Que pocas ganas tengo
Estaba en la cola para recoger mi uniforme en el ropero donde trabajo, cuando han llegado otras compañeras de mi turno. Mientras se saludaban, el mensaje que se estaban transmitiendo, era el siguiente: “que pocas ganas tengo de trabajar” a lo que otra contestaba “ ay sí, estoy deseando que se acabe”. Parecería que la sonrisa debía dibujarse en mi cara, sin embargo ocurrió todo lo contrario. Lamentablemente, a menudo, escucho saludos de ese estilo.
No digo yo que no cueste, salir de casa para emprender una jornada de trabajo , que se sabe anticipadamente, que será dura. No dudo yo, de que no todos los días , estamos en las mejores condiciones físicas para afrontarlo, pero de ahí, a que lo primero que se piensa y desea, sea acabar algo que aún no se ha empezado, me habla de cómo puede ser el resultado del trabajo, cuando finalice realmente.
Ante ese pesimismo y desgana puede entenderse, las impaciencias, el mal humor, las críticas, las envidias, las faltas de respeto, la mala educación, el desinterés, el egoísmo y la pérdida de tiempo , que adornan las horas de algunos ,que dicen trabajar, y de las que se resienten los demás.
Decía que no esbocé una sonrisa, y es que escuchando esos comentarios, pensé al instante, en los que no tienen trabajo, me pareció una falta de solidaridad, egoísmo e ingratitud por tenerlo.
Hay muchas reivindicaciones, y es justo que se produzcan ante los atropellos que a veces los gobernantes y empresarios, nos imponen en el mundo laboral - Aprovecho para aconsejar la encíclica de Juan Pablo II. “Laborem Exercens”. Nos dará una idea de lo que supone trabajar y de cómo debería estar orientado-. Pero esos derechos, tienen a su vez unas obligaciones. El compromiso de efectuar una tarea excelente, con toda nuestra personalidad y dones recibidos. La ilusión de la propia realización, el deseo de servir, la contribución a la sociedad, el aporte económico a la familia, la gratitud de poder trabajar. Compañerismo, amistad, compartir, ayudar, ilusión, esos son algunos de los adornos que deberían estar en nuestro horario laboral.
Me admiro, cuando encuentro a gente, ejecutando trabajos sencillos y humildes, y derrochan una alegría envidiable. Me viene a la mente, el chico de la gasolinera, que siempre me desea “ un día estupendo y lleno de felicidad”. O la señora de la limpieza, a la que sin querer le he pisado el suelo, y me sonríe diciendo que no importa, que pase tranquilamente, que ella lo vuelve a fregar. O la cajera del super, que siempre me dice algo divertido. Incluso el vendedor de cupones ,que convierte su trabajo en un excelente relaciones públicas, interesándose por mi familia y trabajo, cada que vez que me tropiezo con él, aunque no le compre el boleto . Gracias a Dios, vivo a menudo anécdotas, de personas contentas de trabajar, que se esfuerzan por hacer bien su ocupación. Gente que aprecia, que trabajar, no solo es ganar dinero.
¿No habéis reflexionado nunca, sobre el trabajo de Jesús como carpintero? Pues os aconsejo que lo hagáis. Imaginad una de su jornada laboral desde que se levantaba, hasta que se acostaba. Os sorprenderéis. ¡Probadlo!
Encontré hace tiempo una oración, para antes de empezar el trabajo que me gustó mucho, y que ya anticipé de ponerla un día, en el blog: Para no alargar el post, me comprometo a publicarla en la próxima entrada.
¡Feliz jornada!
14 comentarios
Son muy ciertas tus lineas Angelo, y recordaba una charla sobre el trabajo como medio de santificación, en la que a las amas de casa se les recordaba que realizaban el mismo trabajo de la Virgen María, y qué mas hermoso que santificarse teniéndola como modelo.Solo es cuestión de ofrecerlo a Dios con sus alegrías y sus tristezas.
ResponderEliminarhola Angelo, siempre voy con ganas. Un abrazo y mañana en la mañana me acordaré de ti
ResponderEliminarUna vez más me has dado un revolcón!!
ResponderEliminarSoy de las que muchas veces me quejo de cansancio, mi trabajo es agotador física y sobre todo psicológicamente pero acto seguido siempre digo que Gracias a Dios por permitirme trabajar en algo que muchos quisieran porque tiene también una parte realmente gratificante. Soy una afortunada, de verdad que así lo creo. Eso no quita para que, a veces, empezar la semana se me haga a veces cuesta arriba.
Gracias Angelo por tu bonita reflexión una vez más, ideal para iniciar un lunes.
Un beso!
De patitas en la calle ponía yo a todas esas personas que van quejándose por IR A TRABAJAR,uff vaya entrada Angelo,me ponen enferma,con todo el paro que hay...prefiero no seguir porque me va a salir mi vena más macarra.
ResponderEliminarUn cariñoso saludo :)
Ángelo, tienes más razón que un santo. Lo expones de un modo que no creo que se pueda expresar con más acierto.
ResponderEliminarHay casos que son particularmente sangrantes, como cuando los veteranos que han alcanzado un estatus de "comodidad" se quejan de todo en presencia de compañeros que están en precario, cobrando menos y trabajando el doble. Ya lo dijo aquel torero sabio: Hay gente pa´ too.
Un abrazo.
Tu entrada me ha recordado a varias personas que han acudido a mi en busca de empleo: "de lo que sea", "dispuesto a todo"...
ResponderEliminary una vez conseguido empiezan las quejas, las críticas a los jefes, etc.
Qué poca memoria, en menos de un mes ya se habían olvidado de lo bueno que les parecía cualquier trabajo.
¿Cual es nuestra actitud ante la vida? ¿Quienes somos? ¿Donde vamos?
Ojalá dedicáramos tiempo a reflexionar y sobre todo a agradecer siempre.
Me muestras los frutos de la ceguera Angelo....estamos ciegos!! Y esas "salidas" quejaderas y demás son fruto de "solomemiroelombligo"....este es un tema super amplio para una gran entrada....pienso que la "muerte existencial" es muy frecuente..no se vé la Cruz que como columna vertebral te hace mirar al frente...claro, quitas el soporte (osea la CRUZ) y te arrugas como una pasa... dejando la cabeza hacia abajo y mirar lo que solo puede ver: tu ombligo...y entonces todo, absolutamente todo todo todo PESA!! y se acaba cansado nada más empezar la jornada ajeno a la bendición de tener algo que muchos darían la vida por tenerlo...una pena enorme.
ResponderEliminarPor eso de vez en cuando es bueno pasar por el paro, para valorar el trabajo.
ResponderEliminarHe tenido dos trabajos remunerados en mi vida, en el primero me fue formidable pues mis jefes me respetaban y valoraban mi trabajo así que trabajaba con muchas ganas e ilusión .........por motivos personales al cabo de 6 años tuve que dejar este trabajo. Al cabo de unos cuantos años me incorporé de nuevo al mundo laboral en una empresa en la que los jefes eran unos auténticos tiranos, sufrí un terrible acoso laboral durante los 21 años y medio, lo aguanté pues necesitaba el trabajo, solamente yo sé todo lo que pasé y eso acabó enfermándome, por supuesto acabé despedida durante la baja de enfermedad sin ningún tipo de renumeración y que yo al sentirme tan mal tampoco pude reclamar nada ...........de esto hace 10 años y todavía tengo secuelas pero a decir verdad me supuso una gran liberación de estos personajes que con solo recordarlos me pongo mala. Solo acabo diciendo que me tuve que cambiar de ciudad donde vivía y estaba ese trabajo, claro que gracias a eso me he encontrado viviendo en un maravilloso pueblo donde hay gente estupenda y me siento muy a gusto.Saludos
ResponderEliminarGracias por abrirnos tu corazón. Un abrazo
EliminarAnímate que espero la oración como agua de mayo. Hoy estoy "tontita".
ResponderEliminarUn abrazo
La diferencia la pone el amor con que se realizan las cosas y creo que uno ha de amar su trabajo, y no vivir deseando encontrar el trabajo amado.
ResponderEliminarUn abrazo,
No sé qué pasa, pero cada vez que pincho el enlace para comentar, me sale una ventana con publicidad. Me pasa sólo en este blog. Bueno, a lo que iba. El personal de los hospitales, no sé por qué, es muy dado a la protesta. He tenido unos años en los que tenía que acudir con regularidad al hospital a ponerme un tratamiento y el personal no se recataba nada en decir lo que fuera delante de los pacientes, lo cual aumentaba nuestra condición de "pacientes" (je!), porque todo eran protestas, angustias, menuda tarde me espera... Yo lo he llegado a pasar fatal, pensaba que eso no es nada bueno para los enfermos, pero tampoco para quien acude a la ventanilla a hacer una gestión, ni para los propios compañeros, como has podido experimentar. ¿Tan difícil será callarse un poquito cuando no hay que hablar?
ResponderEliminarSi usas chrome, instala la extensión Adblock Plus y no tendrás publicidad, y si usas otro navegador, supongo que tendrán su versión. Gracias por tu testimonio
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