HORAS VACIAS
Vengo Señor, ante ti hoy como hombre rico… Tú me has dado la riqueza del tiempo, tantas horas aún vacías que esperan ser colmadas, realizadas, vividas. O vacías, perdidas, muertas. Mi “tiempo muerto” o mi “tiempo vivo”. Traigo ante ti Señor, hoy, mi tiempo pasado y mi tiempo futuro, pues Tú eres el Señor del tiempo.
Tú sabes Señor, lo que hago con esa riqueza que pusiste en mis manos para que la llenase de plenitud. La felicidad, el crecimiento, la belleza, el amor, la lucha, la solidaridad, la vida, llevan tiempo. Y tú me llenaste de tiempo para que lo consiguiera todo. Me diste una medida generosa, sobrada de tiempo. ¿Qué hago Señor, con el tiempo que me has dado?
Soy un hambriento rico que emplea su riqueza en adquirir hambre. Ten piedad, Señor de mí. Llenaste mis manos de tiempo y se me escapa entre los dedos tontamente. Y cae a los pies de mi vida vacío, inútil, estéril, ajado, perdido. Y mis manos, llenas de cosas, no pueden moverse para detener tanta pérdida. Ten piedad, señor, de mí
15 comentarios
¡Puff! ¡Preciosa oración!
ResponderEliminarUn besote
Es cierto que el hombre se ha buscado exclavitudes y su tiempo está vacio de lo que realmente tiene valor. El tiempo es un regalo de Dios y se nos ha dado a todos para aprender a amar. Ese debe de ser el éxamen de conciencia de cada noche ¡Señor! ¿Con que amor yo he amado en tu tiempo regadalo?
ResponderEliminarCon ternura
Sor.cecilia
No recuerdo quien decía que debemos amarnos de prisa, para aprovechar el tiempo que siempre queda corto para amar. Si lo encuentro te mando otro mensaje...
ResponderEliminarNada, no lo encuentro. Seguro que fue en un blog. Un abrazo!
ResponderEliminarPor que al final del tiempo se nos preguntarán no por las cosas malas que hemos hecho con nuestro tiempo si por ¿cuanto hemos amadado? si mucho o poco.
ResponderEliminarMagnífico post Ángel.
ResponderEliminarCuentan las crónicas que durante la Reconquista, el monarca Fernando III El Santo encargó al maestre Pelay Pérez Correa, de la Orden de Santiago, tomar a los sarracenos las sierras de la comarca de León.
A lo largo de la batalla decisiva, las tropas cristianas veían cómo se acercaba la noche y no conseguían su objetivo. El maestre, desesperado, imploró a la Virgen gritando: ¡Santa María, detén tu día! Y la tradición dice que el sol se detuvo en el horizonte el tiempo suficiente para lograr la victoria.
El maestre Pérez Correa mandó construir una pequeña ermita para honrar este milagro, bajo la advocación de Santa María de Tudía (Tentudía).
Preciosa jaculatoria para pedir a La Señora que sepamos aprovechar el tesoro del tiempo que Dios pone en nuestras manos.
Será Angelo que son horas vacias porque vamos en búsqueda de lo externo,lo superficial.Perocuando paramos por un instante y necesitamos la presencia de Dios en nosotros ahi está nuestro Padre esperandonos con los brazos abiertos para darnos esa paz tan necesitada.
ResponderEliminarPrecioso post, te dejo un afectuoso saludo.
Y en este mundo que nos ha tocado vivir, la falta de tiempo, o mejor dicho "el no querer buscarlo" nos va ahogando en cantidades ingentes de incertidumbres y apegos que van lascerando nuestras almas haciéndolas sangrar desmesuradamente para quizás, y si queremos, afianzarnos al que nunca falla para que nos proporcione el vendaje y los antisépticos necesarios para nuestra total curació.
ResponderEliminarCachis! me pillastes, el de la foto soy yo. Bueno pero estaba meditanto eh! no durmiendo como parece.
ResponderEliminar"YO SOY EL DUEÑO DEL TIEMPO" dice el Señor.
Eso es, el puede hacer que 9 meses sean más largos que 5 años.
Lo alarga o lo acorta incluso lo detiene, es suyo.
Si, Bruce, Él es el dueño del tiempo; sólo Él puede llevarte donde el tiempo no existe y en el silencio escuchar palabras no pronunciadas.
ResponderEliminarlas horas nunca estan vacias si las llenamos de ÉL, si le buscamos a Él en todas las cosas...
ResponderEliminarHola Angelo. He estado unos días un poco desconectado por una visita familiar. Me
ResponderEliminargusta lo que has escrito sobretodo el ultimo párrafo. Tenemos que aprovechar nuestro tiempo. Vivimos unos tiempos de mucho ruido, muchas distracciones y mucho consumismo y tenemos que esquivar esos obstáculos.
¡Hola Angelo!
ResponderEliminar¡Dios es el Señor del tiempo! Es cronócrator.
Aunque nosotros con la mente tan limitada, pensamos que todo lo podemos dominar.
Por eso es mejor como tu dices:
"He llenado, mi tiempo con Tu tiempo"
Besos
"Soy un hambriento rico que emplea su riqueza en adquirir hambre. Ten piedad, Señor de mí."
ResponderEliminarMe encanta esta frase.
Cuando llega el final del día, y repaso el tiempo y el amor empleado, me consuela pensar en la parábola de los jornaleros, esperar que Dios pague según su bondad y no según mi trabajo
(aunque no sea eso excusa para seguir intentando meter mucho amor en el tiempo del día siguiente)
Gracias por el post
Para vivir el tiempo de Dios hay que soltar desde luego mucho lastre.
ResponderEliminarSaludos
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