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Deseo de Dios

En el año 1985, me encontraba en Roma y conocí a una religiosa de la congregación de las hermanas de La Retraite, llamada Jeanne-Françoise De Jaeger.Encontré en ella una gran bondad que me invitó a visitarla en más de una ocasión. Me hablaba de vida espiritual profunda. Nació en 1914 y murió en el 2005, pero la tengo siempre presente porque me enseñó una petición para llevarla cada día a la oración. Me explicó el salmo 41 donde se habla de la búsqueda de agua por parte de una cierva sedienta. La mayoría de las traducciones emplean el verbo :”buscar”, pero me gusta más la traducción de la Biblia de Jerusalén que usa el verbo “jadear” según la RAE: “Respirar anhelosamente por efecto de algún trabajo o ejercicio impetuoso” Me quedo con el respirar anhelosamente. Y me dijo un día(entregándome una postal con la imagen del salmo que me comentó, que se encuentra en la Basílica de san Clemente en Roma y que os muestro mas abajo): “Angelo caro, haz esta petición a Dios cada día sin tener en cuenta lo que sientas o dejes de sentir y te lo dará. “Señor, concédeme el deseo de desearte” y me recalcó : “el deseo de desearte”. Desde entonces he seguido fielmente su consejo y creo que me lo ha regalado: Hoy, escuchando a un amigo desalentado le he sugerido la misma petición y así lo hago con todos vosotros-as. Solicitemos a Dios ese deseo grande de Él .
Angel ST


Salmo 41Como jadea la cierva,
Tras las corrientes de agua,
Así jadea mi alma,
En pos de ti, mi Dios:

Tiene mi alma sed de Dios,
Del Dios vivo;
¿cuándo podré ir a ver la faz de Dios?

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