser: “no se olvide hoy de mí”... ¿Qué habrá querido decir?... La amabilidad y la cortesía hacen grande al hombre.

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7 comentarios

  1. Que majo el chico!!! Seguro que era de Bilbao. :))))
    Feliz semana y un cariñoso saludo. :)

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    1. Seguro que por esas tierras hay muchos como él. Un abrazo

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    2. Belén, lo has clavado. Creo que en cuanto ha acabado de atender a Ángel se ha subido a un tocón y se ha liado a hachazos con él. (Un beso grande, guapetona).

      Ángel, porque me coge unos cientos de kilómetros a desmano, que si no voy a echar gasolina hasta para la bici.

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  2. Ójala y siempre nos encontráramos con personas así de amables en todos los lugares yes que el simple gesto de que nos regalen una sonrisa ya nos produce una satisfacción inmensa. Saludos cordiales

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    1. La verdad es que te inyecta una gran dosis de energía y te contagia para imitarle. Un beso

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  3. De pensar que llegará un Dia en que todos nos saludaremos asi Angelo....si que llegará, todos estaremos inmersos en el Amor....Que gozada encontrarte asi de cerquita con la Gracia de la amabilidad...porque realmente ves de que va el sembrar eh??...un abrazo

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  4. Dios siempre pone a las personas adecuadas en nuestro camino, para bien... y para mal (que acaba siendo otro bien)

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