Anfitriones
Cuando era adolescente una de las “broncas” que más solía llevarme por parte de mi madre, se producía porque me presentaba en casa con algún amigo que invitaba a comer o dormir, sin haberle pedido permiso. Las regañinas no venían por la invitación, sino por hacer caso omiso a su prohibición, pero es que me encantaba recibir en casa a los que quería. Mi madre acabó rindiéndose, convirtiéndose en aliada y experta anfitriona con mis amistades. Viendo que mis hijos siguen mis pasos (con mi aprobación) a menudo les cuenta lo que le irritaba que yo lo hiciera.
Nunca me curé de esta adicción, al contrario con el tiempo se ha ido agravando, rara es la semana que en casa no se aloja alguien. Mis hijos han aprendido muy bien la lección porque han visto desde muy pequeños como se practicaba la hospitalidad en nuestro hogar. Son excelentes anfitriones a los que les encanta invitar a otros.
¿Y qué es la hospitalidad? Me gusta mucho una definición que encontré: Es la cualidad de acoger y agasajar con amabilidad y generosidad a los invitados o a los extraños. “Hospitalidad” se traduce del griego fi‧lo‧xe‧ní‧a, que significa literalmente “amor (afecto o bondad) a los extraños”.
Tratar con amabilidad, generosidad, afecto y bondad a los extraños dice la descripción, si así la define con los ajenos, ¿cómo debería definirse con los amigos? La hospitalidad es uno de los actos de amor que mejor podemos expresar con los que nos visitan. Me cuesta entender que haya personas que no disfruten agasajando a los demás. Algunas culturas sobre todo la oriental, la consideran como una de las obligaciones que no pueden descuidarse, dando un valor supremo, aún a costa de sacrificios personales, llegando a caer en la deshonra cuando no se ha practicado como se debe, y considerando un desprecio y humillación cuando el invitado tampoco la valora.
He tenido la gran dicha de contar con una esposa que ha coincidido conmigo en ejercer la acogida cariñosa que cualquier invitado en casa se merece. La hospitalidad no depende de la actitud de los que vienen, sino de la que tenemos con ellos. La sociedad moderna del siglo XXI, adolece de esta práctica que ayudaría a mejorar las relaciones humanas que cada vez parecen distanciarse más.
El mejor cumplido que pueden escuchar unos anfitriones es: “qué bien se está en vuestra casa”. Algunos piensan que es cuestión del tamaño de la vivienda, de economía, de conocimiento protocolario, de relaciones sociales, que sé yo… nada de eso. Se trata de cariño, afecto y amor, de pensar en cómo nos gustaría ser atendidos y llevarlo a la práctica.
Nuestra vivienda, es muy chiquita, ni tiene cuarto de invitados, ni jardín donde salir, ni comedor amplio para sentar en una mesa a muchos. A veces hay que tirar colchones al suelo, sacar sacos de dormir, poner una mesa adicional para comer, trasladar sillas de las habitaciones, quitar cosas y sacarlas al balcón, sentarse en el suelo… ¡qué más da! Lo que importa es ofrecer lo que se tiene, y en una familia lo mejor que se puede brindar es el afecto de cada uno. Los envoltorios siempre se tiran, es el interior con lo que nos quedamos y saboreamos.
Hay que cuidar los detalles. Llama la atención en el Nuevo Testamento un gesto de hospitalidad. El anfitrión podía ofrecer a su invitado agua para lavarse los pies, darle un beso o untarle la cabeza con aceite. El lavado de los pies, en tiempos antiguos, era una acción con la que se daba la bienvenida y se mostraba hospitalidad, que en los calurosos países del Oriente Medio se acostumbraba a realizar antes de una comida, pues las personas solían llevar sandalias para viajar por aquellos caminos secos y polvorientos. Jesús lavó los pies de sus apóstoles con el fin de enseñarles una lección y dejarles un “modelo”, pero no tenía la intención de instituir una nueva ceremonia o ritual. Demostró que cada uno debe servir a los demás con un espíritu humilde y buscar maneras prácticas de manifestar su amor a otros, haciendo cosas que resulten en su bienestar.
Pues existen numerosas formas en este mundo tecnológico, de tener esos detalles que hacen que los invitados perciban que su presencia en nuestro hogar importa de verdad. Os presento algunas ideas de las que usamos en casa.
Cuando alguien viene por primera vez a dormir, solemos llenarle la habitación de globos. Encima de la mesa un pequeño jarrón con flores frescas y una tarjeta de bienvenida, donde escribimos una frase que quede para el recuerdo de nuestro invitado en los días pasados con nosotros.
Por supuesto no olvidar un juego de toallas y unos botecitos de champú, gel, y crema, por si se los ha olvidado, para que no tenga que violentarse al pedirlos.
También hay que pensar en los momentos que pasará a solas en la habitación, sobre todo por la noche. A todos alguna vez nos entra hambre o sed a esas horas intempestivas, por eso una pequeña cestita con botella de agua, zumo, unas galletas, tostadas, chucherías, frutos secos o fruta es imprescindible, para que no tenga que deambular por una casa que no conoce o sufra una mala noche, porque el apetito o la deshidratación quieren fastidiarle su descanso nocturno. Algunas revistas de temática diversa, o un libro interesante por si el insomnio se presenta.
Si hay que despertarlo a una hora concreta, que mejor que hacerlo con música. El desayuno bien presentado, acompañado de unas flores. Ofrecerse a lavarle la ropa o planchársela, interesarse por lo que les gusta para comer o cenar. No olvidar de ofrecer una merienda.
Si hay niños entre los invitados, no olvidar un detalle para ellos, un pequeño peluche, un cochecito, una bolsa de chucherías, algo por el estilo. Como broche final manifestar al invitado que realmente ha sido un placer recibirle y como muestra de ello, ofrecerle un pequeño gesto para que recuerde su estancia entre nosotros. Puede ser un cd de música grabado por nosotros, un libro dedicado, un recuerdo de la ciudad, una postal con un mensaje firmado por todos los miembros de la familia, hoy en día hay mil y un artículos originales para regalar que son económicos. El valor real lo ponemos nosotros cargándolo de cariño y afecto.
En casa confeccionamos un libro con hojas en blanco para que todos los que pasan por casa también nos dejen un recuerdo a nosotros, firmando en él. En fin, practicad la hospitalidad porque los primeros beneficiados seréis vosotros. Y os aseguro que disfrutaréis preparándolo todo.
8 comentarios
Me parece haber leido esta entrada en otro blog amigo. ;)
ResponderEliminarDa gusto asi de majos,un cariñoso saludo. :)
El poder mas grande es el Amor. La sabiduría mas grande es el Amor. La belleza mas grande es el Amor. Gracias, un abrazo.
ResponderEliminarTobías, hay otro gran ejemplo de hospitalidad en el Nuevo Testamento que es importantísimo, y es precisamente el de los peregrinos de Emaús. Ellos le piden a ese caminante desconocido que se quede en su casa, lo reciben como parte de su familia. Quizás sea el otro aspecto tan crucial como el de aprojimarse, hacer de la familia al extraño: por ahí también germina la Salvación.
ResponderEliminarGran abrazo
Paz y Bien
Ricardo
Gracias Ricardo por traer tan bello pasaje del Nuevo Testamento. Me ha encantado tu aportación. Un fuerte abrazo
EliminarMuy interesante! Tomo nota!
ResponderEliminarAunque colmar a la visita de tanto detalle va en la persona que acoge, yo no me considero una persona tan detallista y es que, no se me ocurren, pero has dado pistas muy buenas. Muchas gracias!
Enhorabuena por esa familia!
Besos
Querida Paula. He de decir que toda la "parafernalia" expresada contribuye a crear un ambiente festivo entre los más pequeños de la casa, pero no cabe duda de que el detalle más importante es que nuestros corazones latan a toda pastilla entregando lo mejor de ellos, que como arriba se ha comentado es el amor. Muchas gracias.Un fuerte abrazo
EliminarQuerida Paula. He de decir que toda la "parafernalia" expresada contribuye a crear un ambiente festivo entre los más pequeños de la casa, pero no cabe duda de que el detalle más importante es que nuestros corazones latan a toda pastilla entregando lo mejor de ellos, que como arriba se ha comentado es el amor. Muchas gracias.Un fuerte abrazo
EliminarLa belleza es señal de buenas y dulces costumbres, como la hermosa flor es señal de un fruto bueno y bello. Gracias, un abrazo.
ResponderEliminarTe invito a dejar tu opinión .Sepamos ofrecer lo mejor de nosotros. Bienvenida la crítica, acompañada siempre de la cortesía.