LA FE. CLAVE DE LA VIDA DE MARÍA
A lo largo de los siglos, escritores, pintores, músicos, han querido pintar esa tristeza única de María que ve morir a su hijo y lo han hecho intentando resumir en ella los rostros de todas las madres que han sufrido por sus hijos muertos. Pero todos han fracasado, todos se quedaron cortos. ¿Sabéis por que? Por que, como ha escrito Bernanos, "no existe tristeza humana sin amargura. Nuestra tristeza nace de la experiencia de nuestras propias miserias y, al fin y al cabo, es siempre algo impura. Pero la tristeza del rostro de María era inocente, completamente inocente. Por eso no era rebeldía, sino aceptación".
También yo fracasaré ahora intentando contar esa tristeza y volveré a fracasar intentando explicar el gozo por el Hijo resucitado.
Por eso ¿puedo pedirles que lean esta reflexión más con el corazón que con los ojos? Solo así lo entenderán. Porque solo con el corazón esta escrito.
¿Como hablar de la pasión de María con la suficiente ternura? Bernanos, en el texto que antes citaba, añade que si la humanidad hubiera descubierto verdaderamente quien era María, habría formado en torno a ella un muro para protegerla del dolor de ver morir a su hijo. Pero el gran misterio es que Dios si sabia quien era ella verdaderamente y, sin embargo, no la protegió, le permitió descender hasta la misma entraña del dolor y del llanto.
El mismo Dios que la había protegido de la riqueza, del brillo, de la apariencia, de todo lo que los hombres verdaderamente amamos, no quiso, sin embargo alejarla de la cruz. Porque Dios sabia muy bien que el dolor es lo mas sagrado que hay en los hombres y que la cruz es lo mas alto que ha existido en toda la historia de la raza humana. Era necesario que ella estuviera allí, aunque sufriera, aunque fuese tan solo para que los hombres entendiéramos, al verla, cuanta pureza podía salir de aquella muerte de su hijo.
Y es que María fue grande en Nazaret y grande en Belén, pero donde realizo su plena maternidad fue en el doloroso parto del Calvario.
A este parto sangriento intentaremos acercarnos de puntillas y con respeto, como hay que acercarse siempre a todo dolor humano, tratando de adivinar lo que ella sintió.
Pero sin detenernos en el: porque todo el Viernes de María olía ya a resurrección desde la fe.
La fe: esta es la gran clave de la vida de María. Porque todo le fue dado. Pero todo lo vivid en la penumbra de la fe, dejándose llevar de la mano por Dios hacia lo desconocido, sin acabar nunca de entenderlo hasta después de la resurrección de su Hijo.
A veces nos imaginamos que toda su vida estuvo rodeada de ángeles que le iban explicando el sentido de lo que le ocurría. Pero no fue así. El ángel de Nazaret no regreso hasta la hora de la Asunción. Después, Dios la dejo vivir en la oscuridad de la fe, lo mismo que a nosotros.
Y eso es lo que la vuelve inimitable. María no fue una diosa que conociera el pasado y el futuro. Entro en la obra de Dios con los ojos cerrados y el corazón abierto. Fue lo mas alto de la humanidad, pero fue uno de nosotros.
Por eso podemos acercarnos a ella sabiendo que nos atenderá, porque su corazón latía como el nuestro.
José Luís Martín Descalzo
13 comentarios
Eso es lo que la vuelve 'imitable', imagino que quiere decir. Y se nos olvida porque es difícil recordar que, siendo Madre de Dios, fue una de nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo!
Martín Descalzo, sabia llegar..., gracias por este artículo que no conocia. ABRAZOS.
ResponderEliminarGRACIAS.
ResponderEliminarUn abrazo, "chiquitín". Saludos a Rosi.
Gracias por esta entrada de hoy, a veces cuando hay problemillas en el horizonte cuando me dirijo a Ella siempre empiezo diciendole ... Tu que sabes bien lo que duele un hijo...
ResponderEliminarEs una preciosidad la forma de explicar de Martín Descalzo.
Un abrazo y mi oración
Gracias Madre.
ResponderEliminarMaría sin duda que como buena madre planificaba las cosas para que todo fuera bien en su casa, pero también sin duda se enfrentaba a diario a la incertidumbre y la responsabilidad que conllevaba su SÍ, por nosotros.
ResponderEliminarNo debió ser fácil, y si Jesús cargó con todos los pecados del mundo, pasados presentes y futuros, María cargó con todas las incertidumbres y sufrimientos de todas madres de todos los tiempos, ella los vivió concentrados en ciertos momentos más que otros de su vida, pero como nunca al pie de la cruz.
Allí Ella concentró el sufrimiento de todos nosotros, pues el amor más puro, de la Madre más pura por el Hijo más inocente, debió ser ininmaginable y sin duda superior al de cualquier madre. A mayor pureza, mayor amor, y a mayor amor, mayor sufrimiento.
Y mayor pureza, por lo tanto amor, y por lo tanto sufrimiento, no ha tenido nadie más que Ella.
Entro de nuevo, querido hermanito, para saciar mi curiosidad. La música que hoy tienes puesta en tu lateral, me ha gustado mucho asi como las imágenes. Parecen ser de una película que se llama el Cardenal. ¿sabes algo de ella?, ¿la tienes?... tiene muy buena pinta y creo q me puede gustar...
ResponderEliminarABRAZOS.
Querido, ya sé que ahora llevas otro ritmo y me parece muy bien, pero esta ausencia tuya, no es habitual y me inquieta. Espero que esteis bien, si puedes, solo si puedes y quieres, dinos algo... rezo por vosotros. ABRAZOS.
ResponderEliminarArcen
ResponderEliminarHe buscado sobre la película. Parce ser una serie de Televisión. No lo gro encontrarla, pero al tiempo...
En cuanto a tu segundo mensaje. Un abrazo fuerte. No pienses nada.
Hay un tiempo para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol:
Un tiempo par nacer y un tiempo para morir,
un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado;
un tiempo para matar y un tiempo para curar,
un tiempo para demoler y un tiempo para edificar;
un tiempo para llorar y un tiempo para reir,
un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar;
un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas,
un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse;
un tiempo para buscar y un tiempo para perder,
un tiempo para guardar y un tiempo para tirar;
un tiempo para rasgar y un tiempo para coser,
un tiempo para callar y un tiempo para hablar;
un tiempo para amar y un tiempo para odiar,
un tiempo de guerra y un tiempo de paz.
Por cierto he tenido conocimiento no hace ni 15 días por medio de un sacerdote de los más racionalistas que conozco personalmente (tanto que solo le falta decir que no cree en la divininad de Cristo), de UN MILAGRO IMPRESIONANTE.
ResponderEliminarEl hombre de mi ciudad, tenía una tromboflebitis que era mortal de necesidad por la ebolución de la misma.
Estaba en Madrid pues lo llevaron allí para tratarlo. Estaba tan mal que se le dió la unción de los enfermos. Era ATEO, pero le ofrecieron este sacramento que todos sabemos fue instituido por el mismo Jesucristo como dice San Pablo y aceptó.
Qué razón lleva esa frase de la guerra que dice: "EN LAS TRINCHERAS NO HAY ATEOS", cuando las cosas se ponen feas...
El caso es que se le administra como digo por el sacerdote, y de repente instantáneamente se cura.
Le dan el alta y vuelve al sur conduciendo su propio coche, y no le ha quedado NI RASTRO. Hacer constar que nadie pidió por su curación, NADIE! fue Jesús que se manifestó en él, y al curarle sus pecados del alma le curó el cuerpo también.
El que tenga oidos para oir que oiga.
Desde Italia, tierra que tanto aprecio le tenemos tanto tù como yo, te envìo un afectuoso abrazo.
ResponderEliminarDejè ante la imagen de "La Madonnina delle Làcrime" una oraciòn por ti y por toda tu familia.
Espero poder reincorporarme pronto a mis actividades blogueras.
Otro abrazo.
Ok hermanito, mi deseo solo es saber que estás bien..., nada más. Un gran abrazo.
ResponderEliminarOff top. Estoy preparandote algo, pero me temo que no saldrá hasta el lunes..., ya te iré diciendo.
Como legionaria de María, me encanta esta entrada que habla de Ella, la reflexión de Martín Descalzo para interiorizar y dejar que nuestro espíritu se impregne de la extraordinaria fe y confianza de María, Ella nos muestra el camino para llegar a Jesús.
ResponderEliminarPor eso es tan importante la oración, el rezo del Santo Rosario nos acerca a María para que nos transmita la fuerza para seguir adelante en este mundo de hoy, difícil y complicado, donde hay tantos obstáculos para los cristianos.
Un abrazo
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