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LLEGA LA HORA

Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Orad, para que no entréis en la tentación. —Y se durmió Pedro. —Y los demás apóstoles. —Y te dormiste tú, niño amigo..., y yo fui también otro Pedro dormilón. Jesús, solo y triste, sufría y empapaba la tierra con su sangre.De rodillas sobre el duro suelo, persevera en oración... Llora por ti... y por mí: le aplasta el peso de los pecados de los hombres.Padre, si quieres, haz que pase este cáliz de mí... Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.



Atado a la columna. Lleno de llagas.
Suena el golpear de las correas sobre su carne rota, sobre su carne sin mancilla, que padece por tu carne pecadora. —Más golpes. Más saña. Más aún... Es el colmo de la humana crueldad.
Al cabo, rendidos, desatan a Jesús. —Y el cuerpo de Cristo se rinde también al dolor y cae, como un gusano, tronchado y medio muerto.
Tú y yo no podemos hablar. —No hacen falta palabras. —Míralo, míralo... despacio. Después... ¿serás capaz de tener miedo a la expiación?

Los soldadotes brutales han desnudado sus carnes purísimas. —Con un trapo de púrpura, viejo y sucio, cubren a Jesús. —Una caña, por cetro, en su mano derecha...

La corona de espinas, hincada a martillazos, le hace Rey de burlas... Ave Rex judæorum! —Dios te salve, Rey de los judíos. Y, a golpes, hieren su cabeza. Y le abofetean... y le escupen.

Coronado de espinas y vestido con andrajos de púrpura, Jesús es mostrado al pueblo judío: Ecce homo! —Ved aquí al hombre. Y de nuevo los pontífices y sus ministros alzaron el grito diciendo: ¡crucifícale!, ¡crucifícale!

—Tú y yo, ¿no le habremos vuelto a coronar de espinas, y a abofetear, y a escupir?

ECCE HOMO


Textos de Sanjosemaría



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