Santa Teresita en una Harley
«A Teresa no le rezo, porque la llevo siempre conmigo» nos dice Gérard Thénezay, sentado sobre una imponente moto Harley Davidson de 1340 centímetros cúbicos. Este «joven» de 63 años, originario de Maisons-Alfort (Francia) ha fundado los «motoristas teresianos», y como todos los años, él y los miembros de esta simpática «cofradía», no han faltado a su fiesta, el pasado primero de octubre, frente a la basílica de Lisieux.
Gégé, como es conocido entre todos, confiesa con cierto rubor, ser doble fan de una mujer y de una moto: Santa Teresa del Niño Jesús y su querida Harley Davidson. Sobre el parabrisas de su moto, luce el medallón de su santa preferida.
En una estación de servicio le preguntaban: «¡Qué hermosa! ¿Quién es?», «Mi hermanita pequeña» -respondía- «¡Felicidades!, ¿Cuántos años tiene?» A lo que este biker, con una sonrisa convencida que brota entre su tupida barba grisácea, añade: «Allá donde está no tiene edad. Ella es eternamente joven»
Razones no le faltan al bueno de Gégé, pues a la intercesión de esta pequeña santa se debe nada menos que su conversión: «Desde mi primera comunión, nada de nada. En plena oscuridad. Un amigo me aconsejó leer la Biblia, ¡yo que no leía nada!. Me sumergí en ella todos los días, durante meses. Fue muy duro. Hasta que llegué a san Pablo, y su himno de la caridad acabó por tumbarme por completo»
Y sigue diciendo: «Después me adentré a la vida de los santos: Padre Pío, Bernardete, etc. Pero cada vez que leía una cita o referencia de una tal Teresa, me sentía como atravesado por una flecha».
Refiriéndose en concreto a un parte de de «Historia de un alma» (La autobiografía de santa Teresa del Niño Jesús) Thénezay comenta emocionado: «Terminado de leer el prólogo -la agonía en la enfermería- , me pregunté de dónde venían estas gotas de mis ojos ¡Eran lágrimas!, ¡hacía cuarenta años que no lloraba!»
Quien perdió a su padre a la tierna edad de ocho años, reconoce haber encontrado el «amor de su vida», convencido que «Teresa me lleva a hacer las cosas por amor». Después vino el encuentro con un Hermano de San Juan (congregación francesa) con quien fue en moto a la Jornada Mundial de la Juventud, en París.
Al poco tiempo inició la fundación de los Motards thérésiens (Motoristas teresianos) con Guy Moreau en el 2003. Las actividades de esta pequeña y peculiar banda van desde peregrinaciones hasta viajes con jóvenes en dificultades, y conciertos ofrecidos para personas minusválidas de varias organizaciones, como la Fondation Anne-de-Gaulle.
«Los pequeños dan pequeños pasos» decía santa Teresita. Estos bikers, sobre sus reclinatorios plateados sobre dos ruedas, también toman pequeñas rutas, o mejor dicho, dos en concreto: «una mano dirigida hacia María, y la otra hacia Teresa»; hacia Lourdes o hacia Lisieux, donde este «jóven retirado», junto con sus compañeros, gusta de lijar y pintar de nuevo las rejas y las puertas de los Buissonnets, la casa donde vivió Teresa.
Ejemplos como el de Gérard Thénezay son de una ternura que conmueve a cualquiera, y que nos invitan a emprender el camino de la santidad con sencillez, con alegría, sin miedos, y dispuestos a regalar una sonrisa a quien está a nuestro lado.
(Dedicado a nuestros amigos del blog Motorromeros)
9 comentarios
Querido Ángel: No te puedo comentar la entrada.. te tengo abandonado tanto a tí como a todos los blogueros que sigo. El motivo te lo contaré cuando vuelva. Reza por mí. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarUn testimonio más de que la pequeña de Lisieux sigue conquistando corazones...
ResponderEliminarLos viejos moteros nunca mueren.. jajaja. Que gran tipo este Gégé.
ResponderEliminarYo cuando sea mayor, quiero ser igual que el, jajaja.
QUE BUEN TESTIMONIO, me empuja a pensar que la busqueda de la santidad, te proporciona una segunda juventud. Vamos que te da alaaaaass. JAJAJA.
Abrazos hermanito.
Me vendría bien una Harley, por mi cumple...para venderla que la cosa está achuchá :)
ResponderEliminarMe encanta que seas Escorpio, aquí entre nos te diré que somos los mejores del zodiaco :)
Yo es el 14, y solo llego a 56 no se si empezar ya a llorar, o irme a un viaje del Inserso.
Aunque el Inserso aún no me admite, para que luego me llamen racista o clasista a mi jeee jee
Un abrazo, y buen día :)
Me gusta mucho saber de estas conversiones, conocer cómo Dios ilumina los corazones y ¡que a Santa Teresitala la lleven en Harley! Gracias por traernos noticias así, esperanzadoras.
ResponderEliminarQué lindo testimonio Angel!!! Y más perteneciendo a esta pequeña gran santa tan querida por nosotros :-) que maravilla!! me dió mucha alegría saber de esta historia también pequeña, quién sabe... tal vez Dios tenga muchos ejemplos como éste diseminados por el mundo dando sus pequeños pasos para llenar de a poquito toda la tierra del mensaje divino.
ResponderEliminarGracias por contarlo! La entrada del amor del Padre estuvo lindísima, no puedo comentar siempre pero te sigo!!! Muchos saludos!
Teresita, la grande!! Es genial esto de Harley Davidson y Santa Teresita, a quien quiero tanto. En estos tiempos TODAS las iniciativas, para ser santo y ayudar a otros a ser mejores, son buenas...Recibe lluvias de rosas desde el cielo (de parte de la Pequena Teresita).
ResponderEliminarqué lindo, que Dios bendiga a esta banda de moteros! ir en moto, y con teresita, es ya pobrar un poco el Cielo! andar en moto es algo muy lindo, creo que tiene mucho de nuestros juegos de niños, será por eso tan atractivo...
ResponderEliminarUn abrazo Angel, siempre ando mirando por acá, a veces muy de pasada, es que mis días ultimamente duran menos!!!! y tengo cada vez más cosas para hacer, este tercer mundo no nos dá tregua! ya descansaremos
Ángel, fantástico testimonio. Montando en moto también se puede dar mucha gloria a Dios. Me has animado a volver a convocar a los motorromeros para hacer otre romería que tanto bien nos hace. Solemos salir los sábados, así que muchas de las avemarías iran por ti y por los blogueros que rezan. ¡Que gran iniciativa!
ResponderEliminarSi tienes datos de contacto de Gégé te agradecería que me los mandaras para poder conocernos. Un fuerte abrazo.
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