ELLAS, SIEMPRE ESTÁN
Sentí la necesidad de ir a la Iglesia y acercarme al sacramento de la Reconciliación, no porque tuviera la conciencia de estar en pecado, sino para seguir el consejo que muchos manuales de vida espiritual nos dan. "Cuando el alma se encuentra en momentos de oscuridad, de debilidad, o las tentaciones aumentan, es bueno acudir al confesor, donde el diablo se aleja y la luz vuelve a los corazones. Muchos santos aconsejaban acudir siempre que el alma se sintiera herida, incluso cuando la tristeza no nos deja avanzar" .
Es bueno saber y tener conciencia que la confesión es un encuentro hacia la Misericordia, es ir a buscar consuelo, ayuda, ternura y de forma particular el perdón. Ahí está nuestro Padre Dios dispuesto a darnos no solo su Misericordia, sino toda su ternura y ayuda. Con esta práctica evitamos caer , en lo que en alguna ocasión ,puede convertirse en una rutina y obligación, más que en un encuentro de amor.
Entré en a la sacristía a preguntar a por el sacerdote. “Hasta dentro de una hora no llegará”, fue la respuesta que me encontré. “Bueno le esperaré”. Me dirigí a la capilla del Santísimo ,y me topé con un grupo de mujeres en silencio, quedaba poco espacio en los asientos y vi que preparaban el rezo del Rosario, así que preferí cambiar de lugar. Me senté en la nave central, esperando tener un rato de oración. De pronto escuché a las mujeres en el inicio del Rosario. Al escuchar : “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, recibí una sacudida interior. Momentos antes ,había hecho un juicio interior sobre aquellas almas femeninas, pensando en ellas como “ las típicas beatas” y me sentí muy avergonzado. Yo estaba allí ,porque mi alma llevaba tiempo en oscuridad, incluso diría que en una pequeña tibieza, yo había ido motivado por una necesidad y en cambio ellas estaban presentes con su fidelidad diaria ,a rezar a nuestra Madre y adorar al Señor.
Que osadía y falta de caridad llamar a estas señoras beatas, porque están siempre en la Iglesia . Pensé que sin ellas, el Señor estaría a solas. Gracias a su constancia, había un rosario asegurado y unas vísperas y la asistencia en Misa.
¿Quién puede juzgar su interior? Estoy convencido, de que el amor es lo que les mueve a estar junto al Señor, en verano y en invierno, llueva o nieve. Siempre acuden la mayoría. Y yo, que muchas veces me pongo excusas para no ir a misa a diario, o me salto un rosario, o las preocupaciones materiales me hacen que pongan al Señor en segundo lugar, estaba allí ,y lo primero que se me pasó por la cabeza es etiquetarlas. Pues lo siento, lo lamento profundamente. Me sentí indigno de estar allí, y me di cuenta que sus numerosas avemarías, su mes de octubre, sus novenas, sus peticiones por el Papa, todo eso tenía fruto, todo eso alcanzaban, muchas intenciones encomendadas.
Así somos muchas veces. No paramos de criticar todo lo que se sale de nuestros cánones de vida interior ,y a veces nos sentimos con la sensación de que nuestra espiritualidad vale más. No nos detenemos en pensar, si nuestra forma de dirigirnos a Dios le es grata o no, si está cargada de vanidad o voluntarismo. Medimos la eficacia de las cosas según la forma y a veces el status de quien lo realiza. Mi actitud ¿no fue la del fariseo que proclamaba sus bondades ante Dios? Y sin embargo ,estaba allí con la necesidad del publicano, con la imperiosidad de recibir misericordia.
A medida que oía el avemaría y los cánticos, comprobé que aquella oración ,complacía a Nuestra Madre. Sentí que aquellas mujeres eran grandes, una vez más el orgullo masculino y la cobardía se hacía presente. Siempre las mujeres, siempre al lado de Jesús, siempre a los pies de la Cruz. ¿Beatas? Ja. Ya me gustaría a mí su fidelidad.
Tras la confesión la luz volvió, y un propósito nuevo me llevaba conmigo. Tirar otra de las etiquetas que todavía tengo colgadas en el prójimo. Pido al Señor ir arrancando, aunque sea una a una ,todas aquellas que aún no he logrado quitar. Doy las gracias a las mujeres que ese día encontré acompañando y alabando al Señor. Que Dios las bendiga.
Angel ST
Es bueno saber y tener conciencia que la confesión es un encuentro hacia la Misericordia, es ir a buscar consuelo, ayuda, ternura y de forma particular el perdón. Ahí está nuestro Padre Dios dispuesto a darnos no solo su Misericordia, sino toda su ternura y ayuda. Con esta práctica evitamos caer , en lo que en alguna ocasión ,puede convertirse en una rutina y obligación, más que en un encuentro de amor.
Entré en a la sacristía a preguntar a por el sacerdote. “Hasta dentro de una hora no llegará”, fue la respuesta que me encontré. “Bueno le esperaré”. Me dirigí a la capilla del Santísimo ,y me topé con un grupo de mujeres en silencio, quedaba poco espacio en los asientos y vi que preparaban el rezo del Rosario, así que preferí cambiar de lugar. Me senté en la nave central, esperando tener un rato de oración. De pronto escuché a las mujeres en el inicio del Rosario. Al escuchar : “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, recibí una sacudida interior. Momentos antes ,había hecho un juicio interior sobre aquellas almas femeninas, pensando en ellas como “ las típicas beatas” y me sentí muy avergonzado. Yo estaba allí ,porque mi alma llevaba tiempo en oscuridad, incluso diría que en una pequeña tibieza, yo había ido motivado por una necesidad y en cambio ellas estaban presentes con su fidelidad diaria ,a rezar a nuestra Madre y adorar al Señor.
Que osadía y falta de caridad llamar a estas señoras beatas, porque están siempre en la Iglesia . Pensé que sin ellas, el Señor estaría a solas. Gracias a su constancia, había un rosario asegurado y unas vísperas y la asistencia en Misa.
¿Quién puede juzgar su interior? Estoy convencido, de que el amor es lo que les mueve a estar junto al Señor, en verano y en invierno, llueva o nieve. Siempre acuden la mayoría. Y yo, que muchas veces me pongo excusas para no ir a misa a diario, o me salto un rosario, o las preocupaciones materiales me hacen que pongan al Señor en segundo lugar, estaba allí ,y lo primero que se me pasó por la cabeza es etiquetarlas. Pues lo siento, lo lamento profundamente. Me sentí indigno de estar allí, y me di cuenta que sus numerosas avemarías, su mes de octubre, sus novenas, sus peticiones por el Papa, todo eso tenía fruto, todo eso alcanzaban, muchas intenciones encomendadas.
Así somos muchas veces. No paramos de criticar todo lo que se sale de nuestros cánones de vida interior ,y a veces nos sentimos con la sensación de que nuestra espiritualidad vale más. No nos detenemos en pensar, si nuestra forma de dirigirnos a Dios le es grata o no, si está cargada de vanidad o voluntarismo. Medimos la eficacia de las cosas según la forma y a veces el status de quien lo realiza. Mi actitud ¿no fue la del fariseo que proclamaba sus bondades ante Dios? Y sin embargo ,estaba allí con la necesidad del publicano, con la imperiosidad de recibir misericordia.
A medida que oía el avemaría y los cánticos, comprobé que aquella oración ,complacía a Nuestra Madre. Sentí que aquellas mujeres eran grandes, una vez más el orgullo masculino y la cobardía se hacía presente. Siempre las mujeres, siempre al lado de Jesús, siempre a los pies de la Cruz. ¿Beatas? Ja. Ya me gustaría a mí su fidelidad.
Tras la confesión la luz volvió, y un propósito nuevo me llevaba conmigo. Tirar otra de las etiquetas que todavía tengo colgadas en el prójimo. Pido al Señor ir arrancando, aunque sea una a una ,todas aquellas que aún no he logrado quitar. Doy las gracias a las mujeres que ese día encontré acompañando y alabando al Señor. Que Dios las bendiga.
Angel ST
12 comentarios
Este texto, más que una entrada, es toda una meditación. Angel, ojalá los demás también seamos capaces de ver las pequeñas cosas que nos suceden con esa humildad, para poder acercarnos al Señor y seguir avanzando. Un abrazo.
ResponderEliminarEl camino es el idóneo y nunca mejor expresado: “Cuando el alma se encuentra en momentos de oscuridad, de debilidad, o las tentaciones aumentan, es bueno acudir al confesor, donde el diablo se aleja y la luz vuelve a los corazones”
ResponderEliminarEn cuanto al chismorreo y los sanbenitos, totalmente deacuerdo: “no juzgueis y no seréis juzgados”. ¡Que grande es el ejemplo que nos dan ellas con su constancia fidelísima!..., afortunadamente todavía hay muchas Martas todavía que nos sostienen con su terco empeño en servirle: “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.” -Lucas 10: 41-42. Recemos porque allá muchas más y tomemos ejemplo práctico de ellas. UN FUERTE ABRAZO.
Querido Angel: me ha gustado tu reflexión. Creo que el Señor a cada uno le llama por un camino concreto y es el que se debe seguir. Te contaré que hace años, al ver rezar a una de esas viejitas que parece se comen a los santos, me salió una petición que aún no he olvidado: "Señor, quisiera ser como esa beata que tanto te ama", ¿Ves? yo también la llamé beata. Creo que hay que revindicar ese apelativo, ¿No son beatos los que la Iglesia beatifica?
ResponderEliminarUn beso, Angel.
PD/ tu blog me tarda en abrirse, no sé si será cosa de mi ordenador.
Querido Ángel:
ResponderEliminar¡¡¡Me ha pasado tantas veces lo mismo!!! hasta que un día Jesús me hizo comprender que esaas mujeres, son sus mejores soldados, están curtidas bajo el sol de mil batallas y nada es capaz de alejarlas de Él.
Qué delicioso descubrimiento...
Ahora cuando coincido con algunas delante del Santísimo, le pido a María me enseñe a ser fiel como ellas.
Dios te bendiga.
Besos y gracias para la Guerrera por el precioso video sobre la GRACIA. Lo llevaré a la catequesis de mis chicos de confirmación (tengo 11). Pido oraciones para ellos.
Ángel, cómo entiendo lo que has escrito. Parece que en todas las Iglesias hay una pandilla como la que describes. Reconozco que más de una vez me he ido de una iglesia, buscando otra donde poder hacer oración con más intimidad. Luego lo piensas, y ves cómo está todo, y le das gracias a Dios, porque al menos hay una pandilla de beatas que se acuerdan de que Dios existe.
ResponderEliminarCada uno le da gloria a Dios como sabe o como puede.
Un abrazo,
Pilar.
Cuando nos encontremos cara a cara con Aquel que nos ama nos veremos rodeados de una infinidad de hermanos, que sin saberlo, han intervenido en nuestra vida con sus oraciones.
ResponderEliminarJamás critiquéis a nadie que esté en una Iglesia. Ni siquiera a la madre que no sabe hacer callar al niño o al maloliente y grosero pobre que pide en la puerta. Dios escucha los gritos de las piedras.
Un abrazo.
Saludos Angel que grande es la Misericordia de Dios, nos lleva a su Santa Presencia creemos que nosotros decidimos hoy ir a la misa, a la oracion etc y en verdad EL NOS LLEVA , NOS PREPARA ESO QUE NOS SACUDIRA, NOS DA LA LUZ QUE NUESTRA ALMA NECESITA.
ResponderEliminarCuanto AMOR DE NUESTRO AMADO DIOS.
UN Abrazo y adelante hermano
El Señor quiere que SEAMOS SANTOS
La santidad es imposible si no atravezamos la oscuridad, si no nos confrontamos con la miseria que guardamos en el interior, todo se hace LUZ EN EL.
Adriana desde Bs As Argentina
Sí que hay de estas mujeres (curioso que siempre son mujeres) en todas las parroquias. Hasta ahora al menos las han habido, pero ya son mayores y no veo yo que conforme avanzamos en generaciones vayan a seguir habiéndolas.
ResponderEliminarGracias Angel,de lo mejor que he leido ultimamente.
ResponderEliminarHola Angel! bueno, me pasa todo el tiempo, dentro de la iglesia , de nuestra comunidad, juzgando a diestra y siniestra... muy feo! Somos así,casi todos los que aun no estamos libres totalmente de este mundo, somos de terror como se dice por acá. Pero lo bueno es no justificarse, hilar fino! cada vez más fino, y Jesús nos ayuda en el trabajo diario, gracias a Dios que nos quiere para Él
ResponderEliminarQuerido Ángelillo, no sé si me equivoco, pero en algunos fragmentos de este post, vislumbro algo...
ResponderEliminarNo sé si me equivoco, pero por tu comentario de hoy en mi blog, me temo algo...
O al menos así lo he interpretado.
No sé si me equivoco, pero si es así... te pido disculpas de antemano.
Por eso, y adelantandome un poco a los posibles acontecimientos, hoy jueves, he escrito mi post de hoy, pensando en tí...
Te invito al mismo para darte todo el ánimo que necesites y para decirte que sea lo que sea, estamos juntos en la poderosa comunión de los santos de Dios.
Sé que tarde o temprano entrarás, pero... te dejo el enlace:
http://arcendo.blogspot.com/2009/11/silencio-elocuencia-divina.html
Un fuerte y fraternal abrazo.
Es una entrada con la que me identifico plenamente y te agradezco muchísimo, la verdad es que muchas veces me he sentido mal, un auténtico fariseo. Tendríamos que estar muy agradecidos a estas mujeres porque además se ocupan muchas veces de cuidar la limpieza de la Iglesia, haciendo un servicio para todos.
ResponderEliminarGracias ANgel.
Un abrazo
Te invito a dejar tu opinión .Sepamos ofrecer lo mejor de nosotros. Bienvenida la crítica, acompañada siempre de la cortesía.