ENTRE MIS MANOS
Casa San Giuseppe en Via Castel di Leva, 5 de la tarde, suena el teléfono, una llamada del Vaticano, de parte de Mn. Stanislaw Dziwisz (hoy Cardenal) secretario de Juan Pablo II, invitan a 4 estudiantes a participar de acólitos ,en la misa de clausura del Sínodo de Obispos, que ha tenido lugar en el mes de octubre de 1987.Mensaje recibido: “A las 8 de la mañana tienen que estar en San Pedro”. Uno de los estudiantes de la casa, ya había participado, así que mi director espiritual me pregunta si me haría ilusión ir en su lugar. Ya podéis imaginar mi respuesta. Ya había visto a Juan Pablo II, pero esto era mucho más. Conocer el vaticano en otra dimensión y estar durante casi dos horas con el Papa. Poco dormí esa noche.
Día 30 octubre 1987. Nos levantamos temprano, desayunamos nerviosos y nos ponemos rumbo a San Pedro. Llegamos a las puertas donde están las oficinas y tiendas de la ciudad del Vaticano. Nos para un guardia suizo, comprueba nuestra identidad y nos indica donde debemos dirigirnos. En el coche más nervios que nunca. Entramos en los jardines vaticanos y vemos a otro guardia en la puerta de nuestro destino. Nos dice donde aparcar. Bajamos y nos hace entrar. Esa puerta, da paso al interior de la Basílica de San Pedro. Allí, un monseñor nos acompaña y nos hace vestirnos. Sotana y un roquete blanco. Hay otros 6 jóvenes del colegio español. En el pasillo ubicado en la basílica tapado con cortina, a lo largo del ala derecha está lleno de mesas, con las albas y casullas de todos los obispos que participarían en la Eucaristía. Unas religiosas estaban preparándolo. Había más de cien. Nunca había visto algo parecido. Mientras esperábamos, nos encontramos con el cardenal Angel Suquía, por entonces arzobispo de Madrid, fuimos a saludarlo, nos trató muy amablemente y nos habló de que hacía pocos días había sufrido un cólico nefrítico. En un momento apareció Monseñor Marini, el maestro de ceremonias de Juan Pablo II, nos llamó, saludó uno por uno a los 10 y empezó a elegir el papel que desempeñaríamos en la ceremonia. Al enterarse de que había dos hermanos y tal vez porque los dos éramos rubios y de la misma estatura , nos indicó con el dedo y dijo a mi hermano: “Tú llevaras la mitra del Santo Padre cuando se la quite y dirigiéndose a mí: “Tú llevarás el báculo cuando el Papa no lo lleve” Bueno, miré a mi hermano con mirada de complicidad que hizo que sonriéramos. A mí el corazón me iba a cien. Monseñor Marini tenía todo preparado, se notaba que era su trabajo, apenas dio más explicaciones, dijo que él nos iría indicando cuando ir o venir.
Segunda sorpresa: Nos llama a mi hermano y a mí y nos hace entrar en la sacristía donde el Papa se revestirá. Si laguna vez vais a La Basílica de San Pedro, cuando veáis a la Piedad de Miguel Ángel, a mano derecha hay una puerta. Esa es la sacristía. Solo la podréis observar detrás del cristal. Tuvimos el privilegio de poder tocar también esta magnífica obra de Miguel Ángel. La sacristía no era grande, Allí nos pusieron encima del roquete una especie de capa blanca con la que teníamos que coger la Mitra o el báculo. Esperamos unos 10 minutos y mi hermano y yo hablando de que íbamos a estar solos con el Papa .Ese momento es indescriptible . Oímos un murmullo y vimos a lo lejos la sotana blanca del Papa que se acercaba. Entró en la sacristía. Nos echó una sonrisa y nos dijo.” Buenos días españoles”, Monseñor Marini le dijo que éramos hermanos y nos tocó cariñosamente en la cabeza y nos preguntó de que parte de España veníamos. Inmediatamente se puso a revestirse, mientras lo hacía, iba preguntando al Ceremoniere algunos detalles de la liturgia. Yo estaba viviendo ese momento con una grande emoción. No paraba de mirarlo, de gozarme en ese instante que se me regalaba. Una vez vestido, empezó la procesión. Seguimos por el interior tapado con las cortinas, el Papa daba la bendición a las religiosas que habían preparado todo. Mi hermano y yo detrás de él.Unos instantes antes se encendieron todas las luces de la Basílica. Si alguna vez asistís a una ceremonia dentro de San Pedro, oiréis un gran Ohhh, cuando ésta se ilumina. Es algo precioso. Al entrar propiamente en el pasillo central de la Basílica, la gente empezó a aplaudir. Qué sensación ver los brazos alargados queriendo tocar al Papa.
Estaba próximo otro de los grandes momentos. Subía al hermoso altar situado debajo del baldaquino de Bernini. Tuve una visión de la Catedral impresionante y de una belleza no contemplada por mí anteriormente.
Cuando me tocaba, en varias ocasiones sostener el báculo del Papa, no dejo de mirarlo y lo primero que descubro es que está el escudo de Pablo VI con su nombre. Pensé.”Dios mió, era del primer Papa que yo conocí”. Aproveché la ocasión y sin importarme de si me veían o no, no paraba de besarlo.
Fueron varios los momentos en que se me entregaba. Para no alargar más, diré que la comunión también nos la dio el Papa. Al acabar la misa y volver a la sacristía. Nos hicieron a los diez jóvenes quedarnos en la puerta, diciéndonos que el Papa quería saludarnos. Así que salió con su sotana blanca y su capa Roja. “Queridos españoles,” volvió a decirnos con los brazos abiertos, nos dio las gracias, y empezó a saludar uno a uno. Cuando llegó a mí, no pude estar callado como los demás y empecé a darle las gracias por su ejemplo y por las enseñanzas que nos daba. Le dije que le quería, me apretó las manos que no le soltaba, en signo de gratitud. Nos dio una bendición que le pedí para mis padres. Y nos regaló un rosario a todos. Se despidió y siguió saludando a los obispos que estaban esperándole. Dos horas y media fue el tiempo que gocé de esta inolvidable experiencia. El regreso ya os podéis imaginar. Bla,bla,bla,.
No sé que nos aguarda en el cielo, pero debe ser algo muy grande, porque esta vivencia me hizo sentirme muy cerca de él. Desde entonces mi devoción por Juan Pablo II no ha fallado ni un día. Actualmente escribo al Cardenal Stanislaw (su secretario), fue muy benévolo en su respuesta, me mandó una foto suya fechada y unas estampas de Juan Pablo II con reliquia, deseando su pronta canonización. Para la comunión de Álvaro le envió un rosario. Podéis ver la carta que en su día puse en el blog. (ver aquí)
Como esto se alarga y no quiero tercera parte, seguiré contando cosas de las experiencias en Roma, en más ocasiones. A los tres años de este evento, volví con mi esposa, para enseñarle donde viví tantas maravillas. Agradezco a Dios todo el bien que me ha hecho. Laus Deo.
Angel ST
Folleto de la ceremonia |
Mi primer encuentro con él |
Al terminar la ceremonia junto a mi hermano |
Visita con mi esposa a la Casa San Giuseppe |
Mi esposa con mi hermano |
Rosario que me regaló Juan Pablo II |
22 comentarios
Hola Angel!!!, me sorprendí mucho, no esperaba una historia así, la verdad es que lo que nos cuentas es algo increíble...que afortunado fuiste! y que bien haces en compartirlo con nosotros porque podemos imaginar con tu descripción la grandeza y la emoción del momento.
ResponderEliminarSobre tu última refelxión del post, yo también pienso: "si esto tan especial, tan estremecedor, tan emocionante...si las lagrimas de emoción salen de mi nada más con ver al Papa ...bueno!...no quiero yo saber que va a pasar cuando veamos a Dios" Saludos!!!
Que esperiencia maravillosa, Angel. Lo creo que nunca lo vas a olvidar.
ResponderEliminarTodos los que han tenido la suerte de conocer mejor a Juan Pablo II, no pueden olvidar su belleza y bondad.
y ademas... se conoces via castel di leva... yo estoy en este lado de Roma, muy cerca, asì puedes imaginar donde vivo!!!!!
Un caro saludo, Angel. Hasta pronto!
Tras leer lo de ayer -siempre te leo aunque no comente- esperaba como agua de mayo que sorpresa nos iba a deparar tu entrada de hoy.
ResponderEliminarMe ha maravillado lo que has escrito y sobre todo, como lo has dicho. Has hecho con tu palabra que estuviese viviendo contigo ese maravilloso momento que tuviste con el Papa, que me sintiese nervioso junto a tí por la espera de Juan Pablo II. Que sintiese la cercanía del Papa que tú magistralmente has sabido transmitir. Como se dice en Sevilla, me he quedado arrumbao de emoción.
Sólo me falta saborear el almuerzo con vosotros en ese idílico jardín que nos enseñas.
Abrazo.
Ahora si que confirmo lo que antes te decía Guerrera, ¡tú lo que eres, es un PRIVILEGIADO!, que suerte amigo, que gran suerte.
ResponderEliminarGracias de nuevo por compartir esta maravillosísima experiencia con nosotros.
Y después me dices, que estuviste por cerrar el blog...¿y dejar de compartir con nosotros todo esto?...
Pá matarte, amigo, pá matarte..
Que nooooo, que tú aquí eres MAS QUE NECESARIO, que tu aquí eres fundamental, que tu aquí eres único e insustituible. ¿Quien si no iba a transmitirnos tantas cosas buenas, tanta fé, tanta alegría, tanta esperanza?
Ni se te ocurra dejarnos. NUNCAAA.
Un fuerte abrazo, favorecido divino.
Me has dejado babeando como Homer Simpson ante un buen donuts. Qué recuerdos tengo de cuando estuve en Roma con mis compañeros del Seminariao acolitando de forma clandestina en las beatificaciones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Angel.
ResponderEliminarNo sabes el gozo que me ha dado el leer está entrada,me he emocionado sobremanera; te mando un montaje que hice hace meses en hoomenaje a Juan Pablo II:http://www.youtube.com/watch?v=A6x4pj2tHPg
Te agradezco ´tus comentarios en mi casa y te mando el cartel y el montaje que preparado con la canción DAV para que lo difundas en esta tu casa, gracias:
cartel:
http://2.bp.blogspot.com/_4OhnEmHKZ_g/Sqt7AH3oR_I/AAAAAAAAADs/NHNMWipccBs/S660/prueba.jpg
cancion dav: http://www.youtube.com/watch?v=ynPHVsM_BGY
Bendiciones
FOTELIAS
OHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
ResponderEliminarNo sé qué decirte, me he quedado alucinada.
Bueno, a mí me pasa algo así y me da el ataque.
Por otro lado pienso: si Dios te ha dado tanto... te debe estar pidiendo mucho... así que vamos a tener que empezar a rezar el doble por ti.
¿Verdad Arcen, que es un mimado???
Y HALA!!!! QUÉ RUBIO PELIRROJOOOO EREEES jajajajaja qué guapo!!
como en la foto del perfil no te te ve me ha sorprendido mucho... pareces sueco o noruego o finlandés...
Y tu mujer qué linda, qué carita más dulce :)
Y tu hermano monísimo... super chulas las fotos.
Ahora que el que sale con un gesto para desmayarse es JPII, es que le veo y lloro. ¡¡QUE SUERTE!! se me cae la baba con él.
Millones de gracias por compartir todo esto, las fotos y todo. Me ha encantado.
MIMADO!!!
Muchos besos. A ti, a tu esposa y a tus niños.
Ángel: en verdad que eres un privilegiado. Opino lo que Guerrera:a mí me dan esa oportunidad y me da un soponcio, seguro que sí.
ResponderEliminarY yo estuve por ir a Roma a verle varias veces, pero a mi Antonio no lo convence mucho salir de España y al ver cómo has descrito tu experiencia me he sentido dichosa por tí y por todos los que te leemos, pues creo que todos nos alegramos como si hubiésemos estado allí. Y es que eres un gran contador de historias.
Y las fotos son preciosas (no te imaginaba tan pelirrojo jejeje).
Abrazos y bendiciones,
Maravillosa entrada, Angel. No puedo más que unirme a los anteriores comentarios de que eres un privilegiado, y no lo digo sin una cierta sana envidia, porque la experiencia por la que has pasado es capaz de remover cualquier persona hasta los cimientos. Yo estoy seguro que nadie pudo permanecer indiferente ante el Papa Juan Pablo II, desde el más sencillo y humilde niño hasta el dignatario más poderoso. Todavía recuerdo con admiración cuando se nos fue, el río de gracia que iluminó al mundo en esos días de su entierro, con millones de personas soportando de forma estoica para apenas verle un segundo.
ResponderEliminarEn fin.. lo que nos cuentas y cómo lo has contado tiene que ser para ti un regalo fundido a fuego en tu corazón.
Gracias por compartirlo.
Inefabile! Tante grazie per ci raccontare!
ResponderEliminarque recuerdos con sotana y roquete! como cuando yo estaba en la Escolanía... no lo he leído porque no tengo tiempo.... tengo que pasar los apuntes de la universidad y hacer la beca del ministerio....en fin me paso luego. uN Abrazo
ResponderEliminarNo sabes lo que ha sido para mí leer este post tuyo. ¡¡¡Qué envidia, qué envidia !!!!
ResponderEliminarMe he emocionado hasta las lágrimas con tu narración y cuando he visto la foto ha sido maravilloso.
¡Cómo hubiera deseado estar así de cerca de Juan Pablo ! Apenas lo ví cuando vino a mi ciudad en 1990. Y luego en la capital del país unos años después. Si esa experiencia para mí fué inolvidable, no quiero ni imginar lo que me hubiera sucedido de tenerlo tan cerca. Seguro me desmayo. Gracias por compartir tan grande experiencia.
Pero.... ¡como se te ocurre decir que esto se está alargando tío!!! Nos has dejado la miel en la boca.....!!!
ResponderEliminarPero lo cierto es que el relato es maravilloso. Realmente, me ha recordado mucho como antes dije, a mi etapa de Maestro de Ceremonias en la Escolanía de la Virgen de los Desamparados. En su día, yo hice lo mismo que tu hermano pero con la mitra de Monseñor Rouco Varela, cuando vino a presidir la Missa d'Infants. Tuve un lugar privilegiado. Nada comparable, ni mucho menos. La envidia, sana, me invade. Todo un honor. Recientemente con la llegada a la UCV, conocí al capellán de mi campus. Y me contó que el estuvo ofiando la misa del Papa aquí en Valencia, con Monseñor Marini, el pobre hombre, iba de cabeza... nos contó alguna anécdota.
En fin, espro que hayan más "partes". Después me dices que si te gusta lo que escriubo... pero es que tu no te cortas un pelo hijo...... Un abrazo muy fuerte
Soy un llorón de mucho cuidado, sin palabras, me he emocionado, como si lo hubiera vivido yo.
ResponderEliminarQué gran suerte, me alegro de que disfrutaras cada segundo. Vaya experiencia pasar todo ese tiempo ¡con un santo! y encima con foto para recordar ese momento en que te está mirando.
ResponderEliminarAngel me he quedado con la boca abierta de sorpresa, no sabia que habias estado ayudando a Juan Pablo II en Roma, que emotivo no.
ResponderEliminarYa te contare algun secretillo que tengo por ahí guardado, si puedes pasate por mi blog "Una parte de mí" y lee la entrada "La llave de mís sueños" y echa un vistazo a los comentarios, es que no quiero dar muchas explicaciones sobre lo que quise decir.
Un fuerte abrazo
Angel menudo regalazo te dio Dios!
ResponderEliminarParece como si oyera con su inconfundible voz de actor y su acento polaco:" buenos días españoles". Esbozo una gran sonrisa.
Yo también hubiera hecho como tus compañeros y probablemente me hubiera quedado callado de la emoción, por eso que te admiro al decirle cosas ciertas y bellas, a pesar de la emotividad del momento.
Grande Angelo, gracias por compartir estas bellas vivencias del Alma.
Caro Angelo, grazie per avermi segnalato questo post. Davvero emozionante la tua esperienza a Roma. Mi sono commossa e ho gioito.
ResponderEliminarSei un uomo 'baciato' dalla grazia!
Sono estremamente contenta di averti conosciuto. Sia lodato Gesù Cristo per le opere meravigliose che compie nelle nostre anime! Tuo fratello è ancora a Roma?
Un forte abbraccio anche alla tua famiglia
Grazie Martina. Mio fratello adesso è a Los Angeles (EE.UU)
ResponderEliminarSolo puedo decirte,que pocos son los elegidos y que tú estes entre ellos,no me sorprende.Eres especial y así te lo demuestra Dios.
ResponderEliminarEntrañables fotos Angelo.
Un cariñoso saludo.
Emocionada e Impresionada con tu testimonio!!!
ResponderEliminarEres como dijo de sí misma la Beata Madre Teresa de Calcuta..."Un lápiz en las manos de Dios y El es quien escribe" pues tú también, te dejas hacer por El, y se vale de ti para tocar muchos corazones, como el mio.
Gracias por ser tan generoso!!!
Preciosas y entrañables fotos
Impresionada y emocionada por tu testimonio!!!
ResponderEliminarEres, como decia de sí misma la Beata Madre Teresa de Calcuta... "Un lápiz en la manos de Dios y Él es quien escribe", te dejas hacer por El y se vale de ti para tocar muchos corazones. como el mio.
Eres muy generoso Angelo compartiendo tus experiencias y vivencias mas personales e intimas, pero al Señor nadie le gana en generosidad asi que seguro que recibirás el ciento por uno.
Un gran abrazo!!
Preciosas y entrañables fotos
Te invito a dejar tu opinión .Sepamos ofrecer lo mejor de nosotros. Bienvenida la crítica, acompañada siempre de la cortesía.