Aspiraciones Celestiales
Cuando se encuentran buenos consejos, no hay nada que decir. Lo mejor, es compartirlos, así que os dejo con este:
"Debo decirlo lisa y llanamente, por extraño que parezca a primera vista: las comodidades de la vida son la causa principal de nuestra falta de amor a Dios; por mucho que nos lamentemos y luchemos, hasta que no aprendamos a prescindir en buena medida de ellas no venceremos.
"Debo decirlo lisa y llanamente, por extraño que parezca a primera vista: las comodidades de la vida son la causa principal de nuestra falta de amor a Dios; por mucho que nos lamentemos y luchemos, hasta que no aprendamos a prescindir en buena medida de ellas no venceremos.
Hasta que, en
cierto sentido, nos despeguemos de nuestros cuerpos, nuestros espíritus no
estarán en condiciones de recibir impresiones divinas y poner en práctica
aspiraciones celestiales. Una vida fácil y suave, el goce ininterrumpido de los
bienes de la providencia, comidas abundantes, prendas de vestir suaves, hogares
bien amueblados, los placeres de los sentidos, el sentimiento de seguridad…,
estas cosas y otras parecidas, si no las vigilamos, obstruyen todas las
avenidas del alma a través de las cuales puede llegar hasta nosotros el aire y
la luz del cielo.
La esencia de la verdadera conversión es la rendición de sí
mismo, un rendirse incondicional y sin reservas… ¿Qué nos falta, pues, a los
que profesamos la religión? Lo repito: la voluntad de ser cambiados, la
voluntad de soportar, si puedo usar esta palabra, que Dios omnipotente nos
cambie. No nos gusta soltar nuestro antiguo yo".
Beato John Henry Newman
¡Alabado sea Jesucristo!
9 comentarios
...Uff...gracias Angelo.
ResponderEliminarUn cariñoso saludo.
Abnegación, negarse uno mismo.
ResponderEliminarOlvidar nuestra voluntad.
Rendir el juicio.
Reconocer nuestra indigencia, nuestra incapacidad.
Esperar contra toda esperanza...
Palabras fáciles de escribir y tremendamente comprometdas pues si nos decidimos, entraremos en el Camino Desconocido que nos transformará.
Que gran consejo, de un gran beato. Efectivamente cuanto más nos rendimos, más ganamos. Benditas paradojas de DIOS, sublimes contradicciones divinas. Me gustaría tener esa capacidad de rendición a su voluntad, tan absoluta, tan total... ¡ESA ES LA ESENCIA DE LA VERDADERA LIBERTAD!
ResponderEliminarTodavía me falta tanto, querido hermano..., sin embargo, gracias a mi enfermedad, comienzo, solo empiezo a vislumbrar muy leves rendijitas de luz. Dios me hace verlas, DIOS me hace feliz, descubriéndomelas. ¡Cuanto más ofrezco mis dolores, menos sufro!, menos me cuesta, querido Ángel. Esto es simplemente maravilloso..., Su cruz es suave, el peso.. compartido y ofrecido es ligero..
Que increible y maravilloso es todo. Por favor, no dejeis de rezar por mí, me gustaría no dejar de sentir el aliento, ni la fuerza para darme por entero a vosotros y a EL. ABRAZOS ENORMES.. a tí, y a todos los que visitan este precioso y necesario blog.
No cabe mas amor,me emociona muchísimo tu comentario,Dios te bendiga Arcendo.
EliminarUn cariñoso saludo y en mi humilde oración te llevo.
No, no nos gusta soltarlo. Tenemos vértigo y desconfianza en ser recogidos durante la caída.
ResponderEliminarA mi me cuesta un mundo, soy tan ceporra y eso que se que mi felicidad y mi libertad depende del modo en que me deje llevar por el cambio de mi propio ego y comience a imitar a Cristo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por tu bellisimo consejo cada dia trato de hacer pequeños vencimientos en el tirano del YO que es el enemigo numero uno de mi persona y con la gracia de Dios y sus planes que tiene para mi lograre lo que este a mi alcance. Dios te siga inundando de Luz y el Espiritu Santo te llene de sus Dones, un gran abrazo.
ResponderEliminarGracias Bellisimo Hermano en Cristo que el Espiritu Santo te llene de sus Dones y nos mantengas abrazados con tus hermoso Blog. Un gran abrazo.
ResponderEliminarQuerido Ángelo: Yo también tenía señalado este texto para publicar, es perfecto, pero me alegro de que lo hayas hecho tú.
ResponderEliminarNo me alegro de leer el comentario de ese amigo especial y común, no me entiendas mal, me da miedo, mucho miedo verle tan cerca de lo Alto.
Un beso, querido amigo
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