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Que no te la soplen


Tocó visita al dentista, tengo la suerte de tener a uno muy bueno, que sabe utilizar de forma perspicaz la técnica de entablar un "diálogo" sobre cualquier tema, con la finalidad de distraer  al aterrado paciente que se atreve a sentarse en su sillón de trabajo. 

Hoy el tema elegido fue  “ser gafe” .Venía a cuento de mis últimas aventuras médicas, con una lista de síntomas e intervenciones que empiezan a llamarme “el pupas”. Me asaltó de forma imprevisible con una pregunta inesperada para mí.  "¿Tú eres creyente y practicante?". ¡Caray no todos los días surgen oportunidades tan claras para evangelizar! La respuesta afirmativa que le di, despertó su curiosidad, lo que  le animó a seguir por el camino iniciado.

Su reflexión fue  que aquellos que  tienen fe  en Dios, llevan mejor las adversidades y los momentos duros de la vida. Una vez expresado su convencimiento  a renglón seguido me confirmó su ateísmo. Mi primera reacción- que casi siempre suele ser impulsiva-, quería contestarle en tono de confianza, lo que en ese momento pensaba: “Tú te lo pierdes”.  Opté por tener atada mi impulsividad y dejarle continuar. Tampoco tenía más opciones, tan solo asentir o negar con mi cabeza.

Me confesó  que antes sí creía. Lamentablemente, la ocasión de evangelizar estaba muy limitada. Las circunstancias en las que me encontraba, no obtuvieron tiempo para profundizar  junto a él sobre el tema. El sillón del dentista, la boca llena de algodón y la anestesia no son los mejores aliados para una sesión de apostolado. Estoy seguro que volveremos a retomarlo, al menos ya tengo la puerta abierta para entrar.

Llevo todo el día pensando en ello,  y llego a la conclusión de que los que se declaran ateos, deben pasarlo muy mal en los infortunios,  los creyentes también por supuesto, pero la fe ilumina , consuela, da esperanza,  aunque algunos no sean conscientes de ello, y pueda parecer una paradoja, cuando caminamos en lugares pantanosos. Tenemos donde agarrarnos en las dificultades, tenemos las palabras de Jesús: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt.28, 20). Tenemos quien nos conforte en cada momento de nuestra vida. Nos animamos ante el ejemplo y la valentía de otros que sufren y viven en la certeza de que Dios los ama y actúa en sus vidas. ¡Tenemos tanto!

Compartí también que yo había estado durante un tiempo en el lado de la incredulidad, y que el cambio había valido la pena. Me pregunto: ¿Les pasa lo mismo a los que abandonan la fe? ¿Han ganado con su elección? Actualmente no puedo ponerme en su piel, porque una vez que se busca y escudriña de verdad a Jesús es muy difícil no querer seguirle. Sus palabras son Camino, Verdad y Vida. Tal vez alguno de los que dicen haber perdido la fe,  han cesado de buscarlo, no se han molestado en conocerlo, se hayan detenido en el camino, no escuchen verdades y no experimenten la vida.

Ese continuo preguntar de los “no creyentes” ¿no corresponderá a un intento desesperado que les devuelva la luz perdida? La fe es un lujoso regalo que no podemos descuidar, ni abandonar, por eso tenemos que pedir a QUIEN nos la ha otorgado, que nos ayude a mantener la llama encendida cada día. Hay muchos a nuestro alrededor que soplan para apagarla.

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7 comentarios

  1. Qué bueno Angel! En todo este tiempo de tribulación he tenido numerosas ocasiones para hablar del amor de Dios, de la confianza, de la esperanza, del abandono en la Divina Providencia.
    Cuando de verdad la vida se sustenta en la fe, cuando se viven las circunstancias adversas con la mirada puesta en el cielo, llama la atención, llegando a ser motivo de "envidia" para los que se autodenominan agnósticos o ateos. Más de uno y de dos me lo han manifestado así.

    Pienso que el mayor problema es la falta de profundidad, de mirar hacia dentro, de querer crecer y madurar también en materia de fe, nos conformamos con una formación muy, muy raquítica... Muchas personas se quedan vestidas de comunión el resto de su vida, nada más ridículo, pero sobre todo que esa formación ya no sirve, es demasiado infantil.

    Bueno este tema daría para hacer un ensayo, pero no es la ocasión, ni el momento.
    En qué gastamos nuestro tiempo y nuestro dinero y veremos qué lugar ocupa Cristo en nuestra vida.

    Gracias una vez más! Un abrazo con todo cariño!

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  2. Es cierto. Todo lo que decís lo he experimentado en estos últimos años de crecimiento espiritual. Si trabajamos, si profundizamos en esa fe, en ese crecimiento, te das cuenta del tiempo perdido, de la maravilla de regalo que nos ha hecho Dios y de lo que nos consuela tenerla en los momentos duros y tristes, y lo que disfrutamos de ella cuando la vivimos y compartimos con nuestros hermanos de fe. Es precioso!
    El año pasado viví la Efusion del Espiritu Santo y senti ese fuego y la luz que recibes y que tanto se parecen a una llama que da luz y calor. Y creo que, al igual que un fuego, la fe también se contagia...se extiende...solo tenemos que predicar con el ejemplo de nuestra vida mas que con la palabra( Angel a veces es mejor tener la boca con algodones y la lengua anestesiada, que decir cosas que no quieren ser escuchadas) . Lo he visto: cuando la gente siente la paz de tu fe, deja de "soplarle" no tener la suya. Ahi comienza un fuego nuevo...una chispa de fe!

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  3. El creyente es transformado por el Amor, al que se abre por la fe, y al abrirse a este Amor que se le ofrece, su existencia se dilata más allá de sí mismo.

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  4. Amigo ¿tu dentista no será de los que dice "soy ateo gracias a Dios, no? Me ha encantado tu post. Un abrazo a los "siete en familia."

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  5. Leidy Catterine Florez16 febrero, 2015 16:57

    Gracias Angel!! Tus entradas siempre son vida y consuelo para mi!! Me recuerdan que no estoy sola arando la tierra y el camino para el Señor!!! Un abrazo, unidos siempre en oración

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  6. Bueno, si en la circunstancia que tan bien has narrado me pregunta lo mismo el dentista, le contesto que como él diga. Ahora en serio, me da mucha pena la gente que dice que fue creyente, pero que ya no lo es, en esos casos trato de indagar, pues en la mayoría de ellos dicen haber perdido la fe por cualquier tontería, entonces me queda claro que nunca la tuvieron. Pero sí hay casos de verdaderos creyentes que dejaron de creer sin más, los que entraron en su noche oscura y ahí se quedaron... sin fe ni esperanza de recuperarla. Dos grandes santas, muchos conocéis los dos casos, pero para otros les son desconocidos, Teresa de Calcuta y Teresa de Lisieux, vivieron esa experiencia, el de Santa Teresa de Calcuta tuvo que ser tremendamente doloroso, pues abarcó casi toda su vida... ¡Y cómo la vivió! Para los que se encuentran en ese caso les recomiendo siempre el libro 'Ven, sé mi luz', donde Brian Kolodiejchuk, nos muestra los testimonios de ese sufrimiento que la mayoría solo conocimos después de la muerte de la santa.

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  7. Es interesante porque tu post me ha hecho pensar, en que muchas veces ultimamente he reaccionado como si fuera atea, como si hubiera perdido la fe, y nunca consientemente, pero de hecho, ante muchas situaciones dolorosas, he sido tentada de querer desaparecer, no exactamente querer atentar contra mi vida, sino solo desaparecer, supongo que es muy cobarde de mi parte, y si lo es, porque huyo del sufrimiento, y a pesar de eso y de todo, sufro, como humana. Bien dice la Imitación de Cristo: "Dispón y ordena todas las cosas según tu querer y parecer, y no hallarás sino que has de padecer algo, o de grado o por fuerza: y así siempre hallarás la cruz." siempre la hallo y ya que ahora me he dado cuenta, de que he reaccionado como atea, quiero ahora consientemente reaccionar como cristiana, que ama y cree en Dios.
    Gracias Angelo

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