Corazones rotos
Los que me siguen por Facebook, pudieron leer la semana pasada, mi petición de oraciones ante un drama humano sucedido a una gran amiga de este blog. Desde mis inicios en esta bitácora ella ha participado en numerosas ocasiones con sus comentarios, y hasta el presente ha sido fiel en el seguimiento del mismo.
Sí queridos lectores, el jueves pasado fui sacudido a primera hora del día con una noticia que aún hoy me angustia y me hace pensar en el dolor humano. Mi amiga perdía a su hijo en un trágico accidente en el hogar. El pequeño de 14 meses se ahogó en la comida. Hago lo posible por no imaginarme la escena porque debió de ser algo horrible. Cumpliendo los deseos de su madre utilicé las redes sociales, para pedir oraciones por esta gran y querida familia, que encontraron de forma imprevista sus corazones destrozados. Hoy vuelvo a pedir plegarias por ella y los suyos desde esta página, porque es su casa también.
Publicaba en mi “Isla de Mnemosine” una frase de Concepción Arenal: “El dolor cuando no se convierte en verdugo es un gran maestro”. Verdugo; que palabra más acertada para definir ese dolor que rompe el corazón en mil pedazos. ¿Cómo entenderlo? ¿Cómo podrá convertirse en maestro?... Solo la experiencia vivida en otros testimonios desgarradores que han pasado por el mismo trance, me hacen confiar en que la esperanza no debe apagarse.
No hay nada que pueda aliviar la aflicción de las personas que han perdido a un ser querido. No podemos consolarles, no podemos arrancar de su ser el dolor, ni suprimirlo, ni mitigarlo. Es inútil que ofrezcamos la frase ideal y adecuada, es ineficaz porque no existe. ¿Y qué podemos hacer entonces para depositar ese bálsamo que nuestro ser querido necesita? La experiencia me confirma que lo mejor que se puede hacer, es hablar con el corazón, admitir que no se sabe lo que hay que decir, que no existen las palabras apropiadas para paliar el dolor que está experimentando y que lo único eficaz es acompañar ese sufrimiento hasta que dure.
No caigamos en la tentación de rellenar los silencios con palabras vacías, muchas veces esos silencios acompañados de un gesto tienen el mejor efecto. Y la mejor expresión que podemos ofrecer es aquella del ofrecimiento: "¿Qué puedo hacer por ti?" Ante este desgarro del alma, lo único valioso y efectivo es permanecer al lado del que sufre. Sin palabras, sin consejos, sin juicios.
Pensemos que la persona que sufre cuando comparte desesperadamente su pena, busca de alguna forma el consuelo que sabe no va a llegar, pero lo necesita, no quiere sentirse sola. Nosotros los cristianos desde el silencio, tenemos una forma útil de poder reconfortar y es con la oración y la comunión de los santos. La fe es la que nos ofrece la esperanza para seguir, es la que nos aparta de la desesperación de aquellos que no creen y se rebelan. La fe es la que espera que un día nuestras preguntas tendrán respuesta.
El misterio del dolor siempre estará ahí hasta que el mundo se acabe. Acabo con un texto de José Luis Martín Descalzo que predicó sobre el dolor desde su experiencia:
Quiero prevenir contra un gran error muy difundido entre personas de buena voluntad: la tendencia a ver en la enfermedad y el dolor algo objetivamente bueno. Creo que se ha hecho, especialmente entre los cristianos, mucha retórica sobre la bondad del dolor, con la que se confunden tres cosas: lo que es el dolor en sí; lo que se puede sacar del dolor; y aquello en lo que el dolor puede acabar convirtiéndose, con la gracia de Dios. Lo primero es y seguirá siendo horrible. Lo segundo y lo tercero pueden llegar a ser maravillosos.
Cristo mismo lo dejó bien claro en su vida: jamás ofreció florilegios sobre la angustia, no fue hacia el dolor como hacia un paraíso. Al contrario: se dedicó a combatir el dolor en los demás, y, en sí mismo, lo asumió con miedo, entró en él temblando, pidió, mendigó al Padre que le alejara de él y lo asumió porque era la voluntad de su Padre. Y entonces acabó convirtiendo el dolor en redención. Es mejor no echarle almíbar piadoso al dolor. Pero hay que decir sin ningún rodeo que en la mano del hombre está conseguir que ese dolor sea ruina o parto. El hombre no puede impedir su dolor, pero puede conseguir que no lo aniquile, e incluso lograr que ese dolor lo levante en vilo.
Querida Ale, estoy a tu lado.
20 comentarios
Ale, estas en mis oraciones.
ResponderEliminarUn abrazo inmenso.
Cuando puedes estar en persona creo que el contacto físico de un abrazo, de una caricia, de un suave cogerse las manos...todo ello hecho con profundo amor y respeto, son mejores que cualquier palabra...las manos son palomas de consuelo y de sanación. Pero si te separa la distancia además de un mensaje en el que ofrezcas tu ayuda, cierto es que lo mejor que podemos hacer los cristianos es orar y pedirle al Señor que envie su Espíritu sobre las personas que sufre la pena pues quien mejor que El para sanar tantísimo dolor.
ResponderEliminarAle te llevo en mis oraciones. No me conoces pero cuenta conmigo. Un abrazo.
Con un nudo en la garganta....mi humilde oración Ale.
ResponderEliminarUn cariñoso saludo.
un abrazo. Rezaremos por esta familia a la Virgen,
ResponderEliminarqué tremendo, Angel ...¿qué decir? El mayor consuelo es saber que volverán a verlo, que le tienen en el cielo, intercediendo por toda la familia. Que tienen un angelito al que poder encomendar las dificultades de todos los miembros de esta familia tan dolorida. Los encomiendo a todos, los que quedan para que, con la gracia de Dios, hallen consuelo en el Amor del Corazón de Cristo, que quiso llevar consigo a esa criatura tan preciosa para ellos. Es un misterio que en la vida eterna, comprenderemos. Un abrazo y mis oraciones.
ResponderEliminarOfrezco la.misa esta mañana por ese niño. Tremendo!
ResponderEliminarUn abrazo. Te encomiendo
Pobre madre. Mi más sentido pésame y recemos a ese angelito que está en el cielo para que nos proteja y proteja a su familia. Un abrazo
ResponderEliminarLa encomiendo especialmente, y ofrezco la Misa por él. lo siento mucho. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarEn silencio rezamos.Dios sabe más
ResponderEliminarEs dificil encontrar palabras de consuelo ante tanto dolor, pero sí ayuda la cercania y la oracion sincera.
ResponderEliminarCuenta con ello, la Comunion de los Santos es maravillosa. Todos a una!
Un abrazo fuerte y que El Señor os conceda consuelo y fortaleza ante semejante cruz.
Dios bendiga a esta familia!
Qué fuerte. El silencio se hace intensa oración por los "corazones rotos".
ResponderEliminarUn abrazo en Cristo.
Yo También me uno a la oración para que Dios sostenga vuestros corazones. Jesús dijo de los que son como niños es el reino de los cielos..así que si creemos en su palabra tu bebé está con Dios, sus ángeles y sus santos, cosa que no quita la terrible pérdida, el dolor y el sufrimiento..y lo que dijo también, donde dos o más se reunen en mi nombre allí estará Él entre ellos, que el Dios de la paz os acompañe y os sostenga en sus manos, un abrazo grande.
ResponderEliminarAle... y familia. Estamos en oración. Mis condolencias más sinceras.
ResponderEliminarCuenta con mis humildes oraciones hermano.
ResponderEliminarNo puedo acompañarles pero los tengo en mis oraciones, verdaderamente no tengo palabras. Gracias
ResponderEliminarOs acompaño en este gran dolor, sin más palabras que daros paz. Lo siento mucho.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Que Penita
ResponderEliminarQue pena tan grande!!! Estais en mis oraciones. Que el Señor os conceda consuelo. Un abrazo fortisimo!!!
ResponderEliminarSiento no haber venido antes para leer esto, pero estoy rezando por ellos, especialmente por la madre, desde que te lo leí en Facebook. ¡Jesús mío!! de qué manera nos haces participar de tu dolor. Que la Virgen Madre los abrace con fuerza
ResponderEliminarChe grande tragedia! Mi dispiace moltissimo, sono terribilmente scossa. Mi unisco alle preghiere di tutti.
ResponderEliminarUn abbraccio
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