ÁBREME LAS PUERTAS DE MI INTERIOR
Durante el año sacerdotal, recibí varios testimonios por e-mail, de sacerdotes y seminaristas. Me propuse ir publicándolos, y tenia un poco arrinconada esta intención. Siempre me produce alegría, leer la forma en que Dios llama a una vida de entrega a Él. Hoy comparto con vosotros una muestra más de como el Señor escoge a sus operarios. Una amiga de este blog me envió este testimonio de alguien que ella conoce.
Hace dos años que le decía al Señor: "creo que no dejo que la Gracia de Dios entre en mi vida, le cierro mi corazón, o sólo se lo abro a poquitos, sin fidelidad, ni radicalidad, ello produce que busque pero no encuentre, que sienta necesidad de Él, pero no le quiera abrazar porque si le abrazo su corazón me abrasará, me llagará, me incendiará de amor, y ese amor, AMOR que sólo brota de Él, me pide decisiones… me siento pecador, lo soy, no le soy tan fiel como debiera. Ábreme con tu calor abrasador las puertas de mi interior ¡¡Dame fuerza para responderte!!".(Apuntes de los ejercicios espirituales)
Podría parecer un poco exagerada la situación, hoy no suscribiría muchas de las cosas, mociones, que la oración me dio a entender en el momento que decidí entrar en el Seminario; no obstante, las esenciales siguen intactas:
- La Gracia de Dios sana mi debilidad, la Gracia de Dios cura mi ceguera, la Gracia de Dios busca de mí, de mi respuesta, como también la tuya.
- Me siento “infiel”, experimento, aún en la sequedad de las noches oscuras, que no correspondo con mi vida al gran misterio de la vocación, que es todo y sólo DON, gratuidad, AMOR que ABRASA, algo que no me corresponde a mí sino a Él.
En este Año Santo, dedicado a la santidad de los sacerdotes, es motivo recurrente en mi oración el agradecimiento. Pienso en tantos de vosotros, de otros que desde el Cielo interceden por mí, que habéis sido ejemplo y testimonio fiel al Amor de Dios en vuestras vidas. Pienso en las horas pasadas con algunos de vosotros en los proyectos de Cáritas, en las clases compartidas codo con codo con compañeros con visiones de la vida muy diferentes, en una Universidad, en muchos casos ahogada en su propia “razón”; en las sonrisas y la belleza de compartir las conversaciones en torno a un café, con la mente puesta en vivir la vida intensamente pero anclada en Cristo, recuerdo las convivencias de estudio, ¡auténtica bendición!. Los compañeros de trabajo, dispuestos a cargar con mi defectos, los colegiales, el esfuerzo de la tesina, los dolores de cabeza intentando luchar por la libertad en esta sociedad enmohecida, sin ideales o, tal vez, sea más correcto hablar de anestesiada. Recuerdo la fe sencilla, ajada por los siglos de los paisanos de mi pueblo, la lucha por llevar a Cristo por parte de tantos sacerdotes que he conocido…..¡Mis amigos de pastoral universitaria!... No diré que en todo ello la cruz estuviera ausente, la mayor parte de la veces se hizo manifiesta con gran fuerza, mas no menos ostentosa fue la Gracia y misericordia de Dios.
A veces me sorprendo porque cuando, en la noche, contemplo la ciudad, levanto mi mirada al cielo y le digo al Sagrado Corazón que" Él sabrá, que todo me parece una locura…¿ No es el noviazgo acaso una locura? ¿ no es el matrimonio una locura? ¿ no es amar, perdonar, equivocarse, soñar, reír… una locura?".
Sólo os puedo expresar que están siendo unos años intensos, en primer lugar, en donación de Dios. La vida intensa de oración, tanto litúrgica como personal, este año incrementada con la exposición diaria del Santísimo, rejuvenece mi interior, le guía por sendas por donde jamás pensé ir. En segundo lugar, el testimonio de mis superiores: rector, formadores, directores espirituales, obispos, es un acicate para vivir en permanente tensión a la santidad. ¡¡Ellos la viven!!. La Iglesia, vosotros, aún cuando no seáis muy creyentes o esa fe esté debilitada, esperáis de nosotros que os comuniquemos toda la fuerza, toda la garra del Amor y la Misericordia de Dios.
La vida de comunidad es siempre puesta a punto en la caridad. En los casi sesenta seminaristas que conformamos el Seminario se percibe la alegría de vivir por Cristo, para Cristo y en Cristo. Aunque eso no ahorra nuestras pequeñas luchas.
Para mí el Seminario ha supuesto y está suponiendo una escuela de abnegación, de ocultamiento, de humildad, de rendición del juicio… tal vez tan necesario en mi vida. El Señor me ha ido despojando de todas mis seguridades: estudios, apostolado, amistades…hasta dejarme sólo con Él. En esos momentos de intimidad, donde Él ve mi desnudez, donde palpa mis miedos y alegrías, mis afectos, mis luchas, mis errores…experimento que sólo Él es bálsamo. Dejar a Dios construir mi vida es una aventura, una ascensión a la cumbre: tarea dura pero bella, árida y deleitosa… No os puedo nada más que transmitir la alegría de sentirme privilegiado porque sólo en el Señor encuentro salvación, sólo en Dios el hombre sacia su sed, sed infinita que sólo harta su presencia.
Os encomiendo y agradezco vuestras llamadas, testimonios de cariño, respeto… un abrazo fuerte de vuestro amigo.
¡Alabado sea Jesucristo!
16 comentarios
Angelo, como sabes mi hijo es seminarista. En octubre serán ya 4 años desde que ingresó, y es emocionante para mí cuando hablo con él ir notando cada vez más firme su vocación y sentir como va madurando y creciendo en su interior. Gracias por este post que relaciono con su experiencia.
ResponderEliminarBesitos,
Que palabras más hermosas las que comparte esta persona que decidió implorar a Dios ordenar su vida, hacerse cargo de ella y seguir las huellas del Todopoderoso.
ResponderEliminarYo siempre he pensado que solo hay que pedir con tanta fe y humildad que todo será escuchado y respondido en el tiempo perfecto de nuestro Señor.
Dios bendiga esta vocación y que nos de valentía para abrir las puertas y dejarlo entrar en nuestras vidas.
Un abrazo.
Os pido oraciones por este valiente, está en tercero, acaba de recibir los ministerios laicales de lector y acólito. Fue una ceremonia entrañable y familiar.
ResponderEliminarCada día un paso más, por ello necesita de nuestras oraciones.
Un saludo Angel, eres una persona excepcional, se nota, yo tambien tuve conversaciones con Dios Padre, y de verdad que El sabia todo lo que sentia y lo que pensaba, despues de tener la primera conversación, le pregunte que qué tenia que hacer para seguir por el camino recto por el buen camino sin perderme, y me contesto teme a Dios... de verdad que pense que me iba a decir que fuera todos los dias a misa o algo asi, pero no lo hizo, bueno bastante me dijo no.
ResponderEliminarUn abrazo
Rezaré por el, Angelo, es un testimonio precioso
ResponderEliminarEstá claro que hay corduras que matan y locuras que sanan.
ResponderEliminarUff¡ Que pasada
ResponderEliminarMe ha encantado todo, por poner un ejemplo, me ha tocado mucho lo de "comunicar toda la garra del Amor y la Misericordia de Dios."
Gracias Angel, una vez más tocada y .... subida (que no hundida)de animos
Gracias por estos testimonios.
ResponderEliminarun beso.
Solo entro aquí muy deprisa, para decirte que poco a poco, me voy poniendo al día con todos tus posts. No me gusta perderme ninguno. De todos saco jugo.
ResponderEliminarDe este... ¿que te voy a decir?, que aplaudo a dos manos, tu comentario. Es necesario poner de manifiesto el valor testimonial hecho vida de esos jóvenes que se proponen servir a los hombres y a DIOS con todo su ser.
Gracias por traerlos aquí.
Para mi querida Ana (una madre agradecida), decirla desde esta querida atalaya común que nos brinda Angelo, que no dejamos de rezar por todos los seminaristas, y en especial por aquellos que sentimos más cercanos. Gracias a DIOS por ellos y por esas preciosas madres abnegadas, que han sabido educar en generosidad esas benditas almas.
ABRAZOS A TODOS.
Angelo,el testimonio es precioso,gracias por mostrárnoslo.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Siempre lo he dicho...si hubiera sido hombre seria cura!!.....admiro a estos seminaristas que estan siempre contentos y buscando al Señor...siempre les veo con mirada de busqueda....y valientes, se lanzan viendo sus debilidades..que las cuentan sin tapujos...y allá van.
ResponderEliminarEn el encuentro en Alemania se han levantado unos cuantos...y otras tantas chicas para monaterios.....es una gozada ver como van interiorizando al Señor porque la oracion es su baluarte, no la dejan y asi el discernimiento no se apaga....Preparemonos a tener una buena dosis de sacerdotes santos que se preparan para este nuevo milenio y hacia la nueva evangelizacion.......siempre disfruto en tu "CASA"....que bien.
Angelo, bonito y enriquecedor post, al igual que soñadora, tengo un hermano en el seminario y durante estos años es como dice el testimonio abrazar a Dios y dejarse transformar en El, desprenderse de tantas cosas. Oportuno el post con las intenciones del Papa para el entrante mes de junio por los sacerdotes y las vocaciones misioneras.
ResponderEliminarFrancisco: El temor de Dios es un don del Espíritu Santo.Los creyentes no deben “tener miedo” de Dios. No tenemos razón para tenerle miedo. Tenemos Su promesa de que nada podrá separarnos de Su amor (Romanos 8:38-39). Tenemos Su promesa de que nunca nos dejará o desamparará (Hebreos 13:5). El temer a Dios significa tener tal reverencia por Él, que éste tenga un gran impacto en la manera en que vivimos nuestras vidas. El temor de Dios es reverenciarlo, someternos a Su disciplina, y adorarlo con admiración.Un abrazo a ti y a todos los que cada día aportáis vuestro granito de arena
ResponderEliminarSon testimonios que edifican, gracias por traerlo para todos, hay que rezar mucho por ellos, y para que cada vez despierten mas vocaciones. (yo le pido al Señor que "toque" al mio si es su voluntad...) abrazos
ResponderEliminarGracias por este testimonio, me ayuda mucho en un día como hoy...rezo por él y todos los seminaristas para que lleguen hasta el final.
ResponderEliminarHOLA ANGELO, CÓMO ESTÁS.
ResponderEliminarTIENES UN BLOG PRECIOSO, TE SEGUIRÉ.
SALUDOS...PATRY
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