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¿TIEMPO?


Ayer os mostraba los libros de lectura que me han acompañado en este verano, extraigo una  página que rascó mi interior, para compartirla con vosotros. Pertenece al libro Por qué orar, como orar.

La dificultad más frecuente con la que chocamos a propósito de la oración es la presunta falta de tiempo. El estribillo que marca el ritmo de nuestras jornadas es, en efecto: “No tengo tiempo, no encuentro tiempo…”. En parte, esto es verdad: la vida actual, sobre todo la urbana, está marcada por la velocidad, por ritmos de trabajo frenético y por múltiples compromisos, que ciertamente no son los del antiguo tiempo bíblico, ni tampoco los de algunas generaciones anteriores a la nuestra.

Y, sin embargo, hay que denunciar que la falta de tiempo es casi siempre una excusa, una mala excusa: es bien sabido, por ejemplo, que son muchas las horas que los creyentes pasan ante el televisor o navegando en Internet. Por otro lado, sigue siendo cierto que los seres humanos encontramos siempre tiempo para lo que nos importa de verdad… Hay que decirlo claramente: quien afirma que no tiene tiempo para orar confiesa en realidad que es un idólatra. En efecto, no es él quien determina su tiempo, quien ejerce un señorío sobre él.
El cristiano, si quiere serlo de verdad, tiene que oponerse con fuerza a la ideología del trabajo y de la productividad alienante, tiene que comprometerse a fin de encontrar el tiempo para escuchar a Dios y dialogar con él.

No es casual que la ordenación del tiempo constituya el mandamiento primario en la fe judía y cristiana: reservar tiempo para Dios, distinguir tiempos “diferentes” de los destinados al trabajo, es el significado del descanso sabático, de las fiestas, de los ritmos de la oración. Esto, no se pueden dedicar a la oración únicamente ratos perdidos: la oración necesita tiempos fuertes, tiempos precisos, que deben tener prioridad sobre los demás. Un sacrificio enteramente consumado por Dios y posible para todos es justamente el ofrecimiento a Dios del tiempo, el bien más precioso poseído por el hombre sobre la tierra. Es más, santificar parte del propio tiempo y destinarlo a la oración es ya de algún modo aceptar el morir, perder concretamente un poco de la propia vida por el Señor: tal vez dar tiempos a Dios es tan difícil porque significa ajustar las cuentas con la propia muerte…Por lo demás, quien dice que cree en la vida eterna, en la vida más allá de la muerte, ¿cómo puede experimentar su fe si no consagra tiempo para entrar en comunión con Dios aquí y ahora?

El aspecto de la disciplina del tiempo no es, por consiguiente, marginal, sino central para la oración. Sin la elección de un ritmo y de tiempos adecuados no es posible orar: hay que establecer tiempos fijos y permanecer fiel a ellos, de tal modo que oremos no solo cuando tenemos ganas, cuando nos apetece emocionalmente. No, la oración es la fatiga de cada día, es el alimento cotidiano para la vida en el Espíritu. Ha escrito Matta al-Miskin, un gran padre espiritual del monacato egipcio del siglo XX: “No debes entristecerte por la escasez de tiempo disponible para retirarte a tu cuarto, sino que debes asegurarte de estar preparado y lleno de deseo de comunicarte con Dios: entonces caerás en la cuenta de que los minutos pueden ser como días.

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10 comentarios

  1. Esto que comentas es definitivo. Se impone, como nunca, la mirada hacia atrás y la puesta en juego de la imaginación para recuperar ese sentido del tiempo de nuestros antiguos. Hoy que está tan de moda el mantra de la sostenibilidad ... ¿qué hay de la sostenibilidad de la propia vida?.

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  2. Es todo un reto Ángelo, dedicarle el mejor tiempo a la oración y sobre todo al Santo Sacrificio de la Misa.
    Tomar el tiempo de Dios para Dios, porque finalmente el tiempo es de Él.
    Ofrecerle el trabajo cuenta y es muy bueno, pero estar solamente con Él y para Él, es lo mejor.
    "De lo bueno, lo mejor"
    Saludos a todos, y a tí, Angelo por esta bella reflexión.

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  3. ¿Qué es el tiempo, sino la co nsideración de ir llenando los espacios de nuestra vida?
    A todo lo que tan magníficamente has expuesto, sólo añadir que la gran diferencia del tiempo de los que ya tenemos una cierta edad, con el de ahora, estriba en que mientras más adelantos técnicos poseemos, más grandes nos creemos, y sus poderosas garras nos atrapan y destruyen para vivir sólo lo material.
    Pero no hay que perder la esperanza.
    El que quiere, puede, y un ser que ha sido creado por amor y para amar, forzosamente tiene que despertar de su letargo algún día no muy lejano.
    Un abrazo Ángel.

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  4. "Es más, santificar parte del propio tiempo y destinarlo a la oración es ya de algún modo aceptar el morir, perder concretamente un poco de la propia vida por el Señor"

    Más cierto imposible. Cuanto más se reza más en comunión con Dios estamos, y cuanto más en comunión estamos con Él, más ganas tenemos de estar con Él pero en la eternidad.
    No solo es posible no temer a la muerte, sino que debemos llegar a desearla por el ardiente deseo de Jesús.

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  5. Hola Angel!...hoy no tengo mucho que comentar, más que estoy de acuerdísimo con lo que nos compartes, y que me sirve mucho pensar en ésto y ojalá aplicarlo a partir de HOY. Te mando un abrazo y gracias!!!!!!....Ale :)

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  6. Genial Ángel ¡ Has dado en el clavo
    ¡Bienvenido a la Catequesis virtual ¡
    Dios os bendiga a todos, gracias por los enlaces de los libros

    Os pido oración por la visita de su Santidad al Reino Unido.
    la cuenta atrás a comenzado, reforcemos la oración.

    Ánimo con la vuelta al cole de tus niños , besos para ellos

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  7. Querer es poder....
    hace falta solo quererlo, como en todas las tareas y las cosas que nos pasan en la vida.

    Un abrazo con cariño para estos dias... :-)

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  8. Hola. Creo que todos hemos podido experimentar que en estado de Gracia, practicando virtudes, hay tiempo de sobra y se descubre que es realmente una mala excusa lo del tiempo.Gracias.

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  9. Excelente meditación!! Gracias por compartirla y ayudarnos a pensar en esto... yo creo que si supiéramos cuánto nos ama Dios, no dudarímos nu un segundo en querer estar con Él! Que Dios te siga bendiciendo!!

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  10. Hola!

    Me atrevo a agregar una frase de San Pío de Pietrelcina:

    "Reza, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y escuchará tu oración. La oración es la mejor arma que tenemos, es la llave al corazón de Dios. Debes hablarle a Jesús, no sólo con tus labios sino con tu corazón. En realidad, en algunas ocasiones debes hablarle sólo con el corazón."

    Gracias por permitirme participar en tu blog,y gracias por haber tomado algo de tu valioso tiempo para haber pasado por el mio,y también por leer este mensaje.
    Paz para ti,desde Argentina.

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