LEJOS DE JESUCRISTO
Tal Vez en estos días en que nuestra actividad, sale de lo común y se vuelca en comidas, encuentros, compras, visitas y regalos navideños, nos olvidamos de profundizar de forma más cuantitativa en el misterio de estas fechas.
Estar informado de lo que el Papa, nos dice, es una obligación, si creemos que es el representante de Jesús en la tierra.No podemos omitir sus palabras, no estar al día de forma directa o indirecta de su mensaje . Hoy insisto en este punto porque la homilía de Nochebuena por parte de Benedicto XVI, está llena de un profundo examen de conciencia actual ,que no puede dejarnos indiferente. Me recuerdan a los mensajes que la Virgen va dejando en sus apariciones en diversos lugares de la tierra. He seleccionado la parte en la que me he sentido más interpelado.
La mayoría de los hombres no considera una prioridad las cosas de Dios, no les acucian de modo inmediato. Y también nosotros, como la inmensa mayoría, estamos bien dispuestos a posponerlas.
Se hace ante todo lo que aquí y ahora parece urgente. En la lista de prioridades, Dios se encuentra frecuentemente casi en último lugar. Esto – se piensa – siempre se podrá hacer.
Pero el Evangelio nos dice: Dios tiene la máxima prioridad. Así, pues, si algo en nuestra vida merece premura sin tardanza, es solamente la causa de Dios.
Dios es importante, lo más importante en absoluto en nuestra vida. Ésta es la prioridad que nos enseñan precisamente los pastores. Aprendamos de ellos a no dejarnos subyugar por todas las urgencias de la vida cotidiana. Queremos aprender de ellos la libertad interior de poner en segundo plano otras ocupaciones – por más importantes que sean – para encaminarnos hacia Dios, para dejar que entre en nuestra vida y en nuestro tiempo.
El tiempo dedicado a Dios y, por Él, al prójimo, nunca es tiempo perdido. Es el tiempo en el que vivimos verdaderamente, en el que vivimos nuestro ser personas humanas.
Pues bien, también hoy hay almas sencillas y humildes que viven muy cerca del Señor. Por decirlo así, son sus vecinos, y pueden ir a encontrarlo fácilmente. Pero la mayor parte de nosotros, hombres modernos, vive lejos de Jesucristo, de Aquel que se ha hecho hombre, del Dios que ha venido entre nosotros.
Pues bien, también hoy hay almas sencillas y humildes que viven muy cerca del Señor. Por decirlo así, son sus vecinos, y pueden ir a encontrarlo fácilmente. Pero la mayor parte de nosotros, hombres modernos, vive lejos de Jesucristo, de Aquel que se ha hecho hombre, del Dios que ha venido entre nosotros.
Vivimos en filosofías, en negocios y ocupaciones que nos llenan totalmente y desde las cuales el camino hasta el pesebre es muy largo. Dios debe impulsarnos continuamente y de muchos modos, y darnos una mano para que podamos salir del enredo de nuestros pensamientos y de nuestros compromisos, y así encontrar el camino hacia Él. Pero hay sendas para todos. El Señor va poniendo hitos adecuados a cada uno. Él nos llama a todos, para que también nosotros podamos decir: ¡Ea!, emprendamos la marcha, vayamos a Belén, hacia ese Dios que ha venido a nuestro encuentro.
Sí, Dios se ha encaminado hacia nosotros. No podríamos llegar hasta Él sólo por nuestra cuenta. La senda supera nuestras fuerzas. Pero Dios se ha abajado. Viene a nuestro encuentro. Él ha hecho el tramo más largo del recorrido. Y ahora nos pide: Venid a ver cuánto os amo. Venid a ver que yo estoy aquí. Transeamus usque Bethleem, dice la Biblia latina. Vayamos allá. Superémonos a nosotros mismos. Hagámonos peregrinos hacia Dios de diversos modos, estando interiormente en camino hacia Él. Pero también a través de senderos muy concretos, en la Liturgia de la Iglesia, en el servicio al prójimo, en el que Cristo me espera.
Escuchemos de nuevo a Orígenes: “En efecto, ¿para qué te serviría que Cristo haya venido hecho carne una vez, si Él no llega hasta tu alma? Oremos para venga a nosotros cotidianamente y podamos decir: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí (Ga 2,20)” (In Lc 22,3).
Escuchemos de nuevo a Orígenes: “En efecto, ¿para qué te serviría que Cristo haya venido hecho carne una vez, si Él no llega hasta tu alma? Oremos para venga a nosotros cotidianamente y podamos decir: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí (Ga 2,20)” (In Lc 22,3).
No dejemos de seguir al Papa. Escuchemos las indicaciones que nos señala el camino hacia donde debemos dirigirnos, y sigamos la ruta marcada
Angel ST
9 comentarios
Siempre de rodillas se le entiende, el camino para estar con EL es estar frente al Sagrario, es la forma de recorrer nuestra parte del camino.
ResponderEliminarNo por casualidad el mundo nos propone algo distinto a lo que la Iglesia nos propone, asi dice mi curita, mi querido confesor y eso no se ha de olvidar, porque la vida de Cristo se ve tan aparentemente libre, tan "mejor" tan ancho el camino... pero tan frio, tan oscuro, y lleno de muerte que recapacitar es a lo que se nos llama no sólo ahora, sino todos los dias y para ese exclusivo fin fuer dedicada por Cristo, la Iglesia, con ese pobre señor anciano y agotado que la guía en la sucesión de San Pedro, y nosotros somos llamados a ser capaces de convertir nuestra vida en un tesimonio, que llama más la atención de un alma, y a si traerla al redil.
ResponderEliminarEsa "canción de hoy" es espectacular.
Es muy cierto y profundo lo que ahora usted nos trae a meditación. Caemos con facilidad, incluso los critianos, en no querer entender lo básico y clave de nuestra vida. Vivimos en mundo en donde los valores se tergiversan, y donde predomina, incluso, lo importante, sobre lo necesario.
ResponderEliminarOjalá que Dios nos aleje de tanta equivocación en este año que viene y que no caigamos en la trampa que continuamente cae el ser humano, en el no valorar adecuandamente lo necesario para su Vida, o mejor, al Necesario para su Vida.
Bendiciones
Qué claro habla nuestro Papa. No sólo denuncia la injusticia, sino que nos anima a acercarnos a la Verdad con mayúsculas. Dar a Dios prioridad en todo. Que ese sea nuestro motor para el próximo año!
ResponderEliminarTodo depende de lo que ocupe nuestro corazón. Claro, si en lo más profundo de nuestro ser priman otros intereses, serán esos intereses los que tengan las prioridades.
ResponderEliminarTodo depende del encuentro con JESÚS. Cuando se experimenta que la única Esperanza que colma toda mi felicidad es JESÚS, no hay lugar para otras cosas.
El hombre tiene necesidad de esperanzas, de cosas que le llenen satisfactoriamente, pero esas cosas,si son finitas, caducas, terminarán por empujarles a otras, y así sucesivamente...
Sólo la Esperanza que se baste por si misma le llenará plenamente, y en ella encontrará su plena felicidad. Encontrada y experimentada esta, nada podrá sustituirla.
Esa es la experiencia de los Santos y de todos aquellos dónde JESÚS ocupa el lugar central de sus vidas.
Mientras esto no ocurra, amigo Ángel, todos seguiremos a medias entre la duda de elegir esto o aquello.
Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS, y feliz año nuevo junto a tu familia y amigos.
Doy gracias a Dios por su Santidad Benedicto XVI. EL COMO VICARIO DE CRISTO EN LA TIERRA ES UNA GLORIA ENTRE LOS HOMBRES.
ResponderEliminarOjala todos los sectores de la IGLESIA SEPAN APRECIAR Y ABRIR LOS OJOS Y OIDOS A LAS PALABRAS DE NUESTRO PAPA.
SALUDOS NAVIDEÑOS A TODOS LOS AMIGOS DEL BLOG.
UN ABRAZO A LA FLIA DE ANGEL.
ADRI DESDE BS AS ARGENTINA
Un cordial saludo y nuestros mejores deseos desde Diosenmicalle!
ResponderEliminarTinta
Hola Angel!...que bueno que ya regrese y precisamente hoy que has escrito algo que me ha llegado directito al alma...lo estaba necesitando :( ahora, a poner manos a la obra!...a orar mas, a pensar mas en Dios ...a amarlo mas con hechos y no con palabras...y estoy segura que con esto, el proximo 2010 sera un gran anio!!! Un abrazo!!! Ale
ResponderEliminarÚltimamente no estoy inspirada para hacer comentariosa los post tan elevados que escribes. En la línea del que me has dejado, sólo se me ocurre decirte:
ResponderEliminar"Que Dios te lleve siempre en la palma de su mano". (Que no es poco)
Te invito a dejar tu opinión .Sepamos ofrecer lo mejor de nosotros. Bienvenida la crítica, acompañada siempre de la cortesía.