Amor Paternal de Dios
La pasada noche me encontraba en cama leyendo, cuando apareció mi hijo pequeño y se metió conmigo, nos pusimos a charlar y a reír un buen rato. Sonó mi móvil y lo atendí. En ese intervalo de tiempo se quedó dormido cogido de mi mano. Mi esposa al ver tan tierna escena no quiso molestarlo y se quedó a pernoctar en el comedor.
Siempre me ha gustado la imagen de un niño durmiendo. La paz y tranquilidad que emana ,hace que experimente una sensación de alegría. Recordé que cuando mi hijo mayor era como él, siempre le decía ,” dáme la mano”. Leí en un libro una frase que me marcó. Coged a vuestros hijos de la mano cada ocasión en la que podáis hacerlo, porque llegará muy pronto el día en que ya no querrá ir asido a ella. Y he descubierto que esas palabras se cumplen. Cuando se lo comentaba al mayor ,me decía :”no es verdad papá siempre te cogeré de la mano” ha pasado con todos. Los mimos, las caricias , los besos y abrazos que se dan a los peques , pronto son vetados por los que se hacen mayores.
En su crecimiento ,tenemos el consuelo de sus palabras y sus gestos de amor filial que la mayoría de hijos tienen con sus padres. Pero el papel protector y de protegido ,que se entabla en la infancia, se esfuma sin darse cuenta. Por eso anoche aproveché la ocasión, y me quedé contemplando a mi hijo durante muchísimo tiempo. Lo cogí fuertemente de la mano. Le daba besos, le acariciaba y pensaba que en unos años se acabaría. Mirándole pensé en los niños abortados que nunca experimentarán ni una sola muestra de cariño. En los niños hambrientos, donde sus madres no tienen fuerzas para cogerlos.En los niños que sufren violencia, donde el único contacto que reciben es para hacerles daño.En los abandonados.¿Quién los mimará?. Sentí una necesidad imperiosa de agradecer a Dios el privilegio que nos otorgaba. Nosotros si podíamos dar y recibir.
No lograba conciliar el sueño ante estos pensamientos. Experimentaba que el presente que vivía ,era una llamada del Señor a luchar y enseñar a mis hijos a implicarse, para que este mundo todos los niños, puedan vivir el amor que les corresponde. Queda mucho por hacer, por transformar. Muchos corazones de piedra que hay que romper. Los niños sufrientes de hoy son las víctimas del odio , del egoísmo, de las ambiciones sin escrúpulo que reinan en muchos poderosos. Ayer, decía en un foro que en el cielo encontraremos mucha alegría, es el único lugar donde oiremos sus risas. Y lo que más habrá serán niños. Todos aquellos que sus madres y los que las presionaron han matado.
Otra lección pude sacar de mi contemplación paternal. Sólo siendo niños podemos estar cogidos de la mano de Dios. Los santos lo descubrieron. Nos hablan a menudo de hacernos pequeños, de ser simples y sencillos.Si no somos como niños nacerá en nosotros el orgullo, la soberbia, el resentimiento y tal vez los complejos de superioridad, y seremos víctimas y marionetas del sistema del "poder más" y del "ser más" que los otros. Jesús mismo nos lo dijo: “Si no os hacéis como niños no entraréis en el Reino de los Cielos”. Aprovechad cada momento que podáis para coger la mano a vuestros hijos, para abrazarlos, para acariciarlos. Notareis al instante un pequeñísimo retazo del amor de Padre que Dios tiene para cada uno de nosotros
Angel ST
Siempre me ha gustado la imagen de un niño durmiendo. La paz y tranquilidad que emana ,hace que experimente una sensación de alegría. Recordé que cuando mi hijo mayor era como él, siempre le decía ,” dáme la mano”. Leí en un libro una frase que me marcó. Coged a vuestros hijos de la mano cada ocasión en la que podáis hacerlo, porque llegará muy pronto el día en que ya no querrá ir asido a ella. Y he descubierto que esas palabras se cumplen. Cuando se lo comentaba al mayor ,me decía :”no es verdad papá siempre te cogeré de la mano” ha pasado con todos. Los mimos, las caricias , los besos y abrazos que se dan a los peques , pronto son vetados por los que se hacen mayores.
En su crecimiento ,tenemos el consuelo de sus palabras y sus gestos de amor filial que la mayoría de hijos tienen con sus padres. Pero el papel protector y de protegido ,que se entabla en la infancia, se esfuma sin darse cuenta. Por eso anoche aproveché la ocasión, y me quedé contemplando a mi hijo durante muchísimo tiempo. Lo cogí fuertemente de la mano. Le daba besos, le acariciaba y pensaba que en unos años se acabaría. Mirándole pensé en los niños abortados que nunca experimentarán ni una sola muestra de cariño. En los niños hambrientos, donde sus madres no tienen fuerzas para cogerlos.En los niños que sufren violencia, donde el único contacto que reciben es para hacerles daño.En los abandonados.¿Quién los mimará?. Sentí una necesidad imperiosa de agradecer a Dios el privilegio que nos otorgaba. Nosotros si podíamos dar y recibir.
No lograba conciliar el sueño ante estos pensamientos. Experimentaba que el presente que vivía ,era una llamada del Señor a luchar y enseñar a mis hijos a implicarse, para que este mundo todos los niños, puedan vivir el amor que les corresponde. Queda mucho por hacer, por transformar. Muchos corazones de piedra que hay que romper. Los niños sufrientes de hoy son las víctimas del odio , del egoísmo, de las ambiciones sin escrúpulo que reinan en muchos poderosos. Ayer, decía en un foro que en el cielo encontraremos mucha alegría, es el único lugar donde oiremos sus risas. Y lo que más habrá serán niños. Todos aquellos que sus madres y los que las presionaron han matado.
Otra lección pude sacar de mi contemplación paternal. Sólo siendo niños podemos estar cogidos de la mano de Dios. Los santos lo descubrieron. Nos hablan a menudo de hacernos pequeños, de ser simples y sencillos.Si no somos como niños nacerá en nosotros el orgullo, la soberbia, el resentimiento y tal vez los complejos de superioridad, y seremos víctimas y marionetas del sistema del "poder más" y del "ser más" que los otros. Jesús mismo nos lo dijo: “Si no os hacéis como niños no entraréis en el Reino de los Cielos”. Aprovechad cada momento que podáis para coger la mano a vuestros hijos, para abrazarlos, para acariciarlos. Notareis al instante un pequeñísimo retazo del amor de Padre que Dios tiene para cada uno de nosotros
Angel ST
11 comentarios
Conozco a un padre que tiene un hijo discapacitado al que lleva muy a menudo en brazos, porque le gusta que pueda verlo todo desde una altura ‘normal’, no sólo desde una silla. Él dice de sí mismo que es un desastre, que está lleno de dudas, que no sabe como afrontar los problemas, y yo pienso, si este padre lleva a su hijo en brazos, no porque sea fuerte, valiente, esforzado (yo creo que sí lo es, pero en fin…) sino porque es su hijo y lo ama, qué no hará nuestro padre Dios con nosotros cuando estamos necesitados!!
ResponderEliminarA medida que leía tu estupenda reflexión pensaba que por eso teniamos que ser como niños. Tu al final terminas en esa conclusión y lo expresas tremendamente bien.
ResponderEliminarAñadiría lo que experimento y es que nacemos hijos y nos, por voluntad propia, excluimos de ese privilegio en la medida que cambiamos ese don de ser hijo por las cosas que el mundo nos ofrece.
Mientras somos hijos, niños, vamos cogido de la mano del PADRE, pero al crecer nos endiosamos y rompemos voluntariamente nuestra relación de hijo. Y así nos perdemos. Por eso, ¡qué claro está! Tenemos, como tú dices, que permanecer cogidos de la Mano del PADRE.
Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.
simplemente real y por lo tanto hermoso, la pena es que lo supeficial esta desplazando a lo real,
ResponderEliminarun abrazo
Precioso Angel. Yo también me paso las horas abrazada a mi niño, es verdad que tenemos que agradecer mucho el don de la paternidad/maternidad, porque nos hace ver lo infinito del amor de Dios.
ResponderEliminarUn beso cielo.
Uno de los momentos más felices en mi vida fue cuando el hijo de unos amigos de mis padres, tras haberse mostrado muy tímido pues tenía tres añitos, tras un largo rato, se acercó me cogió de la mano y me dijo "vamos a jugar". Me hizo sentir, era yo un adolescente, un hombre, una persona. En sus ojos se mostraba toda la confianza de una persona en otra. Me demostró que debajo de todo late el ser humano.
ResponderEliminarGracias por esta entrada. Un abrazo.
Hola Angel,de esta manera tus hijos serán a la vez el fruto del amor y del esmero.El ambiente moral y cristiano nacerá de la clase de amor que exista,de la paz que se logre,de la buena voluntad de cada uno.
ResponderEliminarJesús decía: "Porque por los frutos se conoce el árbol".
Recibe un cordial abrazo.
Gracias. El Amor de Dios es tan grande. Cuanto debemos aprender.
ResponderEliminarun abrazo desde Buenos Aires capital Argentina
adri
¡¡¡Felíz día del Abrazo en Familia!!! Para todas esas personas
ResponderEliminarque ocupan un lugar muy especial
en mi corazón. ¡¡¡Mi gran familia bloggera!!! Disfruta este día en familia y recuerda la importancia de ser Familia Misionera ejemplo de la
Familia de Nazaret. Bendiciones infinitas y un abrazo enorme.
Angel, estoy muy de acuerdo contigo. Hay momentos inolvidables que jamàs volveràn, sobre todo cuando los niños van creciendo.
ResponderEliminarYo no soy madre, pero entiendo muy bien lo que significa acariciar a un niño y entregarle mucho amor,lo vivì por varios años muy de cerca.
Ellos son pura luz y alegrìa; inocencia y tambièn enseñanza.
Hay tantos que no tienen una mano que coger y vagan solos y con hambre dìa a dìa, por Dios que terrible verdad.
Aprovecha muy bien a tus hijos inculcàndoles siempre que no hay diferencias entre las personas y que se puede dar amor a raudales.
Un gran abrazo Angel y que tengas un inicio de semana feliz junto a nuestros Santos Padres.
Agualuna-Sussy
Como podría perderme un post tan EMOCIONANTEEEE. Me he quedao sin palabras, solo quiero darte las gracias por el y pedirle a San José que me muestre el mejor camino.
ResponderEliminarABRAZOS TRIPLES.
¡Qué maravilla Ángel!. Siempre eché de menos una habitación llena de colchones donde los pequeños cupiesen todos cuando tuvieran miedo o necesidad de mimos.
ResponderEliminarLos mimos de los mayores son ahora coger a su padre por el cuello y simular que lo ahogan mientras yo digo: ¡cuidado que me lo ahogais de verdad!. Dentro de poco nos cogerán otra vez de la mano pero para guiarnos.
besos
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