La nómina del eurodiputado
Los eurodiputados españoles que resulten elegidos cobrarán 7.665 euros brutos mensuales, una cantidad que duplica la que percibían sus antecesores. A ello hay que añadir las dietas.
Cada eurodiputado que asiste a una sesión plenaria cobrará entre 250 y 300 euros por día. Como cada año hay unos 12 plenos, la cantidad percibida puede superar los 5 mil euros al mes en dietas.
Existen además otras dietas en concepto de gastos mensuales de oficina, que ascienden a 4 mil euros, y 17 mil euros para asistentes y personal.
A todo ello hay que sumar los 4 mil euros que los eurodiputados perciben en concepto de otros viajes efectuados en el ámbito de su labor parlamentaria. Para tratarse de un cementerio de elefantes, Estrasburgo es el mejor destino político del mundo.
Al margen de la retribución mensual al eurodiputado, el Estado también paga a los partidos. Sin contar las subvenciones habituales que estos reciben, ni las cantidades procedentes de los impuestos del contribuyente que perciben en cada elección nacional, por cada escaño para las elecciones europeas el Estado abona 32.202,22 euros y además 1,07 céntimos por cada voto.
Para cubrir los gastos de propaganda electoral mal llamada "gratuita", el Estado destina además otras cantidades de dinero al margen de las arriba mencionadas.
15 céntimos de los impuestos ciudadanos reciben las candidaturas que obtengan un respaldo mínimo del 15 por ciento de los votos.
Pero el resto de formaciones no han de preocuparse. Cuando se trata del dinero de los ciudadanos, ¡siempre toca!
A los partidos que solo lleguen al porcentaje del 6 por ciento, el Estado les entregará 11 céntimos por elector.
Si alcanzan el 3 por ciento de los votos recibirán 3 céntimos por papeleta.
Y si se quedan en el 1 por ciento, 2 céntimos por voto.
El parlamento europeo intenta disimular en su propaganda (a la que en su web denomina "información") que no quiere revelar lo que cuestan estas elecciones. Para ello se limita a ofrecer la cifra global que la institución invierte, y luego la prorratea:
"La campaña para las elecciones del Parlamento Europeo, con presencia en 23 países y traducida a más de 23 idiomas, ha costado en torno a dieciocho millones de euros, unos cinco céntimos de euro por votante. Los fondos proceden del presupuesto de la Eurocámara correspondiente a los ejercicios 2008 y 2009."
El parlamento europeo se cuida de ocultar que sus fondos también proceden de los ciudadanos, que de este modo pagan dos veces este proceso electoral, la primera en su país, la segunda en la Unión. El parlamento renuncia con cinismo a desvelar las cifras nacionales, que no conoce porque cuida mucho de preguntar semejante indiscreción a sus socios mantenedores:
"Resulta complicado establecer el presupuesto para la campaña en cada uno de los Estados miembros. En cualquier caso, se ha realizado un esfuerzo especial en aquellos países en los que la participación fue más baja durante las elecciones anteriores (celebradas en 2004), así como el aquellos en los que los sondeos apuntan una mayor abstención."
En España, los gastos en transporte, incluidos los aviones, no reciben una subvención directa desde los presupuestos generales del Estado, O al menos no en todos los casos.
El límite máximo que los partidos pueden gastar en estas elecciones en propaganda, según una ley que pocos creen que se cumpla, llega a los 6,78 millones de euros, que también proceden de los impuestos que pagan los ciudadanos. O al menos una parte de ellos.
Cada eurodiputado que asiste a una sesión plenaria cobrará entre 250 y 300 euros por día. Como cada año hay unos 12 plenos, la cantidad percibida puede superar los 5 mil euros al mes en dietas.
Existen además otras dietas en concepto de gastos mensuales de oficina, que ascienden a 4 mil euros, y 17 mil euros para asistentes y personal.
A todo ello hay que sumar los 4 mil euros que los eurodiputados perciben en concepto de otros viajes efectuados en el ámbito de su labor parlamentaria. Para tratarse de un cementerio de elefantes, Estrasburgo es el mejor destino político del mundo.
Al margen de la retribución mensual al eurodiputado, el Estado también paga a los partidos. Sin contar las subvenciones habituales que estos reciben, ni las cantidades procedentes de los impuestos del contribuyente que perciben en cada elección nacional, por cada escaño para las elecciones europeas el Estado abona 32.202,22 euros y además 1,07 céntimos por cada voto.
Para cubrir los gastos de propaganda electoral mal llamada "gratuita", el Estado destina además otras cantidades de dinero al margen de las arriba mencionadas.
15 céntimos de los impuestos ciudadanos reciben las candidaturas que obtengan un respaldo mínimo del 15 por ciento de los votos.
Pero el resto de formaciones no han de preocuparse. Cuando se trata del dinero de los ciudadanos, ¡siempre toca!
A los partidos que solo lleguen al porcentaje del 6 por ciento, el Estado les entregará 11 céntimos por elector.
Si alcanzan el 3 por ciento de los votos recibirán 3 céntimos por papeleta.
Y si se quedan en el 1 por ciento, 2 céntimos por voto.
El parlamento europeo intenta disimular en su propaganda (a la que en su web denomina "información") que no quiere revelar lo que cuestan estas elecciones. Para ello se limita a ofrecer la cifra global que la institución invierte, y luego la prorratea:
"La campaña para las elecciones del Parlamento Europeo, con presencia en 23 países y traducida a más de 23 idiomas, ha costado en torno a dieciocho millones de euros, unos cinco céntimos de euro por votante. Los fondos proceden del presupuesto de la Eurocámara correspondiente a los ejercicios 2008 y 2009."
El parlamento europeo se cuida de ocultar que sus fondos también proceden de los ciudadanos, que de este modo pagan dos veces este proceso electoral, la primera en su país, la segunda en la Unión. El parlamento renuncia con cinismo a desvelar las cifras nacionales, que no conoce porque cuida mucho de preguntar semejante indiscreción a sus socios mantenedores:
"Resulta complicado establecer el presupuesto para la campaña en cada uno de los Estados miembros. En cualquier caso, se ha realizado un esfuerzo especial en aquellos países en los que la participación fue más baja durante las elecciones anteriores (celebradas en 2004), así como el aquellos en los que los sondeos apuntan una mayor abstención."
En España, los gastos en transporte, incluidos los aviones, no reciben una subvención directa desde los presupuestos generales del Estado, O al menos no en todos los casos.
El límite máximo que los partidos pueden gastar en estas elecciones en propaganda, según una ley que pocos creen que se cumpla, llega a los 6,78 millones de euros, que también proceden de los impuestos que pagan los ciudadanos. O al menos una parte de ellos.
Redacción Hazte Oir
Añado: ¿Qué pensarán los parados de todo esto?
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