NI UNA PALABRA
"Ante esos alfilerazos, esas burlas, esas amables ocurrencias que tienen al final su gotita de amargura... sentimos irritación, descontento, rabieta... sentimos la necesidad de demostrarlo por una manifestación exterior, y de ahí los encogimientos de hombros, la réplica viva, altiva, la mirada torva.
Entonces es cuando debe intervenir la virtud de la mansedumbre... Tenemos que callarnos. Ni una palabra. Ni siquiera una de esas frases que nos parecen tan oportunas, tan justas. No os expliquéis. Callaos. Si podéis hacerlo, hablad en un tono absolutamente moderado, totalmente amable. Pero si no sois capaces, callaos para sofocar, detener, comprimir esa erupción volcánica de la cual no sois dueños". (Robert de Langeac)
¡Alabado sea Jesucristo!
20 comentarios
Qué gran verdad, y qué oportuna. A veces es tan difícil contenerse... especialmente cuando uno sabe que está frente a una gran injusticia.
ResponderEliminarEn esos momentos me acuerdo de Jesús ante Pilato, Herodes... El momento del "ecce Homo".
Gracias por traernos estas perlas.
Que difícil callar. Yo lo hice hace poco, no me callé pero lo que dije salió del alma, pausadamente, con la verdad, tal vez señalando algo que no estaba bien. Luego un profundo silencio, nadie dijo nada. Luego mas tarde, pensé, por qué lo dije, no fui yo,¿ que me impulsó a decir una verdad callada.? Solo me llené de paz y ya.
ResponderEliminarPersonalmene soy más de "RESPETA Y EXIGE RESPETO" y dejo lo de callarme para cuando la situación es tan tan tan injusta que ni me dejan hablar.
ResponderEliminarNada fortifica tanto las almas como el silencio;que es como una oración íntima en que ofrecemos a Dios nuestras tristezas.
ResponderEliminarUn cariñoso saludo y mi admiración.
Querido Angelo:
ResponderEliminarHemos coincidido los con la entrada, tengo una parecida en el blog, pero la mia está más llena de preguntas.
Un abrazo...y si, la mensedumbre aunque cueste es mucho mejor!!!
Inés María
Sant 3, 1-10 La lengua es una chispa
ResponderEliminarQue puede, con tanta facilidad, prender fuego y abrasar y abrasarme. Dice Santiago en esta lectura que la lengua es dañina, inquieta, cargada de veneno mortal. Con ella maldecimos a los hombres, creados a semejanza de Dios.
Dame, Señor, una lengua para bendecir. Bendecir a los demás, bendecirte a ti. Dame control sobre mi lengua, que nunca sea una espada afilada que dañe a nadie.
Un abrazo...
Intuyo tu combate mi querido Angelo.....
ResponderEliminarMe he quedado con las ganas de entrar en tu anterior post que no me aparece cuando pincho tu blog....no te lo pierdas...
Y bueno, el Silencio, tan magnifico en esos momentos es toda una Gracia. Le pido al Señor que sea EL el que me tape la boca sin perder la sonrisa.....pues a los comunicativos, como yo....nos coje por ahí el delmoño..ya sabes y a mi me hace creer cosas que no son Verdad. Con El, el callarse BIEN sale sin esfuerzo!!! y hace que no quede dentro de nosotros NADA que nos pueda hacer daño.....un abrazo
Ojala a mi Dios me diese esa mansedumbre. Yo soy de las que no calló ante bien soy capaz de arrasar con todo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ángelo, hablando de hablar y no hablar, iba a poner un comentario en la entrada de los números y se esfumó. ¿Ha sido una alegoría del número cero?
ResponderEliminarSobre esta entrada, tan difícil como callar es luego no recomerse por no haber dicho. El camino de la virtud es peliagudo, ¿verdad?
Un abrazo.
Sabias palabras... aunque más dificil de practicar de lo que parece. Un abrazo!
ResponderEliminarSabias palabras... aunque más dificil de practicar de lo que parece. Un abrazo!
ResponderEliminarMagnífico. Gracias.
ResponderEliminarYo también soy de las que aquí tengo que entonar el 'mea culpa' porque no me es nada fácil contener el volcán en erupción.
Hay que tratar de tener una práctica espiritual, que nos mantenga 'en calma' y 'felices' con el otro tesoro que no es de esta tierra. En cuanto uno practica, sin embargo, más fuerte quiere el volcán erupcionar...para sacarnos de esa paz..ay! que lejos de los santos estoy yo en eso..ay! ay! ay!!,
Como dice Rafael es peliagudo.
ResponderEliminarTe copio una meditación que adapté para mi, tomada de Marcos 14, 61.
Callaba cuando le insultaban,
cuando le calumniaban,
cuando le acusaban,
cuando le escarnecían.
Callaba cuando le azotaban
cuando le abofeteaban,
cuando le escupían…
Callaba para que yo sepa callar por Él, pues Él calló por mi;
Para que sepa callar cuando mi corazón sube a mis labios,
dispuesto a derramarse en quejas, desgarrado por un desdén,
por una injusticia, por una ingratitud.
Jesús callaba…
Yo debo callar también; Y si se abren mis labios alguna vez, cuando mi corazón esté herido, que sólo sea para bendecir y perdonar
Abrazos, muchos abrazos según necesidad.
Jesús callaba, siempre callaba, éste es nuestro ejemplo mejor. Recordarlo nos ayudará a crecer en mansedumbre.
ResponderEliminarGracias.
Saludos
Callar no puede ser siempre la solución, aunque muchísimas veces lo sea.
ResponderEliminar¿Deberíamos haber callado frente al genocidio judio? solo por poner un ejemplo.
Hay silencios complices de la maldad, silencios cobardes, silencios injustos.
En cualquier caso en la vida ordinaria, si uno calla normalmente tiene la oportunidad de hablar después, (hay veces que ya no hay una segunda oportunidad) por eso es mejor pecar de callar que de hablar de más, pero eso no no exime de hablar cuando verdaderamente toca.
También Jesús dijo ¿si he hablado mal dime en qué? y sino ¿por qué me pegas? cuando era interrogado.
Una máxima que me gusta mucho es:
"DIOS NOS QUIERE BUENOS, PERO NO TONTOS".
Es decir,que cuando toca hablar se habla, otras veces tocará hasta dar voces, y ya sabemos (y así recoge nuestro Catecismo) en su caso, hasta el uso de la fuerza y en casos muy extremos y muy muy muy expecíficos: matar, nada menos.
Cuando toque matar será sin duda un error estarse quieto y callar.
¿Cuándo callar y cuando hablar? Ahí está la dificultad, muchas veces no hay ni tiempo para el disciernimiento.
Esta mañana he leído tu entrada, querido Angelo, y sé lo que cuesta callar; hace unos días no supe interpretar si era positivo o negativo mi silencio; me quedó el amargor de si estaba siendo cobarde.
ResponderEliminarPero he vuelto esta tarde a casa y, en mitad de la mañana, ha ocurrido algo que me ha hecho plantearme: "¿Hablo o no hablo?" Se trataba de un alumno mío muy bonachón en el fondo, y era un momento en el que estaba poniendo orden por los pasillos. Trabajo en un instituto y no soy la profesora de Religión del centro.
Había un montón de chicos de quince- dieciséis y, mientras les abría la puerta, le he oído el juramento que todos os podéis figurar. ¡Me ha dolido...! Rápidamente he pensado y no he podido menos que decirle sin acritud pero claramente y mirándole a los ojos: "¿A ti te gustaría que yo dijera eso de tu padre? Pues que sepas que a mí me duele y mucho lo que has dicho porque, para mí, Dios es Mi Padre." Se han callado todos (no conozco a casi ninguno de ese grupo) y, mientras él me pedía rápidamente sinceras disculpas, estoy segura, uno ha dicho -creo que haciendo la pelota´- : "¡Viva Dios!" También le he mirado a él y le he contestado algo así como que no había que decir o dejar de decir lo que fuera por el hecho de poder oírlo yo o alguien como yo, y que las palabras denigrantes al primero que hacen daño es a quien las dice.
He vuelto a la sala de profesores. Allí habían quedado ellos, y yo he vuelto a mi ritmo habitual, bastante estresado últimamente.
Besicos y me parece que hoy, entre el comentario que acabo de poner en otra entrada y este, os he contado demasiadas intimidades, así que me voy a callar ya.
Que descanséis.
Gracias Angelo, porque siempre que vuelvo al blog estas ahí, fiel a tu entrada diaria. Un beso. Pilar
ResponderEliminarEn silencio también se ganan batallas...
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias querido Ángelo por la luz que ilumina mi espiritu cada mañana, tus post y pequeñas semillitas, son mi alimento del alma.
ResponderEliminarEs muy difícil permanecer callados ante las injusticias, y falsedades, pero Jesús nos dio un gran ejenplo al callar y sufrir las más grandes ofenzas injustamente.
!Qué Dios te bendiga hoy y siempre!
Cariños desde San Isidro.-Perú
María del Carmen
Me dejaste así... sin una palabra!!!
ResponderEliminarGracias por compartir*
Miriam*
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