Silencio
Decía san Juan Crisóstomo que “no sería necesario recurrir tanto a la palabra, si nuestras obras diesen auténtico testimonio”. Y con verdad, pues está claro que muchas veces los hechos son más elocuentes que los dichos.
También María, nuestra Madre, recurrió poco a la palabra. Era callada Ella. Realmente, cuántas palabras se ahorró. Pero, cuánto dejó dicho sin palabras. Cuánto dejó escrito con su vida. Cuánto testificó con sus obras.
María, la Virgen del Silencio, nos enseña el valor de un silencio fecundo y humilde, cuajado de obras y realizaciones. Nos alecciona magistralmente en el difícil arte de decir poco y hacer mucho.
Sí, cuántas veces calló María, para que hablasen sus obras, y para que hablase Dios en Ella y en los demás. Era el suyo un silencio hecho oración y acción. Un silencio lleno, no vació ni hueco. Un silencio colmado de Dios, de sus palabras, de sus maravillas. María “guardaba todas las cosas meditándolas en su corazón”, afirma el Evangelio. Porque sólo en silencio se pueden comprender las palabras de Dios y “sus cosas”.
No se trataba, por tanto, de una simple ausencia de palabras, de ruidos, de distracciones. El silencio de María fue un silencio contemplativo de la obra de Dios en su vida, en la de Jesús, en la de los demás. Un silencio de humildad, de discreción, de ocultamiento. Un silencio fecundo en buenos pensamientos, en proyectos de ayuda a los necesitados, en propósitos de entrega y donación.
El silencio de la Virgen durante su vida fue como un gran mosaico de pequeños silencios. (P.Marcelino de Andrés)
¡Ave María!
11 comentarios
Un silencio lleno de gracia, la mirada de amor silenciosa que contempla dichosa y plena al Amor de los amores.
ResponderEliminarA Jesús por María
El silencio es humildad. Gran entrada Angelo. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
ResponderEliminarhttp://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/
Tus palabras de hoy nos mueven al silencio orante y contemplativo como el de María, que Ella nos ayude a imitarla también en esto.
ResponderEliminarUn beso, Angelo
Hermoso ejemplo de mujer es mi Nina Maria.
ResponderEliminarBendiciones.
Bendito silencio,preciosa entrada Angelo.
ResponderEliminarUn cariñoso saludo.
La madre silenciosa y amorosa,!cuanto que aprender¡¡¡
ResponderEliminarhumilde cariñosa, gran escuchadora, ¿por que no me acercaré mas a ella?
esta imagen que pones es conmovedora, me saltan las lágrimas.
Gracias Angelo.
un abrazo
Obras son amores y no buenas razones y en nuestra madre común tenemos ese bello ejemplo.Saludos
ResponderEliminarEl silencio sonoro es lo que encontramos en María nuestra
ResponderEliminarMadre.¡Que necesidad tenemos nosotros de El!.
Gracias Ángel. Dios te bendiga.
Cómo amo yo a la madre de Dios :) bonito tu blog asi que te sigo... y este es el mio http://prontollegaraelsalvador.blogspot.com/ hasta pronto :)
ResponderEliminarA veces el silencio puede resultar atronador.
ResponderEliminarY que ademas ese silencio era sonrisa.....pues parece que el silencio es serio, y no!! está lleno de Luz y de alegria. Cuanto me enseña la Madre a entrar en este silencio hecho vida. Soy muy charlatana a aveces y ya sé cuando callar, gracias a Ella....callar y sonreir.....
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