Tong Phuoc Phuc
Ha llegado a mis manos este testimonio. Lo he encontrado precioso y lo comparto con todos vosotros. Tengo poco tiempo, hay que preparar todo para acoger bien a los reyes. Pronto todo volverá a su rutina habitual, fortalecidos con las gracias que el Niño Jesús nos ha traído.
En Vietnam el aborto es una realidad bastante ordinaria. Y no sólo son muchas las mujeres que abortan, sino que, en general, nadie se cuestiona si está bien o está mal.Los cristianos, desde los primeros siglos, se caracterizaron porque ellos amaban la vida.
Un documento del siglo I dice: «No harás morir al hijo por aborto, ni lo matarás apenas nacido» (Didaché II, 2), porque de hecho en el Imperio Romano también era bastante común la práctica (¿O es que alguien pensaba que el aborto era un genial invento del siglo XX?).
En el Vietnam de hoy, Tong Phuoc Phuc, un católico, también es conocido por luchar de modo positivo para impedir que las mujeres hagan morir a sus hijos por aborto. En una casa de su propiedad, no excesivamente grande, este vietnamita de poco más de cuarenta años acoge en su casa a mujeres solteras embarazadas que no quieren abortar y que, al mismo tiempo, no tienen medios para sacar adelante a su hijo. Allí reciben alojamiento y comida hasta que dan a luz. Después, el niño se quedará allí hasta que la mujer pueda criarlo por su cuenta. O el niño se va con su madre, o Phuc y su esposa serán su familia. A este señor no se le pasan más opciones por la cabeza.
El inicio de esta obra fue interesante. La mujer de Phuc tuvo problemas al dar a luz, y estaba en peligro su vida. Entonces el joven vietnamita hizo una promesa: «Si todo sale bien, yo me dedicaré a ayudar a otras personas». Al darse cuenta de que tantas mujeres abortaban en su país, consciente de que los fetos también eran personas humanas, le pareció un deber ir por los hospitales recogiendo cadáveres de niños abortados y enterrarlos en una propiedad suya.
El cementerio creció, y varias mujeres que habían abortado iban a rezar allí. Entonces Phuc, al verlo, habló con algunas de ellas para que, si conocían a alguna chica que quisiera abortar, que la llevasen a hablar con él. Después de 4 años desde que acogió a la primera madre soltera, Phuc ha salvado a más de 60 niños, la mitad de los cuales ya han dejado el curioso primer hogar para irse con sus madres. Gracias al apoyo de algunas organizaciones católicas y budistas, y a la ayuda de algunos particulares, la obra de Phuc sigue adelante. Y se propone continuar este trabajo mientras viva.
8 comentarios
Hola Angelo!!! Se me viene a la mente una frase que nuestros padres se han cansado de repetirnos en diversas ocasiones, y nosotros ahora a los mas jovenes...y viene a cuento, por supuesto, con esta situacion que nos compartes, y con la toma de postura de Phuc (que Dios bendiga!) . La frase es: "No porque todo el mundo lo haga, quiere decir que esta bien".
ResponderEliminar!Que peligroso es empezar a ver normal lo que no lo es!
Gracias Angel. Que hermoso testimonio.
ResponderEliminarCon tu permiso me gustaria difundirlo en mi blog.
Espero que me permitas
un abrazo
adri
Teresa de Calcúta decía : "NO LOS MATÉIS, DÁDMELOS A Mí"
ResponderEliminarAngelo, es precioso. Gracias por contarlo. Gracias a Dios, también en España hay "rescatadores". Ojalá que cunda el ejemplo.
ResponderEliminarFeliz año, y que sigas ayudándonos con todo lo que nos cuentas en tu blog.
¡Que Dios le bendiga!.
ResponderEliminarMuchas gracias Angel. Feliz Año y muuuuuu...chos regalos de reyes.
Un abrazo
Gracias Angel por compartirlo.. es precioso! Qué grande este hombre!!
ResponderEliminarUn abrazo
¡Qué testimonio tan impresionante! No lo conocía. ¿Donde puedo encontrar más información sobre este hombre? Es increíble como en estas sociedades despersonalizadas surgen personas que con generosidad son capaces de tanta entrega. Además, es una entrega 'personal'. Lo que quiero decir es que no pretende montar una organización a nivel mundial sino hacer TODO lo que él puede.
ResponderEliminarUn beso y gracias por la información.
Alabado y bendecido sea el ESPÍRITU SANTO que suscita hermosas y ejemplares obras en personas como Tong Phuoc Phuc.
ResponderEliminarPoco a poco se irá tomando conciencia de que la vida es un don que nadie puede atreverse a quitar.
El sexo está regulado por la vida, y no se puede desligar uno del otro. Cuando se separan, la conciencia nos descubre el mal uso de nuestros actos, y nos delata emergiendo nuestros egoísmos, o señalando la injusticia de la muerte.
Un abrazo en XTO.JESÚS.
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